Cap:28

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(Yuri)

Estábamos en una pequeña habitación, era una enfermería, estaba sentada sobre una camilla mientras Jacob curaba mis heridas, no eran nada grave, mire a Val, estaba de espalda mirando la imagen de la virgen, la entendía después de todo lo que pasó rato atrás con Byron.

-Como pudo permitir que le pusiera una mano encima —le susurre para que Val no escuchara —. Usted es su padre.

No tengo ese derecho, ni el título —me dijo —. Pero me dolió que la lastimara.

Creo que su dolor es más emocional que físico —le dije mirando a Val que seguía en la misma posición.

Ya terminé —dijo, me baje de la camilla y me acerque donde ella.

Val —la llame, ella se giro lentamente, tenía los ojos rojos —. Yo... —no termine de hablar cuando camino hacia mi y me abrazo fuerte y comenzó a sollozar.

N-no quiero ca-casarme con él Yuri—me dijo con dificultad.

Yo tampoco quiero eso, Valeria—le dije, no quería llorar, pero mis ojos ardían —. Pero vamos a encontrar la manera de que no te cases.

¿Como? —preguntó alejándose un poco de mi —. Mi papá no va a dar marcha atrás.

Lo sé —dije bajando la mirada.

Sabes, necesito salir un momento —dijo.

¿Quieres que te acompañe? —pregunté.

No —contestó con seriedad —. De verdad quiero estar sola un momento —me miró y luego salio de la enfermería, quería ir tras ella, pero Jacob me lo impídio.

Es mejor que la dejes sola, lo necesita —dijo —. Y tal vez eso sería la única solución.

¿Que? —pregunté sin creer lo que me insinuaba. —¿Que se case con ese idiota? —no me contestó, pero sabía en su mirada que esa era la respuesta —. La única solución aquí es que usted se comporte como hombre y como padre y diga la verdad de una vez por todas —le dije  molesta —. Pero yo no voy a perder a la mujer que amo —dije eso último y salí de la enfermería, camine por los pasillos, no veía a Val por ningún lado, salí de la iglesia y afuera tampoco estaba, camine en dirección a mi casa.

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En los últimos días con Val hablamos por teléfono, me contaba que había vuelto a discutir con su papá y que le había vuelto a pegar, eso me enfureció, y que Sebastián y su abuela pasaban yendo a la casa, pero por suerte iban siempre los dos, me contaba que su padre y la Sra. Ruiz habían acordado que los dos no tendrían ningún acercamiento íntimo antes del matrimonio, eso me alivio un poco por qué sabía que no la molestaría, por lo que se a la única persona que Sebastián si respetaba, era a su abuela, pero la idea de verla casada con él me revolvía el estómago, no sabía cómo ayudarla de salir de ese problema. Nos veíamos de vez en cuando en la cafetería, siempre iba con Laura, su amiga también estaba preocupada por todo lo que estaba pasando, tampoco quería que se casara tan joven y con un tipo como Sebastián; hubieron momentos en que Sebastián aparecía en la cafetería y al ver a Val se le acercaba, la abrazaba e incluso la besaba, aun que solo en la mejilla, pero aún así me molestaba, no quería que tocará ninguna parte de su cuerpo, solo pensaba en lanzarme contra él y partirle la cara, pero estaba en el trabajo y tenía que controlarme, y en eso Anthony me ayudaba bastante.

Por suerte para las dos Valeria aceptó mi cena en mi casa, ya que su padre no estaría y llegaría el sábado en la tarde, Ashley me permitió trabajar el Viernes y darme el sábado libre, al llegar ese día me levante temprano, ordene muy bien la casa, pensé en que podíamos cenar, y se me ocurrió hacer pasta puttanesca, busque la receta por mi celular, no era tan difícil. Me vestí con un pantalón oscuro, corto hasta la pantorrilla, ajustado, una blusa sin mangas delgada con tirantes de color amarillo, y unos botines, me tomé el cabello, me maquille un poco, nada execibo, baje ordene la mesa coloque un candelabro en el centro, adornos de flores, dos copas, los cubiertos con servilletas, los dos platos, sal y pimienta, ensendi las demás velas al rededor del comedor, no eran muchas, tampoco quería terminar con la casa incendiada, estaba en la cocina, tocaron a la puerta, tomé aire y fui abrir, ahí estaba ella con un vestido rojo pegado al cuerpo que resaltaba su figura, sobre ella la chaqueta de cuero que había usado cuando fuimos a la disco, zapatos con taco bajo, el cabello lo traía suelto peinado hacia un lado, sonreímos, la deje pasar, fuimos hasta la cocina dejo la fuente que traía cubierta por un paño de cocina en el mesón y nos besamos con intensidad, hace días que no la besaba y necesitaba sentir sus labios y ella los míos, nos separamos por la falta de aire y sonreímos.

La hija del pastor - adaptación-(YULERIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora