9. Enamorado

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Un suspiro escapa de sus labios, sin que él tenga las fuerzas para retenerlo. La ira burbujea en sus venas y ni siquiera sabe qué o quién es la verdadera causa de esta. Tras regresar del río junto a Benjicot y Alysanne, no ha podido pensar en otra cosa que no fuera lo que dijo su prima. Él ha admitido que Aeron es bonito delante de ella, y lo peor es que ni siquiera sabe como eso ha podido ocurrir en un primer lugar. Y se siente tan mal, tanto que ha de apoyarse en el arciano, y apretar sus ojos con fuerza, como si estuviera agonizando a causa de un insoportable dolor. Y en el torbellino de emociones, sólo es capaz de encontrar a un único culpable: Aeron.

Debió saberlo desde un inicio. Aeron Bracken es igual al resto de su familia, sigue siendo su enemigo desde hace milenios. Y pese a que su bonito rostro lo distrae de ese hecho, no lo hace olvidarlo, en absoluto. Quizás su belleza, tan similar a la de un cervatillo, es su forma de engatusar, de hacerlo perder la cabeza, incapaz de olvidarlo aunque sea por unos instantes. Aeron debe ser un brujo, quien ha usado sus encantos para persuadirlo de lo que realmente importa, le ha lanzado un vil hechizo, y él ha sido una ingenua víctima.

Alysanne camina tras él, sabe que de inmediato se acercará a él para tratar de conversar de lo sucedido, pese a que él ha repetido incontables veces que no quiere hablar sobre ello. Para su desgracia, su prima es insistente como nadie, y hará hasta lo imposible por sonsacarle algo de información.

—Oye, lo que dije era de broma, no pensaba que reaccionarías así.—Alysanne posa su mano en su hombro, delicada, buscando brindarle todo su apoyo en un simple gesto.

—No es gracioso.

—Davos, ¿qué pasó con tu sentido del humor?

—El hecho de que el enemigo me parezca atractivo no es humorístico, para nada.

—Oh... bueno, si te sirve de consuelo yo también lo encontré atractivo.
Es sobrino de Lord Bracken, ¿no? si fuera su heredero sería mucho mejor, podríamos unir ambas familias de una vez por todas.

Davos escucha atentamente las palabras de la muchacha, incrédulo por lo que está escuchando, y al mismo tiempo, una furia desconocida se instala en su pecho.—¿Estás insinuando un matrimonio con él?

—Puede...

—Alysanne, no estoy de humor para esas idioteces, puedes ahorrartelas.

—Qué aburrido.—Davos le dedica una mirada de soslayo, cargada de reproche.—Tan sólo busco levantarte el ánimo, puedes dejar de ser tan hostil conmigo. Entiendo que quieres al chico sólo para ti.

"Sólo para ti" "Tu Bracken" esas palabras deberían disgustarlo, provocarle náuseas, pero no lo hacen, en absoluto. Y eso es lo que más le desagrada de todo esto. Porque sabe que, sea lo que sea lo que le está pasando, está mal. Ese sentimiento tan dulce lo hace sentir terrible. No debería sentir algo siquiera similar, por nadie, tan sólo por su futura esposa. Y el hecho de que sea Aeron quien provoca todo esto es catastrófico.

Está enamorado de Aeron Bracken, y eso es sencillamente patético, impensable, algo que podría costarle la vida. Debe asegurarse que Alysanne no dirá una palabra a nadie, y que estos sentimientos serán borrados pronto.

Y para eso, ha de cortar con el problema de raíz.

[...]

Es capaz de notar la mirada de Aeron sobre él. Imagina el odio reflejado en sus iris, el reproche y todo lo que tiene por decirle. Y jamás una imagen le ha herido tanto como aquella. Trata con toda su fuerza de voluntad de mantener la vista sobre el maester, escuchar su voz tediosa, y por primera vez en semanas, darle toda su atención. No puede mirar a Aeron a los ojos, no sería capaz sin echarse a llorar, sin arrodillarse para suplicar su perdón y retractarse de todas las palabras que salieron de su boca.

Enredador | Davron Donde viven las historias. Descúbrelo ahora