Ꜥꜥֶָ֢🪷ֶָ֢۫݊˒𐙚 capítulo 17

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Siete años habían transcurrido desde aquel primer encuentro, y ahora TaeHyung y JungKook estaban uno frente al otro, rodeados por una multitud de familiares y amigos, pero en ese instante, para ellos no existía nada más que el calor que compartían...

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Siete años habían transcurrido desde aquel primer encuentro, y ahora TaeHyung y JungKook estaban uno frente al otro, rodeados por una multitud de familiares y amigos, pero en ese instante, para ellos no existía nada más que el calor que compartían al entrelazar sus manos. Sus miradas se buscaban, llenas de amor y nerviosismo, mientras el brillo del día iluminaba sus sonrisas. Ninguno de los dos podía evitar sentir mariposas en el estómago, a pesar de todos los momentos compartidos, de las vivencias y los años que habían pasado juntos. En ese preciso instante, todo parecía nuevo otra vez, como si el amor floreciera de manera más intensa.

TaeHyung, con veinticuatro años, había alcanzado un sueño más en su vida. Se había graduado como veterinario, y aún conservaba esa pureza que tanto caracterizaba su ser. Sus mejillas se sonrojaban con la más mínima muestra de afecto de JungKook, quien no podía evitar sonreír al ver la timidez en el rostro de su Omega, como si fuera la primera vez que se tocaban. Habían decidido compartir sus vidas por completo, y hacía ya un tiempo que se habían mudado juntos a un acogedor apartamento. La vida junto a él era un constante descubrimiento, un paseo interminable por los rincones más dulces de la cotidianidad, desde las mañanas en las que compartían el desayuno hasta las noches en las que, bajo el mismo techo, susurraban sueños al oído antes de quedarse dormidos.

Por otro lado, JungKook, con veintisiete años, se había establecido en su carrera como arquitecto, habiendo sido contratado en la empresa de los padres de TaeHyung. Su vida profesional brillaba tanto como su relación con el Omega, y su mirada cargaba la seguridad de alguien que ha encontrado su lugar en el mundo. A pesar de su carácter más firme, el Alfa siempre se mostraba cálido y protector con TaeHyung, quien había pasado de ser un joven tímido y retraído a un hombre seguro de sí mismo, pero que aún mantenía esa fragilidad que lo hacía tan especial para JungKook.

El aire estaba cargado de emoción, y la ceremonia avanzaba entre murmullos emocionados de los invitados. Entonces, en un acto cargado de simbolismo y amor eterno, JungKook tomó la mano de TaeHyung, su mirada fija en los ojos del Omega, y con una voz firme, pero al mismo tiempo suave, dijo:

— Ni la muerte podrá apartarme de ti, porque te buscaré en la siguiente vida para volver a amarte de la manera en que te amo ahora — Pronunció mientras deslizaba el anillo en el dedo de TaeHyung, sus ojos brillando con la promesa de un amor que trascendía el tiempo y el espacio.

TaeHyung, con el corazón latiendo a mil por hora, repitió el gesto, sus manos temblorosas pero seguras al colocar el anillo en el dedo de JungKook. Su voz se quebró ligeramente por la emoción, pero sus palabras salieron claras y firmes.

— Cuando termines de contar todas las estrellas del cielo, será el día que deje de amarte — Dijo con una ternura que hizo que todos los presentes contuvieran la respiración, mientras unía su destino al de JungKook con aquel simple pero poderoso anillo.

La ceremonia continuó, pero para ellos, el tiempo parecía haberse detenido en ese instante en el que sus almas se conectaban más allá de lo físico. Se miraron profundamente, susurrando en silencio un "te amo", un mensaje que no necesitaba ser pronunciado en voz alta, porque estaba escrito en cada gesto, en cada mirada, en cada respiro compartido.

El Beta que oficiaba la ceremonia tomó la palabra, su voz resonando como el punto culminante de aquel momento:

— Por el poder que me otorga el consulado de Seúl, yo los declaro Alfa y Omega. Pueden besar a su pareja.

JungKook no tardó en inclinarse, tomando con delicadeza el rostro de TaeHyung entre sus manos, acariciando sus mejillas con los pulgares antes de unir sus labios en un beso suave, profundo, lleno de promesas y amor. Ambos sonreían entre el beso, sintiendo el calor de los aplausos y las miradas de los invitados, pero para ellos no había más sonido que el latido acelerado de sus corazones. El Alfa rodeó con su brazo la cintura del Omega, y en un gesto lleno de alegría, lo levantó del suelo, haciéndolo girar en el aire, mientras ambos reían entre susurros de amor.

— Te amo, te amo, te amo — Decía JungKook una y otra vez, sus palabras rozando los labios de TaeHyung.

— Yo más, yo te amo más — Respondió TaeHyung con una sonrisa tímida, acurrucándose contra el pecho del Alfa mientras entrelazaba sus dedos.

Juntos comenzaron a caminar por el pasillo entre los invitados, que los cubrían de pétalos de rosas blancas, una lluvia de bendiciones y buenos deseos.

Entre los invitados estaban JaeBeom junto a su esposo Ji-Ho, quienes también compartían su propio final feliz, habiéndose casado tiempo atrás. La alegría de esa pareja no se detenía ahí, pues ahora esperaban la llegada de unos gemelos, una noticia que había llenado de felicidad a todos sus seres queridos.

Siete años después de conocerse, TaeHyung y JungKook estaban finalmente listos para dar el paso más grande en sus vidas: el matrimonio. Habían esperado pacientemente, planeando cada detalle con amor y dedicación, disfrutando de su tiempo juntos antes de decidirse a formalizar su relación.

Habían vivido grandes momentos, viajado por el mundo, y construido una vida juntos en el departamento que los padres de TaeHyung le habían regalado en su cumpleaños número diecisiete. Con el tiempo, habían adoptado dos perritos que alegraban sus días, y ya comenzaban a pensar en el futuro, en la posibilidad de formar su propia familia, imaginando cachorros con los cabellos dorados de JungKook y los ojos azules de TaeHyung.

El destino, en su infinita sabiduría, los había unido de manera perfecta. Ninguna fuerza en la tierra, ni siquiera los dioses, podría separarlos, porque su amor estaba destinado a perdurar, una melodía eterna que solo ellos podían entender, tocada en los rincones más profundos de sus corazones.

— ¿Ya dije que te amo, esposo mío? — Susurró TaeHyung mientras se apoyaba en el brazo de JungKook, caminando juntos hacia el salón donde los esperaba la celebración.

— Sí, y me gusta escucharlo — Respondió JungKook con una sonrisa radiante, inclinándose una vez más para besar los labios del Omega — Esposo mío.

Y en ese beso, sellaron la promesa de un amor que duraría más allá del tiempo, más allá de cualquier vida.

Y en ese beso, sellaron la promesa de un amor que duraría más allá del tiempo, más allá de cualquier vida

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just let me adore you 𐙚 kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora