Caricia

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Durante esa noche, Wonbin no dejó de acariciarse los labios, con unas ganas intensas de rozarlos con la punta de la lengua no pudo hacer más que presionar la yema del dedo medio o su mente regresaría al caos, sucedió todo tan rápido que internamente agradecía que el mayor se marchara, no creía soportar tenerlo cerca después de su tacto. Al menos no en las próximas horas. Lo que no el rubio no esperaba era que estar despierto no sería el problema, lo difícil vino realmente al caer dormido y permitir a su mente crear un sueño, una ligera continuación a lo que quedó interrumpido por la tarde.

El calor de ese dedo pulgar prevalecía sobre su labio inferior, no sabía si ardía por la herida o por las ganas que de pronto brotaron dentro de su cuerpo. No podía aparatar la vista de esos ojos, que fácilmente le estaban dejando sin armadura, para su sorpresa, él atravesaba por la misma situación. Esta vez no hubo ningún sonido de celular alterando el ritmo de las cosas, el tiempo les pertenecía a conveniencia total. Lo miró acercarse tan lento que no tuvo más opción que agarrarlo de la nuca, presionándole la cabeza para al fin chocar sus labios. No podía respirar, dejó que sus labios buscaran los del mayor en un beso necesitado y húmedo desde el inicio. No quería separarse de él. Pero la falta de aire los obligo a hacerlo permitiéndole al moreno abrir los labios.

—Despierta Wonbin...

Despertó de golpe con la respiración acelerada, tenía todo el cuerpo cubierto de sudor sin saber qué estaba pasando con él, ¿qué clase de sueño había sido ese? Iba a perder la cabeza a ese paso. Con mayor fuerza trató de llevar por una línea sus sueños para evitar ese tema nuevamente. Lo cual consiguió después de más de tres intentos, porque todos los anteriores lo llevaban al mismo lugar, los labios del señor Choi.

Cuando la mañana llegó salió de su cama con la intención de tomar una ducha y arreglarse para ir centro deportivo donde ahora trabajaría. Terminó de lavar los trastes colgándose la mochila en el hombro, entre la duda y los nervios por su noche entre sueños mandó un mensaje al mayor unos minutos previos a salir del edificio.

"Buenos días señor Choi, hoy iré a trabajar. Salgo a las cuatro de la tarde."

Mandó el texto acompañado de un suspiro profundo, no habían quedado en nada, al menos nada formal, no obstante, sentía la necesidad de cumplir con lo que dijo un día antes, seguramente él ya estaba trabajando para esa hora, por lo que esperar su respuesta sería poco lógico. Para su buena suerte, el celular vibró anunciando un texto entrante. Lo leyó con una sonrisa enorme en los labios, ni recordaba la molestia en este.

"Buenos días Wonbin, ¡mucha suerte en tu primer día! No te molestaría que pase por ti y te invite algo de comer para celebrar ¿verdad?"

La ventana del autobús reflejaba una sonrisa tan grande que, aunque él menor no se percatara del hecho, delataba una luz inmensa, poco faltaba para que se hiciera chiquito y quisiera rodar. Se apresuró en responder ansiando que ese día fuera así de lindo hasta la noche.

"Muchas gracias, y claro que no señor Choi. Me gustaría mucho verlo hoy."

Envuelto en un par de mensajes más, terminaron por suspender aquella charla. Bajó del autobús un par de calles de distancia, ahora el clima era perfecto, aunque aún no tenía clara la situación prefería dejarla fluir como fuera posible, si corría con la fuerza de la marea o en un andar lento no presionaría nada. Menos cuando solo estaba consciente de su lado, debería conocer la versión del señor Choi en todo caso.

—¡Wonbin! —le llamó una voz desde el frente, y aunque no lo pareciera, su corazón estaba intacto, latía como siempre, como si fuera una persona cualquiera.

—Hola Eunseok.

—¿Crees que podamos hablar un momento? —pidió algo cabizbajo, sabía que no tenía derecho por la manera en la que habían terminado las cosas ayer, incluso tenía preparada una despedida con los empleados del segundo turno quienes le recriminaron por haberlo tratado tan mal justo en su último día.

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