Capítulo:
Eva, alguien quiere matarte
Eva jamás se había sentido así, tan… sexy ¿Porqué? Lo único razonable que llegaba a su mente era “Dorian” ese hombre era lascivia pura, era tan sexy que jamás creyó que su forma tan dócil y sumisa quedara en la mierda solo con estar cerca de él.
Bien, eso explica muy bien del porqué acababa de tener un mega orgasmo con solo frotarse contra Dorian y de paso en un lugar público. Pero no le importaba solo quería estar con él
Pero después de que se la bajo en subido de adrenalina comenzó a sentirse nerviosa, mordió su labio inferior y escondió su cabeza en el hueco de su cuello.
―¿Eva? ―Su voz profunda retumbó en su oído―. Tenemos que hablar.
―Creo que no quiero.
Él dejó escapar un largo suspiro. Su respiración le agitó el pelo.
―Puede que no. Pero hay que hacerlo, es necesario.
No quería hablar con él porque de seguro ese era el momento en que le diría que ya te tenía pareja, que solo fue un mal entendido y que no quería saber más nada de ella.
Caray, Eso sería tan bochornoso. Sólo ese pensamiento bastó para que quisiera dar un paso atrás.
Se separó de él, era mejor alejarse desde ese momento antes de que se ilucionase más, le fastidiaba eso de “las citas”
—Eva, alguien quiere matarte―dijo Dorian muy serio― Contrataron a un sicario para encargarse de matarse.
Parpadeo un par de veces tratando de procesar lo que le estaban diciendo ¿Matarla? ¿Porque? ¿Con qué objetivo? Ella no estaba para nada involucrada en los negocios de su padre. Y tampoco era como que ella fuera importante. Su padre apenas se interesaba por ella, excepto
para asegurarse de que estuviera encerrada y no le causara ninguna vergüenza a la familia.
―¿Eva? — Dorian seguía hablando, pero a Eva no le importaba en lo mas mínimo. Porque su cerebro de pronto había pasado de pensar «alguien quiere matarme» a «¿cómo demonios lo sabe
Dorian?». Era una pregunta que valía la pena hacer.
Interrumpió lo que fuera que estuviera diciendo sobre irse del país y le miró directamente a la cara.
―¿Tu cómo sabes que alguien quiere matarme?
Él funcio levemente el ceño.
―Porque me contrataron a mí para llevar a cabo ese trabajo.
―¿Disculpa? ―Dios mío, eso era horrible―. ¿Estás diciendo que te han
contratado para matarme?— esto iba de mal en peor.
―Sí.— afirmó con la cabeza
Ni siquiera Emma criticaría a Eva por alejarse de ese chico malo. No sólo era un asesino, sino que le habían pagado para que la matara. ¿En serio? esto era peor que una película barata.
Dmitry seguía hablando a mil por hora, pero ella no conseguía concentrarse en sus palabras. Le había oído decir que no tenía intención de matarla, algo de que tenía que irse de la ciudad y algo de que se fuera a Rusia con él. «Ni-de-coña».
La guió hacia las escaleras que llevaban a la planta baja. No fue capaz de obligarse a empujarlo por la barandilla.
Debería querer hacerle daño, así quedaría fuera de combate y ella podría decirle a su padre lo que había descubierto.
Pero si le contaba a su padre que alguien quería atentar contra su vida, probablemente estaría viviendo en una cámara acorazada en cuestión de horas.
Y esa sería una solución permanente, no una temporal. Nadie se ponía tan histérico como su padre. Su vida nunca volvería a ser la misma. Se pasaría el resto de sus días pintando cuencos de fruta porque no vería el cielo en décadas.
Dorian llegó al final de las escaleras. Esperó hasta que él empezó a girarse para tenderle la mano y ayudarla a bajar los últimos escalones.
Utilizando cada kilo de su peso, se lanzó contra él y lo mandó de una sacudida hacia un lado. Para ser un tipo tan grande, era tremendamente ágil.
No salió disparado como ella había esperado. De hecho, tardó poco en recuperar el equilibrio, así que ¡tenía que darse prisa y correr!.
Eva salió corriendo directamente hacia la pista de baile. Para ella era mejor estar en medio de la masa de gente que estaba bailando que irse por lo más fácil y rápido a la salida, así le daría más facilidad de encontrarte pero en la portada de baile no, ella esquivaba a las personas ganándose malas palabras y uno que otro empujón que para su suerte la ayudaban a ganar impulso en su huída, sintió un golpe en su mejilla probablemente con el codo de alguien pero no era momento para detenerse y reclamar.
De todas formas, no había necesidad de atraer la atención hacia sí más de lo necesario.
Vislumbró un cartel que indicaba la salida por encima de las cabezas de la gente. Eva se dirigió directamente hacia la pared que se encontraba debajo y se sintió aliviada al ver una gran puerta de metal con una barra. Salió de la pista de baile sin detenerse ni un instante.
Golpeó la puerta e irrumpió en el oscuro callejón tan rápido que casi le daba un infarto de lo agitado que tenía su corazón, Consiguió recuperar el equilibrio justo a tiempo. Eva se detuvo, escuchando si alguien la estaba siguiendo. Preocupada como estaba, no se dio cuenta de que había tres hombres observándola como si una comida gratis les acabara de caer del cielo
…