Fiddleford sacudía el biberón con leche de su bebé mientras este lo miraba atento en brazos. El chiquitín se removía inquieto en los brazos del rubio esperando su comida y moviendo su Gobblewonker de un lado a otro.
— ¿Ya tienes hambre, Tate? — El pequeñito solo balbuceó y movió sus bracitos de arriba para abajo.
El teléfono sonó y el rubio lo contestó, sosteniendo el teléfono contra su oreja mientras sus manos eran ocupadas por su hijo y el biberón aún en preparación de este. Entonces, Fidds volvió las cosas en dónde originalmente estaban y habló.
— ¿Sí? — Dijo Fiddleford, contestando.
Ford estaba en el otro lado de la línea. Fiddle agarró de nuevo el biberón comenzando a removerlo de nuevo.
— Fidds, necesito ayuda, urgente. ¡Ahora! — Su amigo el castaño se veía claramente desesperado.
— ¿Qué? ¿Qué paso? ¿Estás bien?— El rubio comenzó a preocuparse de sobre manera.
Hubo un silencio de unos segundos que se sintió malditamente eterno. La curiosidad carcomía la cabeza del rubio de lentes y el pequeño Tate solo trataba de alcanzar su biberón para comer porque estaba muy hambriento. De un momento a otro su biberón cayó al piso y el bebito castaño miró con tristeza su comida desparramada en el piso
— ¡¿QUÉ ESTÁS QUE?! — El rubio gritó inmediatamente luego de oír la noticia.
Tate miró con curiosidad a su mamá. Casi ríe cuando a su mamá casi se le salen los ojos de la sorpresa de haber escuchado algo que el bebé no entendió muy bien.
— Estoy corriendo a tu casa con Tate, dame unos 10.
El bebé miraba como Fiddleford se movía de un lado para otro, buscando cosas por el departamento en el que vivían los tres, su mamá, su papá y él.
Luego de unos minutos su mamá salió corriendo con él en brazos.
¿Qué estaba pasando?
(...)
Ford lloraba desconsoladamente en el hombro de su mejor amigo rubio. El bebé solo miraba todo y gateaba de vez en cuando moviéndose sobre la alfombra aún con su mirada puesta fijamente en su mamá y su tío.
— ¿Cuándo te enteraste? — Comenzó a hablar Fiddleford, sobando la espalda del castaño.
— Hoy en la mañana, no sé que hacer — Limpió sus lágrimas e intentó calmar sus nervios.
Sirvió pero no tanto porque aún seguía temblando.
— Tienes que decirle a Bill, Ford. No te quedes callado — El chico dio en beso en la coronilla de la cabeza de Ford, con intención de calmarlo.
— ¿Tú crees que lo tome bien? — El chico de lentes suspiró y cargó a Tate en sus brazos quién se veía bastante confundido por todo aquello que estaba pasando.
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Musa || Billford
FanfictionStanford nunca pensó en tener un demonio de otra dimensión como musa cuando llegó a Gravity Falls. Bill nunca pensó que sus planes para adueñarse de la tierra se verían truncados por un fenómeno de 6 dedos por el cual empezó a sentir amor. ----·...