8. Diferente

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El viento, frío y otoñal golpea directamente en su rostro, removiendo sus cabellos, escucha el rumor de los árboles y las voces de sus primos, pese a no estar prestando atención a nada en realidad. Inmerso en sus propios pensamientos, no mira al frente, incluso subido en una yegua de castaño pelaje, que pronto será suya, solamente para él. Sus primos se mantienen en ventaja, a unos metros por delante, sobre sus caballos. Ambos parlotean entre ellos, excluyendo a Aeron de su animada y aparentemente divertida conversación. De todos modos, el menor siquiera está escuchando, le sería imposible en estos instantes mantener el hilo. Continúa pensando en Davos, una y otra vez. Y no comprende el porqué, aunque no se siente realmente molesto por ello.

De un momento a otro, y sin que Aeron lo pueda augurar, la yegua frena en seco su acompasado galope, haciéndolo caer de su lomo en una estrepitosa caída, una que sus acompañantes encuentran sumamente divertida. Con sus ropajes
ensuciados por el barro, Aeron se levanta de mala gana, con un pronunciado ceño fruncido, buscando verse lo más amenazador posible. Sus primos continúan riendo, sin ayudarlo en absoluto. Y sólo puede maldecirlos en su mente, al mismo tiempo que ellos le dan unos golpes en la cabeza, a modo de reprimenda.

-¿Cómo has podido caerte?-pregunta entre carcajadas uno de ellos.-Eres muy torpe, Aeron.

-¡¿Qué?! ¡caerse de vez en cuando es normal, no hace gracia!

-Ningún Bracken se ha caído jamás de un caballo, nuestro propio lema lo dice, "montamos con honor".

Rueda los ojos, sabiendo lo que su primo está insinuando: que él no es un verdadero Bracken, que no posee lo necesario para ser considerado uno, y así, siendo un falso Bracken, no conseguirá nada. No será un caballero, quizás ni siquiera sea capaz de llegar a escudero. Continúan riendo, mientras él trata de disimular las lágrimas acumuladas en sus orbes. No es un llorón, por lo tanto no derramará ni una sola lágrima, mucho menos frente a ellos. Los odia, los odia con toda su alma, no le importa el linaje que los une. Todo lo que han hecho desde que llegó a este mundo fue mofarse de él, usarlo como su saco de boxeo personal.

Se han reído de él, y sabe que su amigo no lo haría. O quizás sí, no lo conoce lo suficiente. Elige creer que eso no ocurriría. Aeron jamás ha sido del índole de crear ilusiones con facilidad, pero es imposible no hacerlo para estas alturas. Está convencido, más que convencido, que su amistad con Davos es genuina. Admite que se ha comportado de lo más arisco, belicoso en cierto modo, mas está listo para dejar esa actitud que ciertamente no le pertenece de lado, y mostrarse como es en realidad. Elige creer que el Blackwood ha sido veraz con lo que asegura una y otra vez, y espera que su verdadera personalidad no sea un problema. Sabe que el verdadero Aeron es algo llorón, descrito incluso como insoportable, pero Davos ha insistido tanto en conocerlo de verdad... tan sólo espera que su amistad pueda continuar, que puedan llegar a un acuerdo entre familias, juntos. Aunque quizás eso es de ser muy optimista e incluso soñador, admite que suele serlo.

Tras maldecir en voz alta a ambos muchachos, Aeron toma a su yegua y sin más se marcha de allí, camino al establo. No le importa nada. Ellos dos son unos imbéciles, y no les dará el gusto de que lo vean llorar por sus crueles mofas. No lo permitirá, incluso si es visto como un idiota por su familia. Ingresa en el castillo, notando las miradas de todos los sirvientes sobre él, cuchicheando entre ellos. Sabe que ha de tener un aspecto espantoso, cubierto en barro.
Ordena que le preparen un baño y limpien sus ropajes, iracundo. Revuelve sus propios cabellos con furia al notar hojas secas enredadas en este, al igual que él, cautivo en esta familia, en Seto de Piedra, enredado por la labia de un Blackwood. Y todo eso lo pone de un pésimo humor. Siente que ha sido manipulado por todos a su alrededor, utilizado como una marioneta de trapo. Davos es el único que parece jamás haberlo hecho. O quizás sí, y no ha logrado percatarse aún.

Enredador | Davron Donde viven las historias. Descúbrelo ahora