Me quema

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Julio de 2014, 2 años antes de "mi nuevo vicio"

Malta había comenzado como un comentario casual entre el grupo de amigos, ya que todos tocaban instrumentos y al menos dos de ellos disfrutaban de cantar, ¿Qué podría pasar?. Tiempo después seguían ensayando en el garaje de Simón al salir de clases, preparándose para presentarse en un bar local.

De los cuatro chicos, los dos Juan Pablo, Simón y Alejandro, eran estos últimos quienes solían pasar más tiempo juntos practicando, pues Alejandro solía llegar antes a casa de Simón y ayudar a su hermano menor, Martín, a practicar batería desde hacía años, quizá incluso antes de que surgiera Malta, no podía recordarlo. Ese día de ensayo, Alejandro salió con Simón directamente después de clases, ya que ninguno tenía pendientes y, de cualquier manera, Alejandro no tardaría mucho más en aparecerse por su casa.

Al llegar a casa de Simón, este sugirió que esperasen a su hermano para pedir una pizza y comer los tres; mientras tanto, los chicos se pusieron al día con algún programa genérico en la televisión de fondo. Ambos solían tener preocupaciones similares que compartían entre sí más que con cualquiera de sus otros compañeros de banda, y esa ocasión no era diferente, en ese momento, el tema era la universidad.

— Es que de plano no me convence —dijo Simón tratando de hacer a su amigo entender su punto

— ¿En serio? ¿Dos semestres completos no son suficientes?— respondió Alejandro burlesco

— Es que, vea ¿Para qué continuar si no estoy seguro?, Allá afuera debe haber alguna otra cosa que sea mi verdadera vocación, y yo la estoy ignorando para ser abogado

— ¿Entonces por qué elegir la carrera desde un inicio?

— Pues porque me interesaba, pero creo que realmente no es lo mío, ya pasando de lo teórico creo que no me interesa

— Uff, qué valor, yo no podría

— Pues claro que no, porque a usted sí le gusta su carrera

— Bueno, en eso tiene razón, al menos yo no sería miserable si fracasa Malta —dijo Alejandro con una risa

Unos minutos después finalmente llegó Martín, y después de comer, Simón sugirió que los dos chicos podían practicar un poco en tanto llegaba el resto de la banda y él tomaba un baño, así tenían espacio y mayor comodidad, pues Simón sabía que, a pesar de la buena relación que tenía con su hermano, había cosas de las que no quería hablarle y, en ese sentido, confiaba en Alejandro, además, él tenía sus propios secretos para su hermano.

Alejandro pasó varios minutos con Martín tratando de enseñarle una de las canciones que tenían pensado tocar en su siguiente presentación, una de las pocas que el menor no había aprendido por su cuenta ni al mismo paso que él; pronto necesitaría empezar a buscar canciones menos conocidas para poder mostrarle. A diferencia de días anteriores, Martín no logró completar la pieza que le había mostrado en el tiempo que le tomó al resto de sus compañeros llegar, así que ahora tenía algo que practicar cuando estos terminaran.

En ese momento entró al lugar uno de los dos Juan Pablos, Isaza, como lo llamaban para distinguir, el alto guitarrista con un particular gusto por los sombreros, que llevaba casi a la totalidad de ensayos, seguido por Villamil, quien después de saludar se ofreció a ir por Simón para iniciar el ensayo.

Cuando Isaza entró al lugar, casi como en cada ensayo, dejó caer su sombrero al ingresar al garaje en donde tocaban, pues algunos días olvidaba en qué medida debía agacharse para pasar por la puerta y, además, evitar que pasara. Ese día, era uno de ellos.

— ¿Y usted cuándo va a dejar de crecer a lo bobo o mínimo aprender a dimensionar? — dijo Alejandro a manera de burla

— Será el día que deje de ser tan bobo para que no lo supere  Martín —respondió

Nuestras Canciones (Sobre El Amor Y Sus Efectos Secundarios) || MoratDonde viven las historias. Descúbrelo ahora