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La mañana había llegado y con ella la exquisita calidez del sol que era brindada a los habitantes de la isla. Con la llegada del verano era más común ver a las personas usar ropa más holgada y cómoda, dejando atrás los grandes abrigos y las telas gruesas. A pesar de que las temperaturas no eran tan elevadas como lo serían en otros países, debían cuidarse por los cambios climáticos que habían ocurrido durante las últimas décadas.

Jungkook se había despertado temprano como de costumbre dejando al alfa acurrucado a una almohada que dejó en su lugar. Taehyung era bastante especial para dormir por lo que Jungkook siempre parecía estar capturado entre los brazos de un oso que no quería dejarlo escapar como si fuera una presa. Las veces que dormían juntos y el omega era el primero en despertar era un caos tratar de salir del agarre sin despertarlo.

El omega se dedicó a abrir las ventanas dejando entrar la luz del sol para que la casa estuviera bien iluminada. Le encantaba ver que a través de las ventanas, a unos cuantos metros, podía ver el hermoso mar azul que rodeaba la isla. Taehyung definitivamente había escogido bien la casa y él estaba muy curioso por salir a dar la vuelta. Pero esperaría a su alfa.

Anoche tuvo quizá la mejor que había tenido en semanas, y es que no podía mentir ante lo bien que se sentía luego de haber conversado con Taehyung de todo lo que había pasado. Entendía un poco más aquel sentimiento de culpabilidad que llegó a notar algunas veces cuando el tema de su ex esposa. También entendió aquellos supuestos rumores que Eunwoo llegó a mencionar, y no se equivocó cuando le dijo que Taehyung no lastimaría ni a una mosca. Su alfa era demasiado bueno para el mundo, tan puro que le dolía que la gente pensara cosas que no eran de él.

Jungkook se dio cuenta que ambos habían pasado por tantas cosas, que ahora, después de tantos años finalmente se tenían el uno al otro para sobrevivir ante cualquier obstáculo que el destino quisiera imponerles. Estaba más que listo para enfrentarse a todo junto a su alfa.

Esa mañana se encontraba tan feliz que incluso podía olerse a sí mismo por toda la casa. Por un momento pensó que se trataba de su celo pero aún faltaba para que este llegará, así que todo indicaba que era él simplemente siendo feliz. Fue eso lo que le dio ánimos de ponerse a preparar el desayuno para su alfa y para él.

Él adora cocinar, y más cuando cocina para las personas que ama.

Oh.

¿Lo amo? pensó dejando salir una risita traviesa mientras batía los huevos dentro de un envase. Sus sentimientos por Taehyung siempre eran como una incógnita, pero Jungkook sabía muy bien que lo quería demasiado. Tanto que se le hacía extraño como sus sentimientos evolucionaron tan rápido por el alfa, mas no se quejaba.

Mientras se disponía a cortar la verdura y preparar un poco de panza de cerdo, tarareaba algunas canciones que se le venían en la cabeza. Pensó que Taehyung fue muy inteligente en haber mandado a hacer la despensa para la casa y de esa manera no tendrían que salir de ahí. Jungkook tan sólo el día anterior se había tomado cuatro botellitas de leche de banana.

Taehyung sabía que él las amaba, y sólo por eso había pedido dos cajas de la famosa leche.

Una vez puso todo a cocinar, tomó su teléfono y colocó la lista de canciones que siempre colocaba. Comenzó a limpiar todo lo que había ensuciado, moviéndose al ritmo de la música hasta que sintió unos brazos apresarlo por la cintura y un beso en la nuca que lo hizo dar un respingo.

"¡Hyung!" se quejó Jungkook soltando la esponja con jabón. Un pequeño puchero se formó en sus labios y Taehyung sonrió dejando su mentón recargado en el hombro del pelinegro.

"No pude resistirme. Te ves muy lindo bailando y limpiando. Buenos días, mi ángel" susurró contra su oreja depositando un pequeño beso tras esta. "Hace mucho tiempo no me decías hyung. Me recuerda a cuando siempre decías Taehyung-ssi y finalmente comenzaste a llamarme hyung"

Delicate | TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora