Debí haber escuchado sus advertencias. No debí haber ignorado los rumores. No puedo culparlo, pues sé que también soy responsable. Decidí taparme los oídos y los ojos. Hacer como si las habladurías no fuesen más que eso: habladurías. No defiendo que los rumores sean siempre ciertos, pero siempre surgen por algo y en este caso no estaban del todo desencaminados.
Me encontraba a unos metros de mi "novio", viendo como besaba a otra chica. Sintiéndome como una tonta, reprimía las lágrimas que amenazaban salir de mis ojos, apretaba los puños por la ira, pero sobre todo me sentía decepcionada y traicionada. Le entregué mi corazón, mi amor, y él lo destrozó sin miramientos.
Me acerqué lentamente a los dos y me paré al lado de la chica. Ella me miraba confundida, pero no le presté atención. Abofeteé el rostro de mi supuesto novio, dejando una marca rojiza en su mejilla.
- Se acabó - dije para darme la vuelta e irme sin más. No quería escuchar lo que tuviera que decir. Me negaba a darle un segundo de mi tiempo a aquel que jugó con mis ilusiones.
En cuanto llegué a mi casa borré las pocas fotos que teníamos, nuestras conversaciones. Borré su contacto y lo eliminé de mis redes sociales. Me permití romper finalmente en llanto, aunque no fuera a arreglar mi roto corazón. No me quedaba más que aprender de mis errores y rehacerme. Por suerte, tenía amigas que me apoyaron en estos momentos y que me ayudaron a recomponerme, haciéndome reír y desvaneciendo mi tristeza.
Con el tiempo pude ver lo somera que fue aquella relación entre adolescentes. Le di demasiada categoría a algo muy superficial. Pasaron años y ya todo era agua pasada. Seguí con mi vida, conocí a nuevas personas y solté la mano de otras tantas. Terminé la preparatoria y me saqué una carrera como fisioterapeuta. No es que me guste en especial, pero tampoco me desagrada. Creo que en parte me decanté por esta carrera gracias a mis amigas del club de karate. No se me daba bien, pero si que es cierto que amaba el deporte y enfoqué la carrera como una forma de no apartarme del mundillo.
Mis pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de la puerta abriéndose. Dejé de mirar el cielo a través de la ventana de la clínica para ver al paciente de hoy.
- Kiyora, ¿ya es la hora de tú cita? Perdón, he perdido la noción del tiempo - dije mientras me levantaba y me ponía la bata.
- He sido yo, que he llegado unos minutos antes. Espero que no haya problema - respondió - Estaba emocionado de saber que hoy sería mi última cita, doctora -.
- Jajaja, no te preocupes - comenté. Kiyora vino por un desgarramiento de algunos ligamentos del pie izquierdo. Nada realmente grave, pero que si no se trata bien puede llevar a una ruptura - Siéntate en la camilla, por favor -.
Tras sentarse revisé que todo estuviera bien. Unos cuantos ejercicios y movimientos demostraron que estaba listo para volver a hacer deporte.
- Todo vuelve a estar en orden - dije - Pero no te excedas. Empieza a ejercitarlo paulatinamente. Cada día un poco hasta que tu pie se vuelva a adaptar a ejercicios explosivos. Recuerda estirar apropiadamente antes y después de los entrenamientos -.
- Gracias por todo doctora - dijo mientras se calzaba - No se preocupe, no me excederé. No quiero volver a lesionarme tan pronto -.
Se despidió y yo volví a sentarme detrás de mi mesa, esperando a la siguiente cita del día. De repente mi teléfono comenzó a sonar.
- ¡¡¡¡______!!!! - descolgué el teléfono con un grito al otro lado de la llamada. Era mi amiga Rukia. También era una fisioterapeuta. Estudiamos juntas, convirtiéndose en casi una hermana para mí.
- ¿Qué sucede Rukia? ¿Pasa algo? -.
- Lo siento mucho, de verdad - comentó algo apurada - Sé que no está bien de mi parte, ha sido un despiste.

ESTÁS LEYENDO
Blue Lock - One shots
FanfictionLibro de One shots de Blue Lock. No tengo ninguna idea en mente cuando los escribo, así que no sé muy bien cómo irán saliendo. Estoy abierta a ideas o headcanons para escribir alguna que otra historia. Espero que os guste o que por lo menos os haga...