Parte 10

140 4 0
                                    

Con la nota de Ron apretada fuertemente en su puño, Harry metió el Portkey en su bolsillo y entró a la fuerza en el edificio de Hermione, su corazón latiendo con furia en su pecho. Llegó al apartamento casi a ciegas, pasando junto al Auror que custodiaba su puerta sin pensarlo. El hombre le agarró la chaqueta, y Harry se volvió hacia él, con los ojos verdes entrecerrados, desafiándolo a decir algo.

Los ojos del Auror se fijaron en la cicatriz en la frente de Harry y lo soltó, alcanzando en silencio a limpiar el lado de la chaqueta de Harry mientras lo miraba disculpándose. Harry lo empujó a un lado mientras sus agudos ojos de buscador escaneaban la habitación, y vio a Hermione casi al instante, sentada en el sofá, con Philip aferrado a su pecho. Un suspiro de alivio se escapó de él mientras se abría paso a través de la multitud, ignorando las miradas y los susurros hasta estar justo frente a ella. Ella lo miró, con los ojos llenos de lágrimas.

–Oh, Harry– dijo ella, un sollozo escapándose de sus labios.

–¡Tío Harry!– Philip se escabulló de los brazos de Hermione y se lanzó hacia Harry. –¡Tío Harry! ¡Hoy!

–Hola, amigo– dijo Harry, levantando a Philip en sus brazos y abrazándolo con fuerza. Se sentó en el sofá junto a Hermione y sostuvo a Philip para inspeccionarlo, necesitando desesperadamente ver por sí mismo que estaba ileso. Philip le sonrió ampliamente y luego se estiró para envolver sus pequeños brazos alrededor del cuello de Harry. Harry se volvió hacia Hermione, viendo que había enterrado su rostro entre las manos. –Ven aquí.– La abrazó en un medio abrazo, que se hizo mucho más complicado por Philip atrapado en medio. –Por favor, dime que estás bien, que no te hicieron daño... No hicieron nada...

–Estoy bien– murmuró ella entre sus dedos, su voz ahogada por una emoción indescriptible. –Sabes que puedo cuidar de mí misma.

–¿Entonces qué?– preguntó Harry, tratando de calmar a Philip que estaba más emocionado que nunca, moviendo su pequeño cuerpo para romper el abrazo entre Harry y Hermione. Harry metió la mano en su bolsillo, sacando una rana de chocolate y se la entregó a Philip. –Aquí, traje algo para ti.

–¡Dulce!– dijo Philip, agarrando la rana de chocolate y dando vuelta al envoltorio para rasgarlo.

–Siéntate aquí– dijo Harry, levantándolo y colocándolo al otro lado del sofá. –Déjame hablar con tu mamá un momento, ¿de acuerdo?

–¡Vale!– dijo él, mientras se inclinaba para atrapar la rana que estaba tratando de escapar. –¡Lo tengo!

–Te haremos un buscador aún– dijo Harry, revolviendo su cabello con afecto antes de volver a mirar a Hermione. –Bien, cuéntame todo. ¿Capturaron al que lo hizo? ¿Sabes quién fue...? Cristo– Harry jadeó, colocando una mano en el pecho y forzándose a respirar mientras miraba a su alrededor, observando la multitud de gente en el pequeño apartamento de Hermione. –¡Casi me da un infarto cuando recibí la nota de Ron!

Hermione dejó escapar otro sollozo ahogado mientras su cabeza caía de lado y descansaba en el hombro de Harry. Harry podía sentir su cuerpo temblar. El alivio que sentía al encontrar a los dos vivos comenzó a desvanecerse mientras se volvía a mirarla de verdad, entrelazando sus manos en su cabello y forzándola a mirarlo. Estudió su rostro, viendo un moretón morado en su pómulo y temiendo lo peor. –Oh, Dios, Hermione, ¿qué te hicieron?

–No, no es eso– dijo ella, secándose las lágrimas en las mejillas. –Ron vio a Philip.

–Oh– dijo Harry, soltando a Hermione y dejando caer sus brazos a los lados. –Bueno, Hermione, sabías que esto eventualmente iba a pasar. Tal vez sea mejor así. Tenía que enterarse en algún momento.

–No entiendes– dijo ella, sacudiendo la cabeza antes de enterrar su rostro en las manos una vez más, murmurando a través de sus dedos. –Oh Dios, he hecho un desastre... de todo... Ni siquiera quiso sostener a Philip. Simplemente me lo devolvió cuando se dio cuenta de que Philip era su hijo.

Más que Recuerdos (Romione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora