Musa || Billford

1

Se golpeó la frente contra la mesa, estaba estancado en la supuesta investigación de su vida. Luego de llegar al famoso Gravity Falls con su mejor amigo, parecía que el destino le sonreía. O al menos eso fue lo que creía porque ahora su paso al conocimiento se veía obstruido, de nuevo.

En plena construcción de su nuevo hogar en aquel pueblo sucedió la primera anomalía que había presenciado en su vida. El auto en el que había llegado al pueblo con Fiddleford, había sido destruido y llevado por una gigantesca criatura de madera con vida propia. ¿Que mierda? Sus ojos se abrieron como platos por aquello y sus lentes se deslizaron, descomodándose por la expresión de sorpresa. Acomodó sus gafas, esto debía ser compartido inmediatamente.

Sonrió con emoción y fue con Fiddleford, que descansaba frente a la construcción de aquella cabaña mientras tocaba su Banyo tranquilamente con los ojos cerrados, como si estuviera meditando pacíficamente.

— ¡Fiddleford! — Corrió a él y lo sacudió.

El rubio abrió sus ojos desconcertado y asustado por aquel susto propinado por su mejor amigo de cabello castaño.

— ¡¿Qué pasa?! ¡¿Estás bien?! — Su amigo dejó caer su Banyo alterado.

— ¡No! — Jaló de la camisa de su amigo que unos centímetros más pequeño que él y lo condujo hacia donde su auto se encontraba estacionado, no había nada.

— ¿Y el auto? ¡Lo estacioné justo aquí! — El rubio lo miró con desconcierto.

— ¡Eso es exactamente lo que te quería decir! Una criatura se llevó el auto.

Fiddleford enarcó una ceja sin creer aquello dicho por su mejor amigo.

— ¿Ford, seguro que no inhalaste algo de extraña procedencia? Te dije que no les hagas caso a esos hippies de la facultad de farmacología antes de irnos... — Fiddleford lo veía incrédulo.

— ¿Qué? ¡No! — Ford lo fulminó con la mirada — ¡Te digo que una cosa gigante, como un arbol humanoide se lo llevó!

Su amigo lo miró con duda.

— ¿Estás seguro? 

— ¡Sí! ¡Yo sabía que aquí encontraríamos un montón de anomalías!

— Espera... ¿No vinimos a estudiar la geografía de este pueblo? — El chico delgado ladeó la cabeza, con el ceño fruncido.

— Ups...

Ese fue solo el inicio de todo lo extraño que le ocurriría a Ford.

Por ende, decidió escribir diarios, detallando sus experiencias y descubrimientos, en aquellos diarios plasmaba todo lo que encontraba, todas las criaturas que veía y atrapaba. Al fin parecía que sus investigaciones estaban teniendo frutos. Pero... ¿por qué todas estas cosas extrañas ocurrían?

Su investigación se vio frustrada ante ello, aunque tenía miles de cosas extrañas ya catalogadas en los diarios aún no podía explicar el por qué de todo aquello extraño.

Eso se acabaría hoy mismo.

Con una lámpara a gas, sus diarios y un bolígrafo emprendió su viaje por el bosque de aquel pueblo para hallar las respuestas.

Creyó que todo aquello era en vano por un momento, hasta que en alguna de las cuevas que estaba explorando encontró unos extraños escritos en los que la principal figura era una especie de triángulo escaleno con un solo ojo, corbatín y un sombrero de copa. Supuestamente este extraño "ser" le brindaría todas las respuestas que necesitaba.

No perdía nada intentando invocarlo en realidad, así que, con 99% de fé y 1% de probabilidad que funcionase, invocó aquel ente triangular. 

(...)

Sí, era un imbécil por creer esos escritos que probablemente pudieron haber sido grafitis hechos por adolescentes para molestar a la gente, no había funcionado y se frustraba por saber que no había servido de nada aquello. Esa misma tarde después de haber leído lo que estaba plasmado en aquella cueva, se encontraba aún en el bosque; aunque había leído una y otra vez aquellas advertencias que decían "No leer" resaltado y casi cubriendo toda la pared de aquel lugar, no hizo caso y ahora mismo había como un idiota por creer en tontos conjuros que no tenían una prueba científica de que eran verídicos.

Reflexionaba a la sombre de un árbol con uno de sus diarios en mano, no supo cuando cayó en los brazos de Morfeo porque ahora todo parecía ser un sueño, se encontraba en una de especie de espacio, caminó por aquel extraño lugar; muchas cosas estaban flotando a su al rededor, sus diarios, lapiceros, vio unos pergaminos, los examinó. Si es que era un sueño... ¿por qué se sentía tan real?

— ¡Hola cerebrito! — Una voz se escuchó a su detrás.

Volteó rápidamente y miró aquella figura, era la que había sido representada en esos escritos, ahora se encontraba ahí, frente a él.

Aquel ser se presentó como Bill Cipher, le ofreció jugar ajedrez tridimensional y parecía que habían tenido un tipo de química entre ellos, como si se conocieran de años y como si tuvieran una especie de imanes entre ellos. 

Luego de un par de partidas Bill le propuso algo, un trato en el que los dos se encontrarían beneficiados. Bill tendría acceso a la mente de Ford cuando quisiera y dónde quisiera, en cambio, Bill lo ayudaría en su exhaustiva investigación para encontrar todas aquellas las respuestas que estaba buscando y necesitaba en su trabajo. Era un trato equitativo en el que los dos saldrían ganando.

— Entonces, ¿qué dices, cerebrito? — El triangulo le extendió la mano, esperando una respuesta.

Standford pensó un momento, reflexionando sobre la posibles consecuencias que causaría aquello aunque pensó que no sería tan caótico en realidad, ¿qué podría hacer un triángulo amarillo que solo podría entrar a la mente de la gente pero no tenía forma física?

— Trato hecho — Le ofreció la mano, estrechándola con la de Bill.

Tal vez estaba cometiendo el peor error de su vida, o quizás había hecho el mejor trato de su corta existencia.

No lo sabría hasta que todo aquello que estaba haciendo con fines científicos tuviera resultados, solo en ese instante se permitiría reprenderse o felicitarse a sí mismo.

.

.

.

JAJAJA SI ME MAMÉ.

Dejé abandonadas 2 historias para hacer esto, si alguno d mis lectores está leyendo esto, doy besos gratis a cambio d perdón.

Ford no cayó, se tiró de jeta. 

Igualmente t entiendo Ford, yo tmb lo haría JAJAJAJ.

Besosss.

- Ally.