CAPÍTULO XIII (INCIDENTE DE SHIBUYA Y CONFESIÓN)

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31 DE OCTUBRE DEL 2018 (EN LA MAÑANA)

El 31 de octubre por la mañana, Kai se encontraba en un hotel en Tokio, arrastrando una sensación de desgano que parecía pesar sobre él. El sol apenas comenzaba a iluminar la habitación, creando un contraste con la penumbra en la que él se encontraba sumido. Las ojeras bajo sus ojos eran evidentes, y la barba desaliñada en su rostro mostraba que no se había preocupado por su apariencia en días.

Se encontraba sentado en la cama, mirando al techo con una expresión ausente. La tristeza y el peso de su pasado parecían estar más presentes que nunca, y el silencio de la habitación solo intensificaba sus pensamientos. La falta de actividad y el aislamiento estaban exacerbando su estado, y cada pensamiento de su pasado se sentía como una carga más.

Las preguntas sin respuesta sobre su futuro, todo eso se mezclaba en su mente. Aunque había decidido seguir adelante y enfrentarse a sus problemas, en este momento, la soledad y el dolor se hacían sentir con más intensidad.

Kai intentaba no dejar que su depresión lo consumiera, pero la realidad era que los momentos de debilidad eran inevitables. Su mirada perdida y su actitud despreocupada hacia su apariencia eran reflejo de cómo se sentía internamente.

En un esfuerzo por cambiar su estado de ánimo, Kai decidió finalmente levantarse de la cama, aunque le costara. Sabía que, si bien no podía evitar enfrentar sus demonios internos, al menos podía intentar mantenerse ocupado.

El teléfono de Kai sonó, rompiendo el silencio en su habitación. Miró la pantalla y vio el nombre de Gojo. Contestó con un tono que reflejaba tanto cansancio como curiosidad.

-¿Sí, Gojo?-.

La voz de Gojo sonaba animada al otro lado de la línea.

-¡Kai! Necesito que vengas a la enfermería de la academia de Tokio. Tengo algo interesante que mostrarte-.

Kai frunció el ceño, algo confundido por la llamada repentina.

-¿Qué es lo que quieres mostrarme?-.

-¡No te lo puedo decir ahora! Solo ven, ¡te prometo que valdrá la pena!-.

Sin mucha más información, Kai suspiró y aceptó. Colgó el teléfono, se preparó rápidamente y salió del hotel en dirección a la academia de Tokio. Aunque estaba un poco escéptico sobre lo que Gojo quería mostrarle, la promesa de que era algo interesante lo motivó a hacer el esfuerzo.

El camino hacia la academia le ofreció un breve respiro de sus pensamientos, y mientras caminaba, trató de concentrarse en la novedad del encuentro más que en sus propias preocupaciones. Al llegar a la academia, se dirigió directamente a la enfermería, preguntándose qué podría haber en ese lugar que captará tanto el entusiasmo de Gojo.

Kai entró en la enfermería, saludando con un tono apagado:

-Buenos días-.

Shoko y Gojo estaban en medio de una conversación cuando Kai llegó. Al principio, no notaron las ojeras debajo de sus gafas de sol, pero sí la barba desaliñada que cubría su rostro. La apariencia cansada y el aire de desánimo de Kai no pasaron desapercibidos para Shoko, quien frunció el ceño pero decidió no mencionarlo de inmediato.

-¡Kai! Qué bueno verte-, dijo Gojo con su entusiasmo habitual, ignorando el estado evidente de su amigo.

Shoko se acercó a Kai, con una sonrisa profesional, aunque algo preocupada.

-Hola, Kai. Gracias por venir. Quería mostrarte cómo aplicar el ritual inverso para curar a otros, no solo para ti mismo. Creo que te será útil-.

Kai asintió, tratando de concentrarse en lo que Shoko estaba a punto de enseñar.

Me gustas. |MAKI x OC|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora