Más que Recuerdos (Romione)

Parte 14

–¡No, definitivamente no! –dijo Hermione, tratando pero fallando en mantener la calma en su voz–. Philip no puede ir a pasear a otro país con alguien que conoció ayer. Necesita quedarse aquí y conocer mejor a Ron.

Harry arqueó una ceja, con los brazos cruzados sobre el pecho de manera casual. –Philip es el hijo de Ron, Hermione. Necesita contarle a su familia sobre él y Ginny es un buen lugar para comenzar.

–Iré con él –dijo Hermione, tomando una respiración temblorosa y tratando de calmarse. Lo último que quería era enfrentar a otro miembro del clan Weasley, pero sus instintos maternales ganaron. –Probablemente sería mejor así. Como podría explicar la situación más claramente. No me sorprendería que Ron me hiciera pasar por una zorra que lo engañó para meterse en la cama.

–Eh, Hermione... Lo engañaste.

–¡Ese no es el punto! No puede llevarse a mi bebé hasta Inglaterra.

–Solo será por unas pocas horas. Volverá para la cena –dijo Harry, todavía molesto y calmado–. Philip probablemente lo pasará genial. Ginny dirige un orfanato. Su casa está llena de juguetes y cosas divertidas para hacer. Tiene un estanque en el jardín...

–¡Philip no sabe nadar!

Harry puso los ojos en blanco. –Estoy seguro de que Ron y Ginny no lo dejarán ahogarse. Además, es diciembre, no es que los niños estén nadando.

Hermione salió de la cocina, viendo que Philip seguía jugando en la sala y Ron todavía estaba en el balcón fumando. Regresó con Harry, bajando la voz mientras le susurraba enojada. –¿Sabías que Ron amenazó con llevarse a Philip? ¿Cómo sé que no va a llevarlo al Ministerio o algo así?

Harry pasó una mano por su cabello, luciendo finalmente frustrado. Respiró hondo y volvió a mirar a Hermione. –No va a llevarse a tu hijo. Sabes cómo se pone Ron cuando está molesto. Dirá cualquier cosa para ganar.

–¿Cómo sé eso? Ya no conozco a Ron –dijo Hermione, gesticulando hacia sí misma de manera exagerada–. No tengo idea de lo que es capaz. Solo sé que quiere lastimarme y moriré si se lleva a mi bebé.

–Te prometo que no se llevará a Philip al Ministerio, Hermione.

–Dije que iría con él –argumentó Hermione, tratando de sonar lógica–. Eso sería un compromiso justo, ¿no?

–No, en realidad no –dijo Harry, sacudiendo la cabeza y mirándola con incredulidad–. Decirle a su hermana que tiene un hijo que no conocía va a ser muy difícil para Ron.

–Por eso tendría sentido que yo estuviera allí... Para poder explicar las cosas mejor.

Harry arqueó una ceja aburrida. –Tú y Ron no están exactamente en buenos términos ahora mismo. Creo que tu presencia solo lo estresaría más.

–Bueno, perdóname si los niveles de estrés de Ron no son mi principal prioridad –dijo Hermione con fastidio, cruzando los brazos en señal de molestia–. Ha sido un total idiota esta mañana. Si piensa que simplemente voy a dejar que se lleve a mi hijo...

–¿Y qué, Hermione? ¿Ron nunca puede llevarse a Philip? ¿Solo puede ver a su hijo cuando tú estás cerca? –barkó Harry, sus ojos brillando de ira detrás de sus gafas–. Te lo has guardado para ti durante los últimos dos años, haciéndome pasar por un idiota en el proceso, debo añadir. ¡Me debes esto!

Los hombros de Hermione se hundieron en derrota. Harry era su único amigo real, y saber que él estaba en contra de ella en esto le dolió más de lo que quería admitir. Lo miró con ojos llorosos. –No quiero que Philip se vaya.

Harry suspiró y extendió los brazos, abrazando a Hermione con la ternura que tanto necesitaba. Ella envolvió sus brazos alrededor de él y hundió su cara en su pecho. Se sonó y trató de contener las lágrimas que habían sido su constante compañera desde que Ron apareció en su apartamento el día anterior. Harry se inclinó, colocando un beso en la parte superior de su cabeza. –Te lo prometo, él lo tendrá de vuelta para la cena.