Capítulo 8

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DAYANA'S POV

Faltaban 15 minutos para las 6 pm, hora en la que había quedado con Pucey en mi cuarto , por lo que decidí salir de la biblioteca donde había cogido varios libros para hacer el trabajo e ir yendo a la sala común. Pero primero hice una parada en el baño de chicas abandonado para revisar mi uniforme.

Dejé los libros encima del lavamanos y empecé a observarlo. Lo había cogido de dos tallas más pequeño ya que nunca me había gustado ir con él muy ancho. La falda me llega justo en el borde del culo y la camisa me quedaba apretada, trasparentándose mi sujetador negro de encaje. A pesar de que siempre había sido muy bella, la pubertad me había dado muy fuerte. Mis pecho habían crecido y ahora tenía dos pedazo de tetas, bien puestas en su sitio y con unos pezones hermosos y del tamaño justo.

No solo habían crecido mis pechos, sino mi culo y mis caderas también. Acompañado por una pequeña cintura. Mis labios carnosos y mis ojos le daban el toque a todo.

Mientras me estaba mirando en el espejo, oí un pequeño susurro en uno de los baños z Me acerqué a él y empujé un poco la puerta y lo que vi, me revolvió un poco el estómago.

-Dayana, yo...- dijo Alexander sorprendido.

Miré a la chica que tenía al lado, la cual tenía la camisa desabrochada y la falda subida, una ravenclaw de sexto curso. Ella salió corriendo de allí y yo me quedé mirando a Alexander mientras él se abrochaba los pantalones. Me di la vuelta y fui a coger mis cosas. Mi corazón palpitaba a mil por hora.

El me agarró del brazo- No me toques- le bramé- A partir de ahora tú y yo solo somos prometidos. Tu puedes estar con las chicas que quieras y yo también. No quiero hablar más contigo hasta que tengamos que volver a mi mansión.

Antes de que pudiese decir nada cogí mis cosas y salí corriendo.

Me sentía engañada, no porque estuviese enamorada de él, ni mucho menos. Ese matrimonio le costaría millones de galeones a mi familia y a la suya, y en el acuerdo la primera norma era la fidelidad. Supe en ese momento que para él yo solo era un matrimonio, un compromiso. Ni si quiera era su compañera de vida. Yo era una obligación. Sin embargo, si pensaba que iba a mantenerme dulce y puritana hasta el matrimonio la llevaba clara.

Llegué a la sala común y subí a mi habitación, donde ya me estaba esperando Pucey.

- Siento llegar tarde, tuve un problemita- le dije con mi mejor sonrisa.

-No te preocupes -me dijo el, mientras se le escapaba la mirada a mi escote.

-Vamos- le dije, y entramos en mi habitación. Posé los libros encima del enorme escritorio de madera y me gire a mirarle. Se había sentado en mi cama con los brazos hacia atrás y me
miraba el culo. Me reí levemente- He cogido varios libros de la biblioteca para que podamos hacer el trabajo.

El asintió con la cabeza.

Tres horas después, terminamos de hacer el trabajo, y entre el mar de libros plumas y todo yo me eché al suelo exhausta- dios, menos mal que lo hemos terminado- El me miró desde arriba.

Me levanté y me puse a mirarme al espejo, y de reojo podía verlo mirarme mientras se mordía el labio. Me gire y le puse una sonrisa pícara.

-Has cambiado Sayre- me dijo pasando su lengua por su labio de abajo.

-¿Si?¿En qué?- pregunté retándolo. El se levantó y se acercó a mi.

-Estás más madura, has crecido- me dijo cada vez más cerca- en todos los sentidos- me dijo susurrándome al oído y mirando mis pechos.

Yo me reí levemente y le miré a los ojos- tú también.

Y derrepente me agarró por la nuca y me plantó un besos en los labios. Nuestras lenguas se unieron en una guerra. Yo lo agarré por el cuello y dando un pequeño saltito me subí en el. El me agarró por el culo y sonteniendome nos llevó hasta la cama.

Empecé a quitarle la camisa frenéticamente, deseante de calor. Nos tumbó en la cama y empezó a bajar sus besos por mi cuello y mi escote, sacándome leves suspiros. Me quito la camiseta y me quedé en sujetador.

-Podría perderme en ellas- dijo con una voz ronca por la excitación.

Y yo, con un rápido movimiento me puse encima suya. Rozando mi intimidad con la suya, necesitada de roce. Le arranqué los últimos botones de la camisa que le quedaban sin desabrochar, arrancándole una pequeña risa. Y con otro rápido movimiento el volvió a ponerse encima. Sus dedos pasaron por el borde de mi pequeña tanga, y se metieron debajo de ella, revelando mi humedad creciente y mi centro palpitante, empezando a rozarlo. Mi cabeza se echó hacia atrás y de mi boca salieron pequeños y suaves gemidos, y como si de una petición se tratase, él metió un dedo dentro de mi sacándome un gemido más audible. Empezó a meterlo y sacarlo, ya cuando vio que estaba lo suficientemente excitaba me metió el segundo.

-Adrián, joder...-gemí con fuerza.

El respiraba fuerte y repartía besos por mi cuello. Como una bestia se levantó y me arrancó la falda, junto con mi ropa interior.

Al abrir los ojos de mi trance lo vi con su bóxer negro. Su polla estaba bien dura, lista para ser metida dentro de mi.

Se lo quito y se puso entre mis piernas, tentando la entrada con la punta.

-Estás tan mojada- dijo con la voz muy ronca.

-Mételo- le dije entre gemidos.

-¿el que?- dijo inocentemente.

-Fóllame joder- y derrepente sentí como la clavaba entera de una. Solté un gemido altísimo, raro me parece que no nos escuchara nadie, y empezó a moverse dentro de mi. Con dureza y rapidez. Lo escuchaba gruñir y eso me ponía aún más caliente.

-Joder estás tan apretada Sayre- me dijo entre estocadas.

-Sigue- le grité lo más fuerte que podía en ese momento. Sentía que mis piernas temblaban y mi mente se ponía en blanco. La barriga se me retorcía y sudor corría por nuestros cuerpos. Le atrapaba la espalda del placer que estaba sintiendo.

- Ponme a mí encima- le gemí al oído- y nada más lo hizo empecé a moverme como una fiera. Su cara era de auténtico placer. Derrepente sentí un golpe en el cachete de mi culo, un dolor mezclado con placer que me hizo gemir fuertemente.

Cuanto más me movía más me azotaba y yo más cachonda me ponía. Con otro rápido movimiento me puso en cuatro y empezó a darme estocadas mucho más fuertes. Lo sentía en la barriga. Yo chillaba cual actriz porno haciendo imposible que nadie nos escuchase.

-Me voy a venir- le dije entre gemidos. Y él aceleró sus estocadas. Cada vez más fuertes. No podía parar de gemir. Veía estrellas cuando cerraba los ojos, mis extremidades se tensaban y mis piernas temblaban y mi cuerpo empezó a tener espasmos. Él soltó unos últimos gruñidos fuertes y sentí un líquido caliente, haciendo que terminase por venirme, dando un último y gran gemidos.

Los dos caímos rendidos en mi cama con las respiraciones irregulares.

-Joder- dijo él mirándome y sonriendo.

-Joder- repetí yo haciendo lo mismo.

Pero las sonrisas duraron poco cuando de repente la puerta se abrió de par en par, haciendo que yo soltara un grito enorme.

-Pero que mierda- soltó Pucey.

𝑐𝑎𝑜𝑠   - a harry potter's world fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora