Capítulo 9 - Tanta felicidad no es verdad

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He revuelto mi armario buscando una muda de ropa para el trabajo, no sé porque razón no me había dado cuenta que no tengo ropa adecuada, que son las mismas blusas y no tengo buenos zapatos, la única zapatilla que tenía fue la que ocasionó ese accidente donde conocí a Nolan mi Superman, no lo he tirado a la basura porque me recuerda ese día en el cual algo cambio dentro de mi ser, al llegar al trabajo rápidamente ordene todo, esperaba con ansias ver a Pekas, demostrarle que puede contar conmigo y que siempre tendrá a una amiga que lo apoye y proteja como siempre.

—Buenos días García  El tono de voz de Johan era un poco frío, ¿Acaso es un requisito ser frío para ser contador?

—Buenos días...Johan

No sabía si decirle, contador, Johan o Pekas, con esa actitud que tenía su forma de hablar fría y cortante, se dirigió a su despacho sin decir más, tal vez era mi imaginación pero sentí que su trato no era el mismo conmigo, buscaba un pretexto para poder platicar con él así que tome los pormenores de la semana para entrar y platicar, al entrar estaba sentado en su silla de espaldas a la puerta platicando en el teléfono.

—¡Hermano! que gusto hasta que al fin te localizo ¿Hermano? Él es hijo único, cuando se dio cuenta de mi presencia me miró sorprendido y enseguida me hizo señas que lo dejara solo, tome mis papeles y mejor lo deje que continuara con su llamada.

—Buen día, ¿se encuentra el contador Johan? Era una mujer delgada, su pelo era lacio de color castaño, sus ojos de color café y cerca del ojo derecho tenía un lunar que la dejaban ver más hermosa, una falda corta y anteojos, parecía una modelo

—¿Quién lo busca?

—Soy Giselle Mora Mendoza, tengo una cita con el ¿Por qué no me dijo nada? Si soy su asistente debo de estar enterada de todo, pero esto no se queda así, el Pekas me tiene que escuchar.

—Si se encuentra, pero no sé si pueda recibirla

—Podría avisarle por favor. Era la primera vez que veía a esta chica, y tal como está Johan hoy no creo que fuera bien recibida.

—Señor la señorita Giselle Mendoza lo busca El mismo Johan salió en busca de Giselle como si fueran viejos amigos, la recibió con un abrazo y un beso en la mejilla

—¡Johan! Que guapo te has puesto

—Gracias, Tu también te ves bien, ven pasa El coraje de no saber la razón de su visita me estaba matando, Johan jamás me dijo si tenía novia, pero creo que no era la única que se sentía mal, Jenny estaba sentada con la mirada triste y perdida, me acerque a ella para ver qué le ocurría.

—¿Te pasa algo jenny? Era obvio que si le pasaba algo pero quería saber si estaría dispuesta a contarme.

—Es por Mauricio...

"Sácatelas" seguro algo malo le hizo Mauricio, a pesar de mis advertencias no quiso alejarse de él y ahora tiene que pagar las consecuencias, en una ocasión mi madre me dijo que si quería tener novio prefería que se a una edad adulta, que era menos probable que sufra un engaño o desilusión, pero que siempre existía un probabilidad que eso pase pero ya no sería por ingenua.

—Dime, que te hizo ese bueno para nada.

—Nada,

—¿NADA?

—Él se fue con sus padres para pasar tiempo juntos, pero antes de eso...en el hospital...Cuando sufrimos el accidente...le dijeron que tiene cáncer... y que le queda poco tiempo de vida Al decirme esas últimas palabras vi cómo se desplomo ante mis ojos la abracé y grité desesperada por ayuda.

—AYUDA!!! Por favor que alguien me ayude. El primero en llegar fue Marcos que me ayudó a recostarla en el sofá de espera, Kike corrió desesperado en busca de sales y alcohol para reanimarla, era tanta su tristeza que sufrió un desmallo, Johan pareciera que no escucho mis gritos o tal vez su compañera lo tenía atolondrado que ya no tenía oídos ni ojos.

—Despierta amiga, todo va a estar bien Cuándo recobró el conocimiento sentí un alivio en el alma, de hecho todos los presentes nos reconfortamos al ver que reaccionó.

—De seguro no desayunó, eso pasa cuando no comes a tu hora 

—Podría ser eso, la verdad no tenía apetito, y el estómago lo tenía revuelto Quien puede pensar en comer cuando te enteras de que el amor de tu vida está condenado a morir, cuando todos se marcharon ella retomó el tema nuevamente buscando un poco de consuelo.

—Mauricio...ya no quiere casarse, no quiere verme presa, atada a él, esperando solamente un triste final...le dije que...me deje decidir que era mejor para mí, que yo decido sobre mí vida y lo que yo quiero, y lo qué yo quiero... es estar a su lado hasta el último día de nuestras vidas, no me importa dejar todo, no me interesa otra vida si no es con él.

Me quedé sin palabras, por primera vez después de la muerte de mamá no había escuchado algo igual, mi padre me confesó que él sabía la enfermedad de mamá y que solo esperaba su último adiós, le reproche por no decirme antes, le grite mi enfadó, después de esto se que cometí un error al no imaginar lo que él sufría cada día en silencio, yo los veía tan felices que ahora se que "tanta felicidad no existe."

— Perdóname, creo que no debo involucrarte en mis problemas, debes de tener los tuyos y yo dándote más

—No te preocupes amiga, sabes que puedes contar conmigo, aunque no se en que pueda ayudarte

De repente un mensaje le llegó a su celular, cuando se dio cuenta que era de su amado rápidamente se dispuso a leer, su semblante cambió, su cara pálida se transformó al esbozar un sonrisa, sus ojos brillaban como el de Juan Diego cuando vio a la virgen, no soporte más y me apresure a preguntar

—¿Qué pasó Jenny?

—Me dice que hay una esperanza, en una clínica de Estados Unidos, solo que es un poco riesgoso y me pregunta si...puedo acompañarlo Justo en ese momento el Pekas me habló, quería seguir con Jenny pero con una mirada ella me dijo que atendiera a mi jefe, así que la deje para que pudiera pensar en su respuesta

—Dígame señor

—¿Señor? Por favor sabes que me llamo Johan, mira Giselle es una amiga y desde este momento es tú compañera de trabajo Chispas, eso no lo vi venir.

LIBERTAD ES MI NOMBREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora