Kurona Ranze II

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Este es la continuación de otro one-shot. Recomiendo encarecidamente leerlo antes de proseguir con la lectura.


Ya había llegado el día acordado. A pesar de insistirle a Ranze de que no hacía falta que viniera a recogerme, que con que me diera su dirección era suficiente, él insistió en venir a recogerme a la estación de tren. Y no porque fuera un chico caballeroso, sino porque insistía en que no quería perder tiempo buscándome por el barrio en caso de que me perdiera. A pesar de esta gran ofensa hacia mi persona, dejé que se saliese con la suya por esta vez, por el simple hecho de que no iba a ser desagradecida con su amable gesto... Y porque seguramente me perdería.

Aunque solo fuera un proyecto de clase, no mentiría si digo que estaba un poco nerviosa. Al fin y al cabo, es la primera vez que quedaba a solas con él, y tampoco es que socializara mucho. No me ponía nerviosa el hecho de quedar con un chico... Creo, sino que tampoco le conocía muy bien y no quería tener que pasar por muchos silencios incómodos. Al fin y al cabo, solo le conozco desde hace una semana y aunque es verdad que nos llevamos medianamente bien, fuera de clase no compartimos palabra alguna.

Había llegado un poco antes de tiempo, pensando en que el tren se retrasaría, así que me encontraba esperando en la concurrida plaza, cerca de la salida del subterráneo. Me puse un poco de música para relajarme, esperando a que el susodicho llegara.

- ¿Por qué tienes esa cara de boba? - notando que alguien se dirigía a mí alcé la mirada encontrándome con el rostro del joven.

- ¿No puedes ser amable por una vez en tu vida? - le dije mientras me quitaba los cascos con la música.

- Eres tú la que siempre te metes conmigo primero. Por una vez tenía que adelantarme yo - me respondió.

- Bueno, mejor vayamos a tu casa. No quiero estar mucho tiempo con este trabajo -.

Dicho esto, Ranze empezó a caminar y yo lo seguí, situándome a su lado. Los dos nos quedamos en silencio, pero no uno incómodo. Aproveché para observar las calles de la zona, pues nunca había estado allí. Era una zona comercial, bastante concurrida, con bares, tiendas de todo tipo, restaurantes, salas recreativas etc. Yo vivía en una zona residencial, así que ver tanto comercio junto me asombraba y al mismo tiempo me abrumaba. Puse la vista en una librería que había en la calle principal. Al contrario que el resto de locales, este tenía un aire distinto. En vez de ser futurista, con carteles neón o moderno, parecía un sitio antiguo, del siglo pasado.

- ¿Eres de las que le gustan las antigüedades? - Ranze se dirigió a mí, pero siguió mirando al frente.

- Me gustan los libros. Además, parece un sitio tranquilo - le respondí con honestidad en vez de bromear o ser sarcástica. De vez en cuando una tiene que ser amable, aunque se tenga que aguantar las ganas de molestarle.

- Es un buen lugar ¿Te apetece que hagamos una parada ahí? - me ofreció - Mi casa está cerca y hace tiempo que no saludo a la dueña del local.

- No, no es necesario. Ya iré a la vuelta cuando terminemos el proyecto. No quiero hacerte perder el tiempo - rechacé amablemente su oferta.

- En verdad, tenemos que ir obligatoriamente - dijo ahora mirándome - No he comprado la cartulina ni tengo materiales suficientes para que nos pongamos a trabajar -.

Se me estaba por salir una vena de la frente, pero Ranze solo se adentró en la tienda dejándome atrás ¡Y yo que pensaba que era atento y quería acompañarme porque me había llamado la atención la tienda y tan solo es un chico desorganizado! Después de quejarme un poco mentalmente me seguí a Ranze dentro de la tienda.

Por dentro era incluso más bonita que por fuera. Era como la típica librería de barrio. No se veía casi la pared, pues todo estaba lleno de estanterías con libros. Incluso el mostrador estaba casi hecho a base de libros. El suelo de madera crujía por cada paso que se daba, y el olor del lugar era a libro; libro viejo.

Blue Lock - One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora