Me gustas. |MAKI x OC|

CAPÍTULO XX - NANAMIN... AHORA ES MI TURNO

La sala de control estaba en un estado de shock absoluto. Los hechiceros presentes, que habían estado observando la batalla se encontraban con una mezcla de esperanza y temor, ahora estaban paralizados por la incredulidad. La noticia de la caída de Gojo Satoru, el hechicero más poderoso, era inimaginable para ellos.

Las pantallas mostraban la imagen del cuerpo de Gojo, dividido en el suelo, mientras Sukuna se erguía triunfante sobre él. El silencio en la sala era abrumador, interrumpido solo por el murmullo ahogado de los hechiceros mientras procesaban lo que acababan de presenciar.

-Esto no puede ser real...-, murmuró Nobara, su voz temblando mientras trataba de asimilar la magnitud de la pérdida.

-No puede estar pasando...-, dijo Yuji, su rostro pálido y su expresión desolada. La pérdida de su maestro era un golpe devastador, no solo para él, sino para todos los que habían confiado en el hechicero.

-Esto... es una pesadilla-, susurró Maki, su mente aún incapaz de aceptar la realidad.

Kusakabe-sensei, normalmente tan tranquilo y racional, estaba con la mirada fija en la pantalla, su expresión era de horror. -Gojo... no...-, dijo con su voz rota por la sorpresa.

El impacto de la noticia se extendía más allá de las palabras. La caída de Gojo Satoru no solo significaba la pérdida del guerrero más fuerte, sino también la ruptura de una esperanza, un faro en la oscuridad que muchos habían seguido con fe. La sala se llenó de un silencio abrumador, mientras cada uno de los presentes lidiaba con la cruda realidad de la muerte del hombre que había sido su esperanza y protector.

Kai, con el rostro pálido y los ojos llenos de desesperación, miró a Maki con una mezcla de tristeza y determinación. La pérdida de Gojo lo había golpeado profundamente, pero sabía que debía mantener la calma y encontrar una manera de seguir adelante. Todos los presentes giraron su mirada hacia él, buscando una señal de lo que harían a continuación. El peso de la responsabilidad de liderar en estos momentos críticos se había depositado sobre sus hombros.

Sin embargo, antes de que pudiera formular una respuesta o estrategia, Nanami intervino con una voz firme y resuelta, su presencia imponente y llena de autoridad.

-¡Escuchen todos!-, dijo Nanami, su voz resonando con determinación. -No podemos permitirnos el lujo de quedarnos aquí paralizados. Gojo ha hecho todo lo que pudo, y ahora debemos continuar su lucha-.

El tono de Nanami, que combinaba la tristeza con una férrea resolución, logró captar la atención de todos. Sus palabras eran un llamado a la acción, una señal de que, a pesar del dolor y la pérdida, la batalla aún no había terminado.

-Debemos reagruparnos y prepararnos para lo que viene-, continuó Nanami. -Sukuna sigue siendo una amenaza, y necesitamos unir nuestras fuerzas para enfrentarlo-.

En medio del caos y la desesperación, Nanami estaba a punto de organizar a los presentes cuando Kashimo, impulsado por una mezcla de ansiedad y desesperación, salió disparado hacia Sukuna con una velocidad imparable. Sin pensar en las consecuencias, usó su ataque máximo, un rayo devastador de energía maldita. El rayo impactó a Sukuna con una fuerza impresionante, iluminando la escena con su resplandor.

Sin embargo, para horror de todos, el ataque de Kashimo no hizo efecto alguno en Sukuna. El rayo simplemente fue absorbido por Sukuna como si nada, sin causar daño visible. Sukuna, con una mirada fría y calculadora, miró a Kashimo con desdén.

-¿Eso es todo?-, preguntó Sukuna con una sonrisa cruel.

Sukuna se había visto obligado a reencarnar dentro del cuerpo de Megumi, para poder evitar los daños y recuperarse de los golpes de Gojo. Una energía oscura y abrumadora comenzó a emanar de su cuerpo, y, en un destello de luz maldita, Sukuna transformó su forma. Los presentes observaron atónitos cómo Sukuna cambiaba, revelando su verdadera forma: un ser con cuatro brazos y una grotesca boca en su abdomen, una apariencia que combinaba lo demoníaco y lo monstruoso.