Conforme los días pasaban, TaeHyung y JungKook se volvían cada vez más unidos, como si un hilo invisible los acercara con cada interacción. Al principio, sus encuentros eran simplemente cordiales y profesionales. JungKook llegaba de la universidad con sus jeans oscuros y su camisa siempre perfectamente planchada, entregando los planos que los padres de TaeHyung solicitaban para la empresa familiar. Pero con el tiempo, esos encuentros se volvieron más personales y llenos de pequeños gestos que ambos atesoraban en silencio.
Cuando TaeHyung pedía ayuda con sus tareas de matemáticas, lo hacía con una mezcla de timidez y dulzura que JungKook no podía resistir. El Alfa, que siempre había sido directo y seguro de sí mismo, se encontraba ahora esperando esos momentos con ansias, sabiendo que cualquier excusa para pasar tiempo con TaeHyung era bienvenida. No podía negarle nada al pequeño Omega, ni siquiera aunque quisiera. Cada vez que el menor alzaba la mirada y sus ojos azules se encontraban con los suyos, JungKook sentía una conexión tan profunda que su corazón latía más rápido, como si quisiera salir de su pecho.
Durante esas tardes juntos, JungKook descubrió algo que lo dejó perplejo y encantado a la vez: TaeHyung lo miraba de una manera especial. No era solo atención, era algo más. Mientras el Alfa le explicaba pacientemente los problemas de matemáticas, notaba que los ojos del Omega se posaban en él, observándolo con un brillo curioso, casi hipnótico. Y él hacía lo mismo cuando TaeHyung, concentrado, resolvía los ejercicios. Esa mirada compartida, ese instante de reconocimiento mutuo, comenzó a sembrar en ambos una certeza que iba más allá de las palabras.
Ambos comenzaron a darse cuenta, lentamente y sin necesidad de pronunciarlo, de que lo que sentían era más que una simple amistad. TaeHyung, que nunca había estado en una relación antes, sentía su corazón revolotear cada vez que JungKook estaba cerca. Y para JungKook, aunque había besado a otras Omegas antes, ninguna había logrado despertar en él lo que TaeHyung provocaba con solo una sonrisa o una mirada.
Una tarde particularmente fría, estaban en la casa de TaeHyung. Afuera, el invierno hacía de las suyas, y las temperaturas bajas obligaban a que el pequeño Omega se quedara en casa, protegido del clima que podría desencadenar alguna de sus habituales alergias. TaeHyung, siendo tan joven y delicado, era propenso a enfermarse, y JungKook había accedido a ir a su casa para ayudarlo con sus tareas.
Estaban en la sala, una habitación cálida y acogedora, decorada con toques navideños que acentuaban la temporada. TaeHyung, envuelto en su suéter holgado, había estado luchando con un problema difícil de matemáticas. Después de mucho esfuerzo, finalmente logró resolverlo, y la alegría que sintió fue tan grande que no pudo contenerse.
— ¡Sí, pude! — Gritó, levantando las manos al aire con entusiasmo.
Su rostro se iluminó con una sonrisa radiante mientras comenzaba a hacer un pequeño bailecito de victoria, moviendo sus caderas de un lado a otro y dejando escapar una risita contagiosa. Su alegría era tan pura que JungKook no pudo evitar mirarlo con admiración, con el corazón lleno de un cariño que estaba a punto de desbordarse.
ESTÁS LEYENDO
just let me adore you 𐙚 kooktae
Fanfictionfinalizada ⋮ «los tatuajes de los destinados aparecen cuando se dan su primer beso, confirmando el amor puro que se tienen y formando una silueta del sentimiento que tuvieron la primera vez que se vieron» taehyung es un omega con un aroma muy partic...