Cap:18

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-¿Que haces aquí? —me preguntó él padre de Valeria molesto.

Vine a ver como estaba Valeria—conteste.

Valeria esta en su cama, no se puede levantar, ¿como entraste? —preguntó en un tono serio.

Entre por atrás.

Entraste cómo una ladrona a mi casa —afirmó molesto.

No, eso no es verdad —lo confronte —. Toque la puerta varias veces y nadie me abrió y por una de las ventanas vi a Val tirada en la cocina, me asuste y entre —le conté —. Estaba desmayada aquí ardiendo en fiebre y la lleve a su cuarto.

No tienes derecho de entrar así a mi casa —dijo enojado, al parecer no le importo que le haya contado que Val estaba tirada en el suelo.

Usted tampoco tiene derecho de hablarme así, yo solo lo hice por Val lo que usted como padre no hace y es cuidarla —le dije en un tono mas alto.

No me vengas a dar un sermón de que clase de padre debo ser. Vete de mi casa —me ordenó.

No me iré hasta ver que Val este bien —le dije.

No es necesario, yo soy su padre, tu no eres nadie, así que vete.

No, me quedo —le volví a decir.

¿Que son esos gritos? —preguntó Val, me gire, estaba apoyada en el marco de la entrada a la cocina. —¿Por qué le hablas así a Yuri?

Solo quiero que esta invertida se vaya —dijo mirándome.

No le digas así, ella es mi amiga —le dijo Val.

Te eduque para que tuvieras mejores amistades —le dijo su padre.

No me voy alejar de Yuri por que tu me lo pidas —le dijo Val —. Además, deberías de agradecerle, ella me cuido mientras tú no estabas.

Entró como una ladrona.

No, ella entró como alguien preocupada al verme tirada aquí en la cocina —dijo, vi que se tocó la cabeza.

Val, ¿te sientes mal? —pregunté.

La cabeza me da vueltas —contestó.

Aún no estás bien —le dije —. Vamos, te llevo para que te acuestes —tome su brazo y fuimos hasta las escaleras, su padre nos llamó, pero yo no le hice caso, subimos y al entrar a su habitación le ayude a que se acostara.

Gracias por cuidarme, Yuri.

No tienes por qué agradecer, lo hice por que me importas —le dije, ella me sonrió.

Pero me gusta agradecerte, haces muchas cosas por mi y yo no he hecho nada por ti —dijo algo apenada.

Me basta con que estés bien —le dije —. Y que siempre sonrías —ella me miró y poco a poco sonrió —Eso, me encanta cuando sonríes —susurre eso último, acaricie su mejilla —. B
bueno, será mejor que me vaya, no quiero tener problemas con tu padre —le dije, toque su frente —. Al parecer ya no tienes casi nada de fiebre —me acerque un poco a ella y bese su frente, me levante —. Descansa bien y cuando ya te sientas mucho mejor me avisas.

Lo haré —sonrió, yo igual lo hice, abrí la puerta y la cerré tras de mi, baje las escaleras, mire por si estaba su padre, pero no se veía por ningún lado, me dirigí a la puerta y salí de la casa.

La hija del pastor - adaptación-(YULERIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora