Cuándo abrí los ojos me llevé el peor susto de mi vida. Felix estaba a mi lado en la cama y su rostro estaba demasiado cerca del mío mientras me miraba.
—Dios— llevé mi mano a mi pecho— Te he dicho que no hagas eso.
—Quería verte despertar teniendo dieciséis— continuó observándome y sonrió.
—Al fin tengo tu edad— era algo que me alegraba.
—Eso no significa que has madurado— entrecerré los ojos.
—Mira quién lo dice— sonrió de nuevo.
—Feliz cumpleaños, Binnie— mi corazón comenzó a latir con fuerza cómo usualmente lo hacía cada que él estaba cerca.
—Gracias— nos observamos unos minutos más hasta que mi celular comenzó a sonar.
Contesté y era mi padre. Me estaba invitando a pasar la tarde con ellos, al principio dudé pero después de unos segundos acepté. Después de todo mi madre estaría todo el día en su habitación.
Terminando la llamada bajé a la sala preparándome para desayunar. Tomé un tazón y lo llené de cereal, me acerque al refrigerador y justo antes de abrirlo Felix me detuvo.
—Antes de que lo abras— lucía nervioso— Cierra los ojos— lo observé con cautela pero al final obedecí. Siempre lo obedecía.
Cerré los ojos y abrí la nevera.
—Puedes abrirlos— lo hice, en una de las parrillas había un panque de chocolate con una vela encima junto a una nota que decía “Con todo mi corazón, para Binnie”.
—¿Cómo lo hiciste?— Sabía que él había sido y no era porque no confiara en qué mi madre no pudiera hacer algo así para mí. Sino porque Felix el único que me llamaba de esa forma.
—Obligué a tu madre en la madrugada— me sorprendí pero lo comprendí. Debido a que Felix no tenía cuerpo físico no podía tocar nada. Ni siquiera a mí.
—¿Entraste a sus sueños?— asintió— ¿No se asustó mucho?.
—Un poquito solamente— le sonreí, y tomé el pastelillo y lo puse sobre un plato. Me senté en la mesa y encendí la vela. Felix comenzó a cantar.
Su voz era el mejor regalo para mis oídos, me llenaba de alegría el que estuviera aquí. Algunas veces olvidaba que él había muerto hace ocho años, y me permitía imaginar cómo sería tener una vida juntos. Poder besarlo, acariciarlo y presumirles a todos que un chico cómo él me quería.
Cuándo Felix terminó de cantar me dijo que cerrará los ojos y pidiera un deseo. Lo hice y pedí lo que mi corazón tanto anhelaba. Al abrirlos noté su mirada curiosa.
—¿Qué pediste?— rodé los ojos y negué.
—Si te lo digo no se cumplirá— noté el puchero en sus labios y quise besarlo.
Reprimiendo cómo siempre esos deseos, traté de entretenerme en algo más. Finalmente las horas pasaron y fue momento de ir con mi padre. Durante todo el camino me mentalicé para lo que fuera que pasaría porque siempre que iba a esa casa de alguna manera terminaba mal. Quizás después de todo si debí haberme negado.
Pero cuándo llegué fue muy grande mi sorpresa al encontrar a toda la familia de la esposa de mi padre. También noté que había abundancia de comida e incluso un gran pastel. Sonreí internamente y me sentí extremadamente alegre de que mi padre hubiera preparado esto. Me senté y algunos me felicitaron. Entendí a los que no lo hicieron, de igual forma yo tampoco los conocía. Después de unos minutos, Sasha habló.
—El invitado especial de hoy está a punto de llegar, por favor recíbanlo bien— sus palabras me confundieron ¿Invitado especial?.
Tocaron la puerta y Sasha abrió. Un chico cómo de su edad entró con ella.
—Él es Danny, mi novio— escuché los gritos de felicidad de todos sus familiares— Siéntate, ya vamos a servir el pastel. Es de zanahoria, tu favorito— y entonces comprendí. Toda esta reunión no era por mí. Era por el novio de Sasha.
Volteé a ver a mi padre y el me miró de vuelta, se giró en dirección a su esposa.
—No me dijiste que harían esto— noté la pena en su tono de voz.
—Fue algo de último momento— me di cuenta que él era inocente en esta fechoría, pero aún así pudo hacer algo para defenderme. Sin embargo no lo hizo, solo bebió del contenido de su vaso y comenzó una plática con su cuñado.
Después de un rato no lo soporte más así que salí al patio y encontré al novio de Sasha con un cigarrillo en la mano.
—No deberías fumar, eres muy joven— de inmediato lo dejó caer al suelo y lo pisó.
—No le digas a tus padres— noté su voz nerviosa así que sonreí.
—No te preocupes, solo ten más cuidado— iba a decir algo más cuándo Sasha llegó a su lado y me miró con desagrado.
—Ni lo pienses, él no es un rarito cómo tú— noté su mirada de asco.
No respondí, tampoco me despedí de nadie. Solo me fui lamentando haber accedido y permitirles que se burlaran de mí.
Llegué a la esquina a punto de cruzar la calle cuando Felix apareció a mi lado.
—Binnie— noté su mirada con pena.
—No me mires así, no quiero que me tengan lastima— frunció el ceño.
—¿Crees que te tengo lástima?— noté que le dolió que dijera eso.
—No, es que… Ahg, maldición— tiré de mis cabellos y avancé.
Sentí que jalaron mi brazo hacia atrás y esto hizo que cayera. Escuché el claxon de un auto y me dí cuenta que estuve a punto de ser arrollado.
Mire hacia atrás y entonces me di cuenta que quién me había salvado había sido Felix. ¿Pero qué?.———————————<3
Hellooooo.Se me estaba olvidando que era día de actualización jaja.
Ay no, ahora ya quiero comenzar a publicar la otra historia xd. Pero nimodos, toca esperar.Besos en sus colas<3
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Como un diente de león• ❀ Changlix ❀
FanfictionEs tan extraño y fascinante como una persona puede volver a tu mente con tan solo un aroma, una canción o incluso con un diente de león. Sucede solamente cuando encuentras a alguien muy especial, y así mismo era Lee Felix para mí. Porque ahora cada...