-Aquí estás... -dijo el gran demonio al verme.
-¡Tú! -lo señalé. Su aspecto era como imaginaba, y no me importaba su gran altura.
-Estaba esperando este momento, ¿acaso tú no?
Miré a mi alrededor, el lugar estaba lleno de jaulas y en una de ellas estaba Sublatti.
-¿Sublatti, eres tú? ¡Sublatti!
Corrí hacia ella. Estaba muy débil y tirada en el suelo de su jaula. Recordé que ella misma podía curarse.
Metí una mano por el barrote para agarrar su mano.
-¡Sublatti! Levanta...
-No te preocupes... -dijo como pudo-. Estoy bien... Ha llegado tu momento...
-Pero tú estás herida... Te sacaré de ahí.
-¡No! Ya no vale la pena luchar...
-No. Voy a ganar. Como le prometí a John y como te dije.
-Él ya no está... ¡Él ya no está! -sollozó.
-Sublatti... -me giré hacia Satanás-. ¿Qué le has hecho?
-Le he explicado algunas cosas le ha dolido... ¿A qué has venido?
-He venido a matarte. Pagarás por lo que has hecho.
-¿Tú? ¿A mí? -empezó a reírse.
-Maldito... Lo que le has hecho a los ángeles, a los habitantes de la Tierra, a John... ¡Morirás por ello!
Abrí mis alas y fui a atacarle.
Mientras iba a por él, saqué mi espada, recibió mi ataque y se defendió.
-Buen comienzo, pero no eres lo suficiente fuerte para vencerme.
Me empujó hacia atrás. Tenía una fuerza increíble. Ataqué de nuevo y esta vez le hice un corte bastante largo en el rostro. Me alejé de él por precaución.
-Buen trabajo... Te subestimé. Ahora contemplarás mi verdadero poder.
Caminó hacia mí y me puse en guardia. Tenía bastante miedo. Era grande y monstruoso. Cuando iba a dar su golpe, pasó por mi lado y se paró frente a la celda donde estaba mi compañera. Temí lo peor. Iba a matarla.
-¡No le toques! -grité mientras iba a por él.
-Tranquila... No la mataré...
Abrió la puerta con una mano, se acercó a ella y la sacó de allí. Yo seguía atenta por si le hacía algo a ella.
-Me vas a ser de gran ayuda. Pagarás tu traición.
-No te dejaré... -murmuró Sublatti.
Satanás le agarró de los pelos, ordenándole que me atacase
-¡No! ¡No lo haré!
-Si no quieres que muera... ¡Hazlo!
Ella asintió, llorando.
-Lo siento...¿Qué le ha hecho ese monstruo a mi compañera? Se dejó caer de rodillas, negándose a colaborar con él. Le sostuve para que no se hiciera daño.
-Sublatti... ¿Estás b...?
Antes de que pudiera terminar, se levantó y me derribó. Me levanté y me retiré confundida.-No puede ser...
Sublatti comenzó a pegarme de forma descontrolada.
El demonio se sentó en una silla que había por allí y cruzó los brazos.
-¿Ahora ya no eres tan fuerte? Sabía que ella era tu debilidad...
-Cabró... -Dije pronunciando esas palabras.
Mientras se burlaba, intentaba no hacerle mucho daño a Sublatti. Cada vez que atacaba, me defendía o la esquivaba.
-Oye... Tú no eres mi enemiga... Somos compañeras, ¿lo recuerdas? No me abandones tú también...
Ya no me protegía con mis brazos, pero ella seguía golpeándome fuertemente. Se me cayó la espada e intenté recuperarla, pero ella me golpeó en el estómago y me desplomé. Permanecí allí, tumbada. Me dio patadas por todas partes. La armadura se estaba abollando de los descalzos pies de la diablesa. No quería hacerle daño, solo intentaba no morir.
-Por favor... Basta...
De repente dejó de golpearme, me agarró del cuello y me levantó.
Cerré los ojos esperando mi muerte.
-Déjala -interrumpió el demonio-. Ya has hecho bastante. Es hora de jugar un poco.
Me arrojó al suelo como si fuese un objeto inservible. Tosí y expulsé sangre por la boca. Ella se fue junto a Satanás y retiro su mirada avergonzada. Sentía mucho dolor en el cuerpo, parecía que iba a morir ante aquello.
Con el nudillo, sequé la sangre que tenía en el labio. Recuperé mi espada y me puse en guardia tras recuperar la compostura.
-¿Estás preparada? Te propongo un desafío en el que ella te mandará a unos lugares y lucharás contra varios monstruos...
-Espera... No... -Se negó a obedecer.
-¡HAZLO TRAIDORA!
Me alejé de ellos, queriendo huir. Ella hizo un movimiento con las manos, pronunciando unas extrañas palabras.
Tras esto, todo se volvió negro.
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Angel of Darkness©(#1)
FantastikDurante las guerras de ángeles y demonios, se produjo una brecha entre el cielo y la Tierra. Por ésta, fueron cayendo todas las criaturas que atreven a adentrarse en ella. Cada vez que un ángel caía del cielo, los demonios lo mataban. Los pocos que...