¿Qué pasó?

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Isaza decidió tomar una siesta al llegar a casa después de clases, estaba cansado, sumamente agotado. Colocó una alarma para la hora en que debía salir al ensayo y se recostó en el sofá esperando descansar un poco y, con algo de suerte, reponer en algo la falta de buen sueño. Cuando finalmente fue momento de despertar, Isaza se apresuró a tomar sus cosas y salir rápidamente. Al llegar a casa de los Vargas, la realización le llegó de golpe: no le había avisado a Martín que llegaba antes; esperaba que lo supiera, que lo hubiera dado por hecho, pero lo cierto es que eso no era muy probable. Con algo de pena, llamó a la puerta y fue recibido por Martín.

- Isa -dijo el chico recibiéndolo en la puerta

- Quiubo, Marto -respondió Isaza con resignación

Martín lo miró sin saber muy bien qué decir, finalmente, se decidió a simplemente hacerlo pasar

- Perdón, siga, siga -dijo dándole espacio para entrar

- Gracias

Isaza se andentró en el pasillo con Martín detrás suyo

- No sabía que hoy llegaba antes -dijo este

- Sí, olvidé preguntar primero jaja -rió con desgano, hubiera preferido dormir un poco más

- No, no, yo debí asumir que iba a hacerlo... después de haberlo molestado tanto jaja

- No hay problema, yo... -Isaza se detuvo al ver, de nuevo, a la chica de la vez anterior sentada en el sofá con un libro entre las manos. Había olvidado considerar también eso- Voy a esperar a Simón en el garaje

- Sí, sí, está bien -respondió Martín incómodo- Simón no tarda en ir

Isaza asintió y Martín lo observó alejarse, preocupado por lo seguro que estaba de que algo no andaba bien con Isaza. Sarah notó su inquietud y decidió que, como de cualquier forma estaban avanzando bastante bien en su trabajo, no haría mal si ese día trabajaban un poco menos.

- Umm, ¿Sabes? Quizás debería irme

- No, está bien, sigamos trabajando

- Igual avanzamos bastante y me siento algo mal por él jaja -dijo señalando la dirección en que se había ido Isaza

- ¿Segura?

- Sí, sí

- Muchas gracias -dijo Martín intuyendo cuál había sido la intención de la chica

- No hay problema -respondió amable

Martín despidió a Sarah y fue a encontrarse con Isaza en el garaje, en donde lo encontró sentado en el mueble del fondo, con la espalda contra la pared y medio dormido.

- Hey... -dijo Martín con cautela, tratando de no asustarlo

Isaza abrió los ojos de golpe, tratando de disimular que había estado a nada de quedarse dormido en aquel garaje

- Quiubo, Marto, ¿Pasa algo? -dijo tratando de sonar normal, como si pudiera pensar con claridad

Martín lo miró con una sonrisa triste. No podía entender cómo, cuando claramente no estaba del todo despierto, su primer instinto era, como siempre, preguntar si alguien más necesitaba algo, si cualquiera, excepto él, estaba bien. Martín sabía que los otros miembros de a banda apreciaban a Isaza, como él mismo hacía, pero no podía evitar pensar que este tipo de cosas: sus tendencias a hacerse a un lado, minimizar sus problemas, eran algo que los otros parecían ignorar; era en ese tipo de momentos que se preguntaba cómo era que nadie se había dado cuenta de la gran persona que era Isaza, cómo había pasado tanta gente por su vida y se había ido sin problema. Martín deseaba que alguien quisiera a Isaza de la misma manera que él quería a todo el mundo, que alguien lo cuidara como él a todos aquellos que apreciaba, como él se merecía.

Nuestras Canciones (Sobre El Amor Y Sus Efectos Secundarios) || MoratDonde viven las historias. Descúbrelo ahora