Conexiones

14 2 0
                                    


Después de una noche de poco descanso, donde apenas pudo dormir unas pocas horas, y una agotadora jornada de clases llena de exámenes y tareas, Martín finalmente llegó a casa con el objetivo de relajarse. Al llegar, decidió tomar un baño caliente para aliviar la tensión acumulada en su cuerpo. La ducha cumplió su objetivo y al terminar se sintió considerablemente más relajado; se vistió con algo cómodo y se dirigió a la cocina, en donde se encontró con Simón, quien, al igual que él, se disponía a prepararse algo para comer. Los dos hermanos comenzaron a charlar sobre cómo había estado su día hasta el momento mientras colocaban sobre la encimera los ingredientes para cocinar. La cocina pronto se llenó con un delicioso aroma y las risas de los hermanos conversando y haciendo chistes sobre sus propias habilidades para cocinar. Para cuando terminaron, Martín había olvidado su anterior estrés y se encontraba ahora más tranquilo.

Los chicos se dirigieron a la sala para aprovechar y ver algo mientras comían. Nada particularmente interesante se encontraba al aire en el momento, por lo que la comida transcurrió relativamente rápida y silenciosa. Al finalizar, y después de haber limpiado lo que habían utilizado, Martín regresó al sofá para sentarse un momento antes de comenzar a trabajar en sus tareas. Simón se le unió un momento después y le contó que Alejandro probablemente no tardaría mucho en llegar, por lo que debería intentar trabajar un poco antes de su llegada, a lo que Martín asintió con algo de desgano, reconociendo que él mismo debería hacerlo. Simón le miró con una sonrisa cariñosa y le aseguró que no había ningún problema si se tomaba un poco más de tiempo para prepararse antes de comenzar con sus tareas, algo que Martín agradeció mientras se colocaba en una posición algo más cómoda en el sofá para mirar con poca atención el programa genérico que se encontraba en la televisión.

Simón se dirigió a su habitación para intentar adelantar algo de trabajo antes de que Alejandro llegara.

Después de unos momentos, Martín finalmente se sintió con la energía suficiente para levantarse del sofá y estudiar. Entró a su habitación y comenzó a preparar los materiales necesarios y se colocó frente a su escritorio. Terminó un par de tareas sencillas antes de qu, tal como Simón había dicho, poco menos de una hora después, Alejandro llamara a la puerta de los Vargas.

Martín acudió junto con Simón a recibir al chico, se saludaron y, a pesar de que Simón sugirió que se sentaran en la sala a conversar, Alejandro parecía querer hablar en privado; Martín comprendió la situación y regresó a su habitación para continuar trabajando.

Las palabras en los libros comenzaron a tener cada vez menos sentido a medida que avanzaban los minutos tratando de evitar pensar en la idea que había tenido Martín hace unos momentos. Quizás no era la mejor de las ideas considerando lo que había pasado en la mayoría de ocasiones en que habían intentado estudiar juntos, pero podría ser mejor idea que continuar pretendiendo que había comprendido algo de lo que había leído en los últimos quince minutos. Decidió que al menos valía la pena intentarlo. Se levantó de su asiento y se dirigió a la habitación de Simón, en donde llamó a la puerta antes de pasar y decir

- ¿Puedo invitar a Isaza?

- ¿A Isaza? -preguntó Simón extrañado

- Sí, bueno, es que necesito hacer una especie de entrevista a alguien, y ve que Villa siempre está ocupado con algo -improvisó Martín

- Pero no hay por qué molestarlo, yo puedo responder

- Uy, es que no puede ser nadie de mi familia, además es algo extensa, y como que veo que están ocupados

Simón miró un momento a su amigo, que parecía algo impaciente. Finalmente, no le quedó más que aceptar, era evidente que algo le preocupaba a Alejandro, y él se había ofrecido a escucharlo, así que simplemente dijo

Nuestras Canciones (Sobre El Amor Y Sus Efectos Secundarios) || MoratDonde viven las historias. Descúbrelo ahora