CAPÍTULO XXIII - YO SOY TÚ...

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-¡YUTA!-, gritó alguien en la sala de control, era Kai.

Kai, viendo cómo sus amigos caían uno tras otro, no pudo soportar más la impotencia que sentía. La pérdida de Higuruma, Aoi Todo, y su mejor amigo Yuta Okkotsu lo había llevado al límite de su paciencia. Aunque aún estaba exhausto y herido, su determinación era inquebrantable. Se puso de pie con un impulso feroz y una mirada decidida.

-¡Basta!-, gruñó Kai, su voz cargada de ira mientras observaba la carnicería en el campo de batalla desde la sala de control.

Sin perder tiempo, se lanzó al campo de batalla, dejando atrás el refugio temporal que la sala de control le ofrecía. Su cuerpo estaba adolorido, pero la llama de la venganza y el deseo de proteger a sus amigos lo impulsaron a avanzar con una fuerza renovada. La técnica "Agua Celestial" de su hermano, ya no estaba disponible para él, pero aún le quedaba la técnica "Creación Divina", que él había perfeccionado con el tiempo.

Kai aterrizó en el campo de batalla, su presencia emanando una energía imponente y una determinación feroz. Miró a Sukuna, que estaba envuelto en su dominio imponente, y el odio en sus ojos brillaba intensamente.

-¡Sukuna!-, gritó Kai, llamando la atención del Rey de las Maldiciones. -¡Eres un monstruo y no mereces existir en este mundo!-.

Sukuna observó con una mezcla de fascinación y diversión mientras Kai se adentraba en el campo de batalla. La presencia de Kai, aunque debilitada, seguía siendo imponente y llena de determinación. No podía evitar sentir un extraño gozo al ver que uno de los hechiceros más formidables con los que había luchado estaba de vuelta para enfrentarlo.

-Vaya, parece que el regreso del gran Kai está lleno de sorpresas-, comentó Sukuna con una sonrisa cruel, disfrutando el espectáculo.

Kai, con una mirada decidida y tensa, se acercó a Yuji y Maki, que aún estaban en la batalla. Su corazón latía con fuerza mientras se preparaba para la confrontación final. A pesar de su agotamiento, la necesidad de proteger a sus seres queridos y de vengar a sus amigos lo impulsaba con una fuerza imparable.

-Maki-, dijo Kai con voz grave, mientras se dirigía hacia ella, -aléjate de aquí. Necesito que te pongas a salvo. Yuji y yo nos encargaremos de Sukuna. Por favor, confía en mí y quédate atrás-.

Maki, con los ojos llenos de preocupación, miró a Kai con una mezcla de enojo y desesperación. No quería dejar a su novio en una situación tan peligrosa, pero sabía que Kai estaba decidido y que no podía cambiar su decisión.

-¡No te atrevas a hacer una estupidez, Kai!-, respondió Maki con voz temblorosa, su frustración evidente. -¡Te estoy diciendo que no eres el único que está en peligro aquí!-.

Pero a pesar de sus protestas, Maki se vio obligada a retroceder, sabiendo que el pedido de Kai no era algo que pudiera ignorar. Con lágrimas en los ojos, se apartó para permitir que Kai y Yuji se enfrentaran a Sukuna sin más interrupciones.

Una vez que Maki se puso a salvo, Kai se volvió hacia Yuji, con un gesto que indicaba que estaba listo para luchar a su lado. La energía de la batalla aumentó mientras se preparaban para enfrentar a Sukuna juntos. Con la técnica de "Creación Divina" activa, Kai se lanzó de nuevo al combate, determinado a acabar con la amenaza que representaba Sukuna y proteger a todos los que le importaban.

Antes de que la pelea se reanudara, Kai observó detenidamente cómo Yuji atacaba a Sukuna antes. Y notó un detalle crucial: los golpes de Yuji no solo causaban daño físico, sino que también afectaban el alma de Sukuna, una característica que podría ser decisiva en la batalla.

-Yuji-, dijo Kai, acercándose rápidamente a él con una expresión seria, -necesito que me permitas copiar una aspecto de tus ataques. He notado que tus golpes están dañando el alma de Sukuna, y eso podría ser la clave para derrotarlo-.

Me gustas. |MAKI x OC|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora