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¡ADVERTENCIA ANTES DE LEER!

Queridos lectores, en este capítulo se narra sexo explícito y si es que estas situaciones o escenas te incomodan, te recomiendo saltarte este capítulo y continuar tu lectura en el siguiente capítulo o en todo caso, continuar hasta la nota que siempre dejo al final de los capítulos. Esto no afecta directamente a la trama, solo narra la noche de bodas de Ford y Bill.

¡Disfruta tu lectura!

Ford sabía bien que le esperaba aquella noche después de su casamiento y decir que no estaba nervioso era una mentira

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Ford sabía bien que le esperaba aquella noche después de su casamiento y decir que no estaba nervioso era una mentira.

Tampoco recordaba muy bien como terminó con el saco tirado en alguna parte de la habitación y su camisa de vestir literalmente rota desparramada por quién sabe dónde. Sentía los labios de Bill succionar y besar su cuello dejando chupetones y marcas rojizas que lo marcaban de su propiedad

Sus lentes también fueron a parar al piso ni bien entraron a aquella habitación.

Lo único que salía de su boca eran suaves gemidos y jadeos por la facilidad con la que Bill lo hacía temblar con solo unos toques, roces y besos. ¿Cómo carajo era tan experto si nunca tuvo sexo?

— Bill... — Suspiró el castaño, el aliento caliente del rubio chocó contra su mejilla, dónde el chico depositó un beso rápido y lo miró con lujuria.

Algún día de estos Bill lo iba a matar.

Su ahora esposo se separó abruptamente, Ford abrió los ojos confundido. El rubio se estaba desvistiendo en frente de él con rapidez, se veía muy desesperado por sentir de nuevo el toque de su esposo. Cuando se quitó los boxers casi que se desmaya, Bill era grande.

Muy grande.

Más aún fue su sorpresa cuando en vez de volver a besarlo, Bill lo empezó a desnudar a él también. Ford no era para nada pequeño, pero Bill... Excede el promedio. Literalmente.

— Bill, espera, d-déjame respirar — El castaño se recompuso, Bill lo dejó tranquilo por unos segundos y luego volvió a atacar sus labios, mordiéndolos y besándolos con tanto amor que debería ser ilegal.

El rubio parecía haberse quedado mudo, no decía nada y su actitud salvaje digna de un animal delataba su desesperación por que aquel acto impuro se consumara. Cuando los dos no tenían ninguna prenda impidiendo el toque de sus cuerpos, el rubio lo acostó violentamente contra el colchón, subiéndose encima y rozando su entrada contra el miembro de Ford.

El castaño suspiró de placer y cuando recién pudo regular su respiración, sintió la entrada de Bill contraerse contra su pene, oh mierda.

Los graves gruñidos de Bill se hicieron presentes y luego de unos eternos segundos de espera el rubio comenzó a saltar sobre su miembro. Al principio fue lento, con movimientos circulares que estimulaban al castaño, luego la velocidad y los sentones fueron más rápidos y fuertes.

Musa || BillfordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora