Ꜥꜥֶָ֢🪷ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo 11

1.2K 118 0
                                    

JungKook estaba en su habitación, terminando de organizar con esmero la canastita de picnic que había preparado con antelación

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

JungKook estaba en su habitación, terminando de organizar con esmero la canastita de picnic que había preparado con antelación. Cada elemento dentro de la canasta había sido seleccionado cuidadosamente, desde los pequeños sándwiches que había hecho con sus propias manos, hasta las frutas frescas y jugosas que había escogido esa misma mañana. También había incluido algunos dulces que sabía que TaeHyung adoraba, como los pastelillos de fresa que siempre le hacían sonreír. El Alfa tenía todo planeado para que la cita fuera perfecta, desde la comida hasta el lugar al que lo llevaría.

El destino era un pequeño sendero de flores, un lugar mágico que JungKook había visitado con sus padres cuando era niño. El sendero llevaba a un claro donde se encontraba un pequeño lago rodeado de árboles altos y frondosos. Ese lugar siempre había tenido un significado especial para él, y ahora, estaba ansioso por compartirlo con TaeHyung. El clima, por suerte, estaba de su lado; no había señales de nieve en el aire, y un tímido sol asomaba entre las nubes, prometiendo un día cálido y agradable.

Antes de salir de casa, JungKook se despidió de sus padres, quienes le habían prestado el auto con la advertencia de que cuidara bien de su acompañante. Sus padres conocían a TaeHyung y sabían cuánto significaba para su hijo, así que lo enviaron con palabras de aliento y una sonrisa de comprensión.

El Alfa tomó las llaves con manos ligeramente temblorosas, la emoción mezclándose con un nerviosismo palpable. Esta sería su primera cita oficial con TaeHyung, y en algún momento del día, planeaba pedirle formalmente que fueran novios. La idea lo llenaba de una mezcla de emoción y temor, temiendo que sus nervios pudieran sabotear el momento que había imaginado tantas veces en su mente.

Mientras conducía hacia la casa de los Kim, no podía dejar de pensar en TaeHyung. Ese Omega lo tenía completamente cautivado; no había nada que no adorara de él. Su sonrisa, su risa, incluso la forma en que arrugaba la nariz cuando algo le disgustaba. JungKook se imaginaba pasando horas simplemente observándolo, contento con la simple presencia de TaeHyung a su lado.

Cuando llegó a la casa de los Kim, estacionó el auto frente a la entrada y se bajó, su corazón latiendo con fuerza. Caminó hasta la puerta con pasos rápidos pero seguros, aunque por dentro sentía que cada segundo se alargaba indefinidamente. Tocó el timbre y se quedó esperando, sus manos jugando nerviosamente con los mechones de su cabello, enderezándolos una y otra vez, como si buscara algo que hacer mientras su corazón palpitaba con expectación.

Finalmente, la puerta se abrió y allí estaba TaeHyung, radiante y hermoso como siempre, pero hoy, de alguna manera, más encantador de lo habitual. JungKook se quedó sin aliento por un momento al verlo.

El castañito vestía unos jeans holgados acampanados que se movían suavemente con cada paso, y una camisa blanca de manga corta que resaltaba su piel clara. Sobre la camisa, un suéter tejido de colores con pequeños dibujos de nubecitas le daba un aire dulce e inocente. Sus vans blancas estaban impecables, y en sus labios llevaban un brillo sutil que los hacía parecer aún más suaves y apetecibles. Sus pestañas, ligeramente rizadas, enmarcaban sus ojos grandes y brillantes, completando una imagen que a JungKook le parecía sacada de un sueño.

— Hola, Koo — Saludó con su voz suave y melodiosa, levantándose un poco en las puntas de los pies para dejar un besito en la mejilla de JungKook. La sensación del contacto cálido hizo que el corazón del Alfa se acelerara aún más — Te ves bonito, ¿cómo me veo yo? — Preguntó el Omega, moviéndose de un lado a otro mientras le mostraba su atuendo.

Había una chispa juguetona en sus ojos, y JungKook sintió que su corazón se derretía con la ternura del gesto.

— Luces muy bonito, Tae, muy, muy bonito — Respondió el rubio, su voz cargada de sinceridad. No había palabras suficientes para expresar lo adorable que le parecía el Omega en ese momento, pero hizo su mejor esfuerzo — ¿Ya estás listo? ¿Y tus padres? — Preguntó mientras le quitaba la mochila que llevaba, colgándola en su hombro sin esfuerzo.

— Están trabajando, no hay nadie más en casa, solo nana — Explicó mientras cerraba la puerta detrás de ellos. — Pero me dijeron que quieren que esté en casa antes de que anochezca.

— Claro, no te preocupes, te traeré de vuelta antes de que oscurezca — Respondió JungKook, entrelazando sus dedos con los del menor mientras caminaban hacia el auto.

El Alfa se detuvo para abrir la puerta del auto para TaeHyung, quien se subió con gracia y se acomodó en el asiento, ajustando su cinturón de seguridad. JungKook rodeó el auto y se sentó en el asiento del conductor, sonriendo al ver que el Omega se veía cómodo y relajado.

— ¿A dónde iremos, Koo? — Preguntó TaeHyung con emoción, sus ojos brillando con curiosidad.

No podía ocultar la expectación en su voz; la idea de pasar el día con JungKook lo llenaba de una felicidad que casi no podía contener. Había pasado toda la mañana preparándose, probándose ropa una y otra vez, asegurándose de que cada detalle estuviera perfecto. Incluso había pasado horas acomodando su cabello y eligiendo el gloss que usaría, queriendo verse lo mejor posible para su Alfa. Sabía que JungKook lo encontraba bonito, pero hoy quería que lo viera especialmente bonito.

— Vamos a un lugar que significa mucho para mí — Explicó mientras mantenía su mirada en la carretera, aunque de vez en cuando lanzaba miradas furtivas hacia el Omega, sonriendo al ver lo emocionado que estaba — Es un sendero lleno de flores, y al final hay un pequeño lago. Mis padres solían llevarme allí cuando era niño. Lo mejor es que hoy el clima está perfecto, sin nieve y con un poco de sol. También preparé algunos alimentos para que podamos disfrutar de un picnic.

— No traje nada... — Murmuró TaeHyung, su voz teñida de un ligero tono de preocupación mientras fruncía los labios en un puchero adorable — Solo mi osito y algo de dinero que me dio papá.

— No necesitabas traer nada, Tae — Respondió JungKook con una sonrisa tierna, arrugando su nariz de manera juguetona — Yo fui quien te invitó, así que me encargo de todo.

El Omega sonrió ante la respuesta, sus ojos brillando con gratitud.

— Está bien — Dijo, dejando escapar una pequeña risita que hizo que sus ojos se arrugaran suavemente en las esquinas, creando esas adorables líneas que JungKook amaba tanto.

— Está bien — Dijo, dejando escapar una pequeña risita que hizo que sus ojos se arrugaran suavemente en las esquinas, creando esas adorables líneas que JungKook amaba tanto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
just let me adore you 𐙚 kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora