Capítulo 5

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Horas y horas después del viaje llegamos al pueblo que anteriormente fue mi hogar. Seguimos volando hasta que vi a lo lejos el campo. Avancé rápido hacia él y me detuve justo encima. El demonio que me acompañaba siguió adelante y, al verme parada, se detuvo y me miró.

—¿Qué ocurre? —me preguntó.

—Vamos a parar aquí un rato.
Aterrizamos y nos relajamos un poco. Mientras el demonio descansaba, yo me levanté y llamé su atención.

—Tranquila —le dije—. Quédate aquí y descansa. Iré a dar un paseo. No tardaré.

Aceptó y caminé por el campo, que estaba marchito y seco. Miré al suelo y lo rocé con mis dedos como la primera vez que fue. Encontré ese charquito y me miré en él. Ya no era esa Darkia que vi una vez. Era distinta, de pelo negro lacio, ojos muy oscuros, alas negras, piel más blanca
Dirigí mis oscuros ojos al cielo y vi el precioso atardecer que tanto esperaba volver a ver. Todo era tan triste al ver que él ya no estaría ni ese lugar que tanto adoraba se destruyó.

—John... Este era el hermoso atardecer que veíamos —tomé un respiro y continué—. Mis alas negras, mi armadura destrozada, mi soledad... No me impedirá luchar por lo que más quiero. John, te prometo que este dulce campo volverá a la vida y haré todo lo posible por estar a tu lado. ¡Te prometo que lo haré, y volveremos a ver esos colores! —grité a los colores del cielo.

Seguí contemplando al sol caer y a la luna ascender. Cuando ésta subió, volví a reencontrarme con mi compañera, de la cual todavía desconocía su nombre y me había dado su lealtad. Llegué, me tumbé en el suelo y cerré los ojos, pensando en el aspecto anterior del lugar donde me hallaba.

Pasó el día y la noche.

—Buenos días —me dijo el demonio.

—¿No has dormido?

—Algunos demonios no necesitamos dormir por la noche. Sólo descansar un rato y ya tenemos energía. ¿Qué estabais haciendo ayer?

—Fui a dar un paseo por aquí, ya te lo dije.

—Tardasteis un poco. ¿Os suena este lugar?

—Era como mi segundo hogar —respondí melancólica.

—¿Y vuestro primero? ¿El cielo?

—No —negué con la cabeza.

—¿Entonces?

—Si quieres que te lo muestre, dime tu nombre.

—Mi nombre es Sublatti.

—¿Sublatti?

—Los nombres de demonios son menos comunes que los de los demás seres. Ahora llevadme al lugar que me dijo.

Asentí y volé al sitio mencionado, que fue mi primer hogar. Aterrizamos y caminamos por allí. Ella miraba los restos de los edificios, los cuerpos descompuestos...

—¿Qué pasó aquí para ser destruido?

—Los de tu especie lo hicieron. Vinieron y destrozaron todo lo que estaba en su camino. No tuvieron compasión con nadie que residiera en este lugar.

—¿De dónde viene vuestra oscuridad? ¿Se llevaron a alguien querido? Cuéntemelo.

—Había una persona, era la que más quería. Él y su familia me acogieron como uno más y me dieron ese cariño y amor que ningún ser podría dar.
Pero el amor de ese humano me cambió la vida, me explicó los motivos por los que hay que vivir. Sus historias, sus sonrisas... Eran todo lo que necesitaba. Lo quería como si fuese mi hermano pequeño, ellos se lo llevaron junto con este pueblo. Jamás perdonaré lo que hicieron y algún día le haré justicia.

El silencio selló mis labios y la tristeza inundó el ambiente.

—Perder a alguien querida es lo peor que puede pasarle a alguien. Comprendo tu angustia —respondió.

¿Qué lo comprendías? Saber que lo has perdido todo duele demasiado, nunca lo entenderías. Continuamos inspeccionando el terreno y volvimos al trayecto que estábamos recorriendo.



Angel of Darkness©(#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora