La semana pasó bastante rápido y sin ningún problema, veía de vez en cuando a Val junto con su amiga Laura, siempre quería que las atendiera a ellas, se veían más felices sin sus novios; mi amistad con Valeria iba muy bien, siempre hablábamos por radio, un día me había quedado sin batería así que hablamos por video llamada y otras veces hablábamos ahí en la cafetería.
Ya era viernes, eran pasadas las 2 de la tarde, algunos estudiantes entraban y pedían papas fritas, pollo frito, otros pedían postres, etcétera. Me acerque atender a unas chicas, eran casi de mi edad, al parecer universitarias, eran tres.
—Buenas tardes, ¿que van a pedir? —pregunté con una sonrisa.
—Yo quiero una ensalada, nada más —contesto una chica morena de cabellera afro, ojos color miel.
—Yo pido lo mismo —dijo su acompañante, una joven alta cabello liso pelirroja, ojos verdes y pecosa —. Hay que mantener la figura, ¿o no?
—Pero hay otras que no les importa su figura —dijo, note que estaba mirando tras de mi, me gire y vi que habían dos chicas que comían papas fritas y pollo frito, una de ella tenía el cabello corto hacia un lado y rapado en el otro, de piel blanca y ojos marrones, usaba unos pantalones y una chaqueta de cuero y su acompañante era rubia, el cabello lo tenía tomado, piel blanca, ojos azules y usaba lentes; esa chica estaba comiendo su trozo de pollo cuando oyó a las otras chicas, dejó el pollo en el plato algo avergonzada.
—Les traigo enseguida sus ensaladas —les dije secamente.
Volví unos minutos con las ensaladas y se las dejé a cada una, comenzaron aliñar las y comieron, las mire bien cuando me iba, realmente eran muy delgadas, y se burlaban de una chica que era igual de delgadas que ellas.
Estaba limpiando algunas mesas y entraron dos tipos y se sentaron junto a las dos chicas que había atendido anteriormente, al parecer eran sus novios, los cuatro miraban a las otras dos chicas, la que estaba con la rubia se veía molesta, pero la rubia la calmaba.
Estuvieron todo el rato riéndose de las chicas, hasta que se fueron, limpie la mesa que ocuparon y no habían comido casi nada de sus platos, vi que la chica rubia me hacía un gesto para que le trajera la cuenta, fui a la caja y les lleve el papel.
—Yo pago, Kara —dijo la chica que la acompañaba al ver que la rubia abría su bolso.
—Bueno.
—Aquí tienes —me paso el dinero.
—Ya te traigo el cambio —le dije, me fui y llegué a los segundos con el cambio —. Toma.
—Gracias —lo tomo y lo guardo.
—Lamento mucho que esas chicas las hayan molestado —les dije apenada.
—No molestaban a Alex, si no a mi —dijo la rubia.
—Son unas estúpidas —dijo Alex molesta —. Siempre molestan a mi hermana.
—No tienes que hacerles caso, yo no les hago caso —le dijo la rubia.
—Pero tampoco debes dejar que te humillen —le dije —. Todo tiene su límite, debes enfrentarlas para que dejen de molestarte.
—Lo sé, pero no sé cómo, solo trato de no hacerles caso y evitar problemas —me dijo.
—Es verdad, yo no siempre puedo defenderte, Kara, debes hacerlo tu también —Kara la miró y asintió tímidamente.
—Pero si quieres puedo ayudarte, en lo que sea —le dije —. En lo que necesites —ella me miró y me sonrió —Yurielkys Ojeda.
—Kara Danvers —se presentó y me dio la mano —. Y ella es mi hermana Alex Danvers.
—Oficial Danvers —dijo.
—Policía, que bien —dije con una sonrisa.
—Tomaré en cuenta tu propuesta —me dijo Kara antes de irse con su hermana, yo sonreí, me lleve los platos y volví con un paño para limpiar la mesa.
—¿Fuiste a su casa el domingo? ¿Qué pasó? —preguntó un chico tras de mi.
—Si, fui —contestó, tenía un tono molesto —. Pero la muy estúpida me rechazo, fui bien arreglado y con un ramo de flores y las rechazo también.
—¿Seguirás intentando a que vuelva contigo?
—Claro que lo haré, la volveré a conquistar, Valeria es mía —dijo, me tense cuando la nombró y al mismo tiempo me enfureció —. Solo mía.
—Estas molesto con ella por que nunca te abrió las piernas —le dijo Andrés riendo.
—No te rías tanto, Laura tampoco te las abrió a ti —contra atacó Sebastián, ya no se oía la risa —. Y si no vuelve conmigo, pues de todas maneras la tendré debajo de mi, aun que sea por la fuerza —dijo, apreté los puños y la mandíbula —. Nadie me quitara las ganas que le tengo de follarla y oír sus gritos —deje lo que estaba haciendo y me gire, vi que la se levantaban para irse.
—Maldito —susurre para mí mientras caminaba hacia él con el puño apretado.
—Yurielkys —oí que me llamaban, me detuve y vi como el imbecil salía de la Cafetería riéndose, maldito puerco, como hablaba así de Val —Yurielkys —otra vez la voz me sacó de mis pensamientos. —¿Todo bien? —me gire, era Anthony.
—S-si, todo bien —conteste.
—¿Segura? Estas algo roja.
—Estaban aquí Sebastián y Andrés —comencé a decir.
—¿Que pasa ahora con ellos? —preguntó.
—Estaba limpiando una de las mesas y Sebastián comenzó hablar mal de Valeria, y me enfureció, iba a seguirlo y a...
—¿A que, Yuri?
—Matarlo a golpes —conteste.
—Pues que bueno que evite que hiciera una estupidez —me dijo —. Son dos y podrían matarte a ti a golpes —lo mire serio.
—No soporto que hablen así de ella —le dije —. Esta molesto por que ella terminó con él.
—¿De verdad ella terminó con él? —preguntó sorprendido.
—Si, lo hizo.
—Nunca lo imagine —me dijo.
—De verdad te digo, si él vuelve a hablar así de ella otra vez estando yo cerca, nadie evitará que le dé una paliza —le dije molesta.
—Ten cuidado con él, Yuri, siempre está con su amigo y pueden hacerte daño a ti —me advirtió.
—No me importa —le dije.
—Se que Valeria y tu son amigas y se llevan bien, pero Sebastián es un tipo peligroso, cobarde, pero peligroso —dijo, lo mire —. Pero si tus sentimientos hacia Valeria son algo más de amistad yo creo que...
—Ya no empieces, Anthony, por favor —le pedí —. Es mejor que vuelva a trabajar —di por terminada esa conversación y me fui.
Buenos días gente loca
Hoy amanecimos con ganas de jodeeeeeeeeer😊
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La hija del pastor - adaptación-(YULERIA)
RomanceLa vida es injusta y cruel, y eso Yurielkys Ojeda lo sabe muy bien, por que lo ha vivido en carne propia... Pero al volver al pueblo de su infancia con sus tíos su vida dará un giro inesperado