JungKook era un Alfa que destacaba por su ternura y dulzura, cualidades que contrastaban notablemente con el estereotipo imponente asociado a su estatus. Con sus 1.85 metros de estatura, sus hombros anchos y su porte decidido, cualquier observador podría pensar que se trataba de un hombre reservado y serio. Sin embargo, en su interior, JungKook era una auténtica masita de amor. Su cabello rubio, a veces rebelde y desordenado, caía en mechones sobre su frente, los cuales apartaba con una naturalidad casi casual.
Su complexión, aunque delgada, estaba perfectamente tonificada gracias a años de disciplina y ejercicio. Sus largas piernas, que parecían dar la impresión de ser más fuertes de lo que uno esperaría a simple vista, se combinaban con unos brazos igualmente largos. Las manos de JungKook, grandes y fuertes, parecían estar diseñadas para ofrecer apoyo y cuidado. Su piel, adornada con varios tatuajes sutiles, y una argolla en la oreja izquierda, le daban un aire de sofisticación y rebeldía.
A sus veintiún años, JungKook estaba en su segundo año de arquitectura. Era el mejor de su clase, no solo porque su padre era el director de la escuela, sino también por su propia dedicación y disciplina desde muy joven. Nacido de dos Alfas y criado en un ambiente de amor y respeto, JungKook aprendió desde pequeño a valorar la igualdad y la consideración hacia todos, sin importar su estatus.
Cuando abrió la puerta de la oficina del señor Kim, fue recibido por un aroma inusual que llenaba el aire. Era un fresco y delicado aroma a melocotón, una fragancia rara en el mundo de los Alfas y Omegas, y que según las leyendas, solo poseían aquellos de corazón puro.
El ambiente en la oficina era acogedor y elegante. Sin embargo, lo que capturó de inmediato la atención de JungKook fue TaeHyung, el Omega con ojos azules que se encontraba en la sala. Su presencia era tan encantadora que no pudo evitar sentirse cautivado por su belleza serena y su aura apacible.
— ¡Hola! — Dijo TaeHyung con una voz dulce y melodiosa, que parecía flotar en el aire. JungKook pudo haber pasado horas escuchando aquella voz sin aburrirse, era una melodía en sí misma.
— JungKook, toma asiento por favor — Indicó el señor Kim, quien estaba sentado tras su escritorio, rodeado de papeles y planos — TaeHyung, cielo, ahí está tu mesita para hacer tus tareas, por favor haz todas en lo que yo hablo con el joven Jeon.
— Si papi, ¿quieres galletitas? Las hice con mi nana — Ofreció TaeHyung, su carita radiante iluminada por una sonrisa genuina.
— No, muchas gracias — Respondió JungKook, pero fue sorprendido por la mirada de EunSeom, quien con un gesto de la cabeza le hizo saber que aceptara las galletas.
— Oh, sí, lo entiendo... — Dijo TaeHyung, frunciendo el ceño ligeramente y haciendo un pequeño pucherito en sus labios.
— Quisiera una — Aceptó JungKook con una sonrisa amable.
— Te daré dos porque tengo cuatro — Dijo TaeHyung, mientras extendía su mano pequeña y delicada con las galletas hacia JungKook.
— ¿A mí no me toca galletas? — Preguntó EunSeom con una expresión de sorpresa.
— Papá dijo que no puedes comer galletas por el azúcar — Respondió TaeHyung, mientras le pasaba dos galletitas a JungKook. Su voz estaba cargada de una mezcla de decepción y preocupación.
— Muchas gracias — Dijo JungKook, tomando las galletas con gratitud.
— ¡De nada! — Sonrió TaeHyung, sus ojitos formaban pequeñas arrugas mientras caminaba de vuelta a su mesita. Sacó sus cuadernos y unos audífonos para escuchar música mientras trabajaba.
— Gracias por venir — Dijo EunSeom, agradecido mientras miraba a JungKook con una mezcla de esperanza y alivio — Mi esposo y yo estábamos desesperados por la opinión de un arquitecto para los edificios que pronto se construirán.
Después de un rato, la reunión se había formalizado, y JungKook fue temporalmente contratado para el proyecto. El acuerdo consistía en trabajar a medio tiempo, permitiéndole asistir a la escuela y estar libre los fines de semana. En caso de emergencias, estarían en contacto.
— ¡Papi! — Gritó TaeHyung, interrumpiendo la conversación.
— ¿¡Qué pasa, cielo!? — Respondió EunSeom, alarmado por el tono urgente de la llamada.
— ¡El maestro nos quiere en menos de diez minutos en la escuela y Beomie anda con papá conduciendo! — Exclamó TaeHyung mientras recogía apresuradamente sus cosas.
— Si gustas, puedo llevarte — Ofreció JungKook con una sonrisa comprensiva, viendo el apuro en los ojos de TaeHyung.
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just let me adore you 𐙚 kooktae
Fanfictionfinalizada ⋮ «los tatuajes de los destinados aparecen cuando se dan su primer beso, confirmando el amor puro que se tienen y formando una silueta del sentimiento que tuvieron la primera vez que se vieron» taehyung es un omega con un aroma muy partic...