Ingeniero-musical

17 2 2
                                    

Ser hijo único tenía ventajas y desventajas, algunas veces era sentirse querido y apreciado sobremanera, y otros significaba tener demasiado miedo al fracaso. Juan Pablo Villamil era un joven que toda la vida se había esforzado por ser un buen hijo, cumpliendo con sus obligaciones en la escuela y jamás metiéndose en problemas más graves que tomar cerveza a escondidas de sus padres. También era el chico que trataba de hacer que sus padres se sintieran orgullosos, incluso si a veces significaba dejar de lado lo que realmente deseaba.

Había decidido, junto con sus compañeros de banda, que estudiarían una carrera profesional, necesitaban tener un plan de respaldo si la banda no funcionaba como esperaban, pero a diferencia de Isaza, no sentía el suficiente valor para tomar una carrera orientada a la música, y, a diferencia de Simón, no sentía que tuviera otra pasión a la que pudiera dedicarse, porque en definitiva no pensaba intentar con la música y el fútbol al mismo tiempo, no podía hacer eso a sus padres. Y luego estaba Alejando, quien realmente parecía disfrutar su carrera, y le hacía preguntarse ¿Qué le hacía falta para tener lo que él tenía? Cuando eligió su propia carrera seguía pensando en una sola cosa, sus padres, en hacerlos sentir orgullosos, por eso eligió una ingeniería, algo que sin duda su padre aprovaría.

Lo que Villamil ignoraba era que sus padres solo deseaban verlo feliz, incluso si eso significaba fracasar terriblemente de vez en cuando. Pero algún día lo descubriría; mientras tanto, seguiría preocupándose sobremanera por todo algunos años más.

Ese día iría a ensayar con la banda, así que procuró terminar los detalles del proyecto que tenía pendiente antes de salir. Cuando estuvo listo, tomó su banjo y se dirigió a la salida. Al llegar a casa de los Vargas, llamó a la puerta y Martín lo recibió

— ¿Ya están todos? —preguntó mientras pasaba

— No, solo Isa, y ahora voy por Simón

— Bueno pues

Villa se dirigió al garaje, en donde se encontró con Isaza sentado en el mueble del fondo, concentrado en su teléfono.

— Quiubo, Isa

— Ah, quiubo, Villa

— ¿Listo para el evento?

— No estoy tan seguro

— Ja, ja, ¿Y eso por qué?

— Pues... —hizo una pausa al escuchar una notificación en su teléfono— permítame

— Adelante —dijo mientras comenzaba a prepararse

Mientras tanto, Isaza continuó escribiendo en su teléfono

Isaza: Es el sonido de una máquina de escribir que tiene mi padre

Andrés: Uff, no se me hubiera ocurrido

Isaza: Pues es que lo suyo tiene un sonido como más contemporáneo, no? De pronto es por eso

Andrés: Pues sí, puede ser, pero igual es ingenioso, yo no lo habría pensado, creo que ni siquiera tengo algo así en mi casa jajaja

Isaza: Y por eso es que usted hace música para gente de este siglo, yo hago cosas más bien para los mayores jaja

Andrés: Nooo, jaja, una cosa no quita la otra, lo clásico y lo nuevo pueden sonar bien juntos

Isaza: No trate de hacerme sentir mejor, yo sé que soy un viejo en el alma :,)

Isaza: jajaja

Andrés: Bueno, pues puede que lo sea, pero los viejos son muy sabios, por eso hace tan buena música ;)

Isaza: jajajaja, no tengo nada que decir contra eso

Nuestras Canciones (Sobre El Amor Y Sus Efectos Secundarios) || MoratDonde viven las historias. Descúbrelo ahora