Entre líneas

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No tenía muchas ganas de salir esa mañana, pero el grupo que había agendado para el taller de cerámica terminó cancelándole, no tenía más que hacer por lo que, sin pena ni gloria se adentró a una de tantas bibliotecas de la zona con la intención de leer un poco o al menos distraerse. No dudaba que, si llegaba a mandar un mensaje a algún amigo, pudiera hacerse un espacio para verlo, no obstante, su ánimo permanecía anestesiado, no estaba en sus planes contagiar ese malestar a otra persona. Necesitaba estar solo.

Rondó por un par de pasillos y estantes, hasta que se detuvo frente uno, no tenía muchos títulos así que agarró un libro que pintaba a ser una novela dramática. Buscó con la mirada algún sitió para leer, tomando asiento en una mesa larga y algo concurrida segundos después. Solo bastó que abriera el libro para que sus ojos comenzaran a seguir las líneas, por otra parte, su mente regresó al día anterior por milésima vez esa mañana. Era consciente que el proceso del divorcio podría tardar meses para terminar o llegar a un acuerdo, pero desde un inicio todo fue rápido por el hecho de tratarse de adulterio, entre eso y que el mismo Taemin pidió únicamente un porcentaje mínimo, no sabía sus intenciones en el lado económico ni le interesaba, si era algo que se pudiera arreglar lo demás sobraba. Lo que no vio a futuro fue su propio sentir cuando firmaran los papeles. Su ex esposo parecía estar tan tranquilo a diferencia suya, que no consiguió apartar la vista justamente de su acompañante, un nuevo amante situado fuera de la sala.

—Muchas gracias por todo abogado Kim. Minho.

La voz de aquel hombre resonó en los oídos del moreno cuando extendió la mano, como si supiera que se contenía en expresar cualquier emoción, dio un apretón acompañado de una sonrisa llena de júbilo. Lo miró girar y salir de la sala tomando de la nuca al instante siguiente a un hombre un poco mayor, pudo notar como Taemin le miraba de reojo, estaba buscando molestarlo, pero no le daría la satisfacción, desvió la vista en cuanto ellos se besaron. Taemin no necesitaba más, esa era justo la reacción que quería ver en él.

—Bueno señor Choi, eso es todo.

—Gracias...—dejó que el abogado se marchara quedando solo nuevamente dentro de las paredes grises, ¿por qué Taemin parecía una persona tan distinta? Lo había conocido tan vibrante, tan sincero. Ahora su mirada solo tenía molestia y una notoria necesidad de molestarlo cuando conectaba con él. Quería creer que en realidad lo había amado como alguna vez juró.

Al salir a la calle volvió a verlo al otro lado, cuando sus miradas se encontraron lo notó triste, un segundo, solo un breve momento, al siguiente volvió a girar el rostro sonriéndole con un encanto letal a su nuevo amante. Como alguna vez lo miró a él.

—¡Señor Choi!

Su mente regresó a la realidad cuando una voz poco conocida le habló, solo bastó levantar la mirada para topar con una sonrisa que lo descolocó, le sugirió tomar asiento frente suyo cerrando el libro. Si lo intentaba podría aminorar el latir de su corazón ante tales recuerdos, tan frescos que casi consiguen arrancarle un par de lágrimas.

—Hola Wonbin. —carraspeó en un intento de cubrir el rastro de su corazón roto.

—¡Si recuerda mi nombre! Por su reacción pensé que me estaba considerando un loco o algo parecido. —dejó su mochila a un lado mientras trataba de leer el título del libro que aquel hombre estaba leyendo, su reacción le dejó sorprendido, estaba muy atento a la lectura, sin duda lo buscaría después.

—Lo siento. ¿Hoy no trabajas en la cafetería? —acomodó los brazos sobre la mesa prestandole su atención.

—No, es mi día libre. Estaba aprovechando el tiempo para hacer un par de cosas antes de ir a una entrevista de trabajo. —se sacó la gorra de la cabeza guardándola en la mochila que parecía solo llevar un bolígrafo y una botella de agua.

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