El Callejón Knockturn nunca había sido un lugar muy agradable, pero después de años de guerra, era uno de los lugares más aterradores en el mundo mágico civilizado. Solo las almas más desgraciadas se encontraban allí por la noche. Se mantenían en la sombra, ocultas en los rincones de edificios en ruinas o en los callejones desolados que olían a desechos humanos y podredumbre.
Una figura solitaria atravesó la niebla, moviéndose con determinación hacia su destino, aparentemente ajena a las miradas que lo observaban desde la oscuridad. Era alto, bien construido bajo sus ropas a medida, y claramente sabía adónde iba. Cualquiera que se viera obligado a vivir en las calles sabía que este tipo de personaje era el más odioso de todos. Se escuchaba el rasguño de las criaturas miserables que se hundían en las sombras, desesperadas por no ser notadas.
Se escucharon suspiros de alivio sobre el constante goteo del agua de lluvia cuando giró una esquina y se dirigió hacia un pequeño edificio que había sido un burdel, pero que ahora era algo mucho más siniestro.
Un traficante de esclavos.
Era obvio lo que era. Un hombre de su estatus social nunca se rebajaría a tales niveles para calentar su cama, no cuando había otras rameras caras que harían casi cualquier cosa por un benefactor de su categoría.
Su capucha ocultaba sus rasgos, pero se podían ver sus ojos claros brillando a la luz de su varita, mientras golpeaba con firmeza la puerta de madera mohoso. Giró su rostro cuando se abrió la puerta, revelando un torrente de luz en el callejón, pero luego miró de nuevo rápidamente. El hombre en la puerta era mucho más bajo que el traficante, era redondo en el medio, y llevaba ropas que ya habían visto tiempos mejores.
Los ojos saltones del hombre pequeño evaluaron la apariencia rica del traficante en su puerta. En la oscuridad, sus ropas parecían negras, pero a la luz se revelaron como un azul índigo profundo con hilos de plata decorando el dobladillo y las mangas.
–¿Señor Kingsley?– preguntó, extendiendo la mano en saludo.
Kingsley miró la mano extendida con desdén. Susurró –nox–, apagando su varita y aprovechando la oportunidad para meter las manos en los bolsillos de sus ropas.
–No tengo toda la noche– dijo como saludo. –¿Tienes la mercancía?
–S-sí– tartamudeó el hombre de ojos saltones, y luego abrió la puerta más ampliamente. –Entra.
El imponente cuerpo de Kingsley llenó el umbral cuando cruzó la puerta y luego caminó hacia la pequeña y deteriorada casa. Miró alrededor de la ruinosa cabaña con disgusto. Platos encrustados con comida estaban esparcidos sobre la mesa, y se podía escuchar el sonido de ratas moviéndose contra el suelo de madera.
Tener su hogar sometido a tal escrutinio obviamente ponía nervioso al hombre pequeño, y rápidamente condujo a Kingsley a una habitación trasera. Se tambaleó con un gran juego de llaves hasta que Kingsley suspiró y apuntó su varita hacia la puerta, abriéndola mágicamente.
La puerta se abrió de golpe, y al instante, movimiento surgió desde dentro de la habitación ahora iluminada, mientras las siluetas se acurrucaban en la esquina. Dos figuras, un niño y una niña, estaban apiñados juntos, parpadeando y luego cubriéndose el rostro contra la luz. Aunque mantenían la cabeza inclinada, Kingsley vio que no podían tener más de trece o catorce años a lo sumo. Su cabello estaba enmarañado y tan sucio que parecía castaño, cuando claramente debería ser rubio. Sus ropas eran nada más que harapos que colgaban tristemente de sus cuerpos delgados.
–Gemelos– dijo el hombre de ojos saltones con orgullo. –Es un hallazgo raro.
Kingsley entró en la habitación, observando a los gemelos que se acurrucaban más profundamente en la esquina al enfrentar su mirada. Inclinó la cabeza para mantener sus rasgos completamente ocultos, pero se podía oír la furia en su voz cuando habló.
![](https://img.wattpad.com/cover/374635934-288-k63889.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Más que Recuerdos (Romione)
Любовные романыUna noche que comienza infligiendo el dolor y el horror de la guerra termina de una forma que Ron nunca había esperado. Una historia de amor que resiste la prueba del tiempo, y de una pasión innegable, incluso ante una traición desgarradora. Escrito...