Parte 21

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–¿Ron?– Su madre tenía una expresión de confusión, sus cejas fruncidas con preocupación. –¿Q-qué tenemos que hablar? ¿Por qué este niño te llama papá?

–Vamos a mi oficina–, dijo Ginny, poniendo su mano en el hombro de su madre. –Lo explicaremos lejos de todos.

Apartando la mano de Ginny, Molly Weasley entrecerró los ojos mientras estudiaba a Philip en los brazos de Ron. –Esto simplemente no es posible. El niño está simplemente confundido. Dime que está confundido, Ronald. Ahora mismo.

Ron negó con la cabeza. –No está confundido.

Su madre jadeó y le dio la espalda. Se llevó las manos al pecho mientras comenzaba a respirar con dificultad. Ginny rodeó el hombro de su madre con un brazo. –Mamá, quiero que vengas a mi oficina–, dijo con firmeza. Su voz bajó un tono mientras susurraba al oído de su madre. –No quiero una escena delante de los niños.

–Los niños–, dijo su madre, volviéndose para mirar a todos los niños que se habían quedado en silencio, observando la escena que se desarrollaba frente a ellos con curiosidad. –S-sí, los niños.

–Iremos a mi oficina–, repitió Ginny, llevándola suavemente cuando Molly parecía incapaz de moverse. Ron la siguió, y Ginny se volvió para mirarlo por encima del hombro. –Deja a Philip, amor.

–Oh, cierto.– Ron se detuvo y dejó a Philip en el suelo. –Sé bueno, ¿de acuerdo, compañero?

–¿Juguetes?– preguntó Philip, sonando decepcionado por no haber recibido los regalos que le habían prometido.

–Iremos de compras más tarde–, dijo Ron, dándole una sonrisa falsa a Philip. –Compraremos más bloques para jugar.

–¡Bloques!– exclamó Philip con entusiasmo. –¡Construimos un dragón!

–Construiremos un gran dragón–, le prometió Ron. Levantó la vista y vio que Hermione había salido de la cocina. –Pero, quédate con tu mamá por ahora.

–Ron–, dijo Hermione, acercándose a él. –Entraré contigo. Le diré que no es tu culpa.

Ron se sintió enfermo mientras se levantaba, pero negó con la cabeza. –No, es mi madre. Me ocuparé de ella.

–No deberías ser culpado por nada–, dijo Hermione suavemente. –Lo siento mucho por todo esto.

Por impulso, Ron la abrazó, desesperado por consuelo. Reunió un poco de fuerza cuando Hermione le rodeó la cintura con los brazos, sosteniéndolo contra ella. Se inclinó y besó la parte superior de su cabeza. –Estará bien.

–Nada de esto es tu culpa–, murmuró Hermione contra su pecho. –Yo fui la miserable que te hizo esto. Le contaré todo.

–Hermione, no estoy exento de culpa–, admitió Ron mientras se alejaba de ella. –Tú y yo lo sabemos. Nunca debí haberte dejado esa mañana.

–Lo siento–, dijo de nuevo, y luego se mordió el labio, con los ojos llorosos.

–Lo sé.

Hermione lo miró sorprendida. –¿D-de verdad?

–Sí–, dijo, y luego inclinó la cabeza hacia la oficina de Ginny. –Será mejor que entre.

Hermione asintió y Ron la dejó allí con Philip antes de perder el valor. Tuvo que respirar hondo antes de abrir la puerta de la oficina de Ginny, y lo que encontró fue perturbador, pero no sorprendente.

Su madre estaba llorando.

Estaba sentada en la silla frente al fuego, sollozando mientras Ginny le frotaba la espalda. Su hermana levantó la vista cuando él entró y simplemente se encogió de hombros, impotente.

Más que Recuerdos (Romione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora