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Jeon Jungkook se encontraba frente al espejo, maldiciendo una y otra vez un sábado por la tarde.

No supo en qué momento le pareció buena idea acceder a la propuesta que le hizo el alfa de ser su compañía para un evento social del cual él no tenía ni la más mínima idea.

Pensándolo bien, ni siquiera sabía a qué se dedicaba ese alfa que tanto le gustaba y se reprendió mentalmente por su falta de curiosidad.

En ese momento se percató que sabía muy poco de la vida de Taehyung mientras él se había abierto como un libro para él. Quizá aún existían algunas cosas que no contaba en su totalidad, pero sí había hablado de cosas muy importantes para él.

Suspiró, alisando su saco blanco y miró su reflejo en el espejo.

Casi no se reconocía.

Había tenido que ir a su casa a buscar el atuendo que usaría para el evento porque en casa del alfa sólo tenía la ropa casual que usaba siempre. Esta vez necesitaba algo mucho más elaborado y pensó que aquel traje blanco que había comprado hace unos años atrás en el centro comercial por fin tendría un uso útil.

Se trataba de una camisa blanca con cuello alto que iba fajada dentro de unos pantalones de pinza que le quedaban ajustados a los muslos. El saco era igual de blanco que las otras prendas y la tela era lisa, suave ante el toque. Su cabello iba peinado perfectamente hacia un lado, mostrando su rostro el cual se había encargado de maquillar sutilmente, únicamente resaltando aquellas zonas de su rostro que él consideraba atractivas.

Los accesorios tampoco faltaron. Buscó en su cofre de prendas juegos de aretes y algunos anillos, todo en plateado.

Suspiró satisfecho antes su reflejo porque se veía y sentía bonito.

Jungkook no era una persona amante de las salidas, mucho menos si las salidas constaban de tener que vestirse así de formal. Había aceptado en un momento de debilidad.

Un momento que el alfa no le había pagado bien y por el cual seguía resentido. No se libraría fácilmente de algo que le debía, lo tenía muy claro.

Tomó las cosas que se llevaría al salón y finalmente salió de su habitación en busca del alfa. Aunque estuviera molesto, cumpliría con su palabra.

"Taehyung" lo llamó golpeando dos veces la puerta y apoyó su peso en una pierna mientras esperaba.

La casa estaba en completo silencio después de que su madre fuera a buscar a los niños por la mañana para llevarlos a la cafetería con ella.

Era muy raro para él no escuchar gritos o risas en todo el día.

"Tae- oh" el menor se quedó con la mano suspendida en el aire y la boca abierta cuando el pelinegro entró en su campo de visión luciendo como un Dios.

"Lo siento, no encontraba el collar. Ya estoy listo" dijo con rapidez, saliendo de su habitación porque estaba seguro que iban un poco fuera de hora.

Cuando avanzó por el pasillo y no escuchó pasos venir tras suyo, se dio la vuelta para encontrarse con el menor de pie, como una estatua.

"¿Jungkook?"

Fue en ese momento que se percató de lo hermoso que se veía el omega vistiendo completamente de blanco. Se veía tan puro, delicado, suave, sublime. Era verdaderamente un deleite para su ojos.

Él, por otra parte, había optado por un traje de color azul cielo y una camisa blanca. El cuello de su camisa estaba abierto exponiendo una parte de su cuello para darle un toque atrevido y hacer lucir aquel collar que se mató buscando. Su cabello oscuro estaba partido en medio dejando a la vista su frente, dándole un toque más adulto y varonil.

Delicate | TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora