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Capítulo 17 La caída de Domenic Romanov

Decir que Eva no tenía miedo era una autentica mentira, Luninch aun la tenía bien sujeta y Domenic solo estaba ahí, diciendo pendejadas del amor de ello, como si estar enamorados fuera la estupidez más grande del mundo y más para hombres como ellos, unos asesinos a sangre fría.

¿Acaso Domenic no tenía ni idea de lo que Luninch era capaz de hacer? Ella realmente sentía cómo aumentaba su nerviosismo a cada segundo que el humor de Domenic parecía ir aligerándose.

― ¿Tenemos un acuerdo para retirar la orden de matar a Eva? ―Dorian no iba a dejar de insistir, seguiría presionando a su padre. Evidentemente esperaba poner fin a la confrontación de una buena vez por todas.

El odio que Luninch sentía por Dorian  era palpable. Eva movió el bolso que tenía en el hombro intentando no mover o tocar a Luninch  en el proceso. Metió la mano en la abertura, agarro fuertemente la pistola que le había quitado a su guardaespaldas e intentó reprimir el cosquilleo que sentía en el estómago. ¿De verdad iba a hacerlo? ¿Y si acababa matándolos a todos?

Domenic,  le sonrió a su hijo, Dorian.

―Recuerdo cómo era ser joven y estúpido. A lo mejor crees que sientes amor por esta… ―Domenic señaló a Eva― hermosa mujer, pero y cuando se esfumen los sentimientos ¿qué?

Eva no estaba segura de sí sentirse halagada por que el hombre la había llamado hermosa o si sentirse insultada porque estaba menospreciando lo que ella y su hijo  sentían. Menudo idiota, pensaba Eva.

Luninch hizo un ruido de burla y miró a Domenic frunciendo el labio.

―No puedes pretender ignorar de nuevo el fracaso de Dorian. ¿De qué sirve un hombre que no puede actuar por el bien de su familia?

―Dorian tiene un laaargo historial de encargos ―dijo pronunciando la a como un espacio prolongado― que ha cumplido con éxito.―Domenic hizo un gesto con la mano, restando importancia a los comentarios de Luninch―. Es mi hijo. Un día ocupará mi lugar. Tal vez harías bien en recordarlo.

Eva dio un rápido respiro cuando la mano de Luninch se cerró con fuerza sobre su brazo. Estaba temblando de furia. Sabía que dejaría marcas, el estúpido la estaba apretando con mucha fuerza.

Luninch giró la pistola hacia Domenic, apuntándolo.

―Eres un viejo imbécil. Tal vez harías bien en recordarlo.

― ¡Estúpido insolente! ―Domenic les dio una orden a sus hombres pero estos no se movieron.

Eva y Dorian se miraron. Se dieron cuenta al mismo tiempo de que Luninch había hecho mucho más daño del que nadie podría imaginar.

Dorian  se quedó siniestramente inmóvil. Ya lo había visto antes así. Su gran cuerpo estaba tenso y listo para pelear. Eva apretó los dientes y se preparó para hacer lo mismo.

― ¡Viejo imbécil! ―dijo Luninch de forma burlesca―. Eres tan patético como tus hijos. Cuando puse la pistola entre los ojos de Damián y apreté el gatillo, suplicó. ¡Suplicó! Nunca antes había visto una muestra tan humillante y patética de debilidad. Entonces supe que sería fácil hacerte a un lado.

Sorprendentemente, Domenic no pareció alterarse. Su rostro no reflejaba nada, se notaba imperturbable. 

―Parece que me puse una serpiente en el cuello cuando te di la oportunidad de demostrar lo que valías.

―Sí, eso parece ―Luninch se rio haciendo que los vellos de la nuca de Eva se erizaran.

Agarró la pistola que tenía en el bolso, pasando con cuidado el gatillo por el borde del tejido. No era precisamente algo que hubiera hecho antes. Pero había algo que la inquietaba ¿Y si cometía un error que les costara la vida a Dorian  y a Domenic?

―Ahora que todos tenemos claras las cosas, creo que es hora de empezar a atar cabos sueltos. ―Luninch se dirigió a los hombres situados en la galería―. Es hora de tomar nuestro lugar en el nuevo orden. Terminen con Domenic Romanov con para que podamos eliminar la debilidad de nuestras filas.

Los cuatro hombres que estaban arriba apuntaron a Domenic.

Los dos hombres que tenían sujeto a Dorian lo sostuvieron con más fuerza.

Por lo visto se habían encargado de que no interfiriera.

Era ahora o nunca. Eva sacó la pistola del bolso y quitó el seguro. Sólo podía rezar por que Víctor guardara una bala en la recámara porque no tenía tiempo de pelearse con la pesada corredera. Apuntó al pie de  Luninch y apretó el gatillo.

El disparo resonó por todo el lugar. Dorian había visto lo que Eva se traía entre manos y le costó mantener la compostura. La adrenalina le recorrió el cuerpo. En la sala, todo parecía moverse a la velocidad de la luz, pero la mente de Dorian trabajaba más rápido. Mucho más rápido.

Dorian aprovecho la distracción de Eva a su favor y  agarró por el cuello al hombre que tenía al lado. Apretó con fuerza los brazos hasta que oyó cómo se le partía el cuello. Música para sus oídos.

El otro sujeto se dio cuenta de lo que estaba pasando. Intentó apuntar con la pistola a Dorian, pero antes de que pudiera siquiera apretar el gatillo, Dorian, en un ágil y rápido movimiento  la agarró por la corredera y la desmontó.

Rápidamente saltó para esconderse tras una enorme vitrina antigua. Unos segundos más tarde, los disparos procedentes de la galería acribillaron la madera y dieron en las antiguas. Su padre lanzó un gemido y Eva  gritó. La bestia salvaje y sangrienta que había dentro de Dorian gruñó al darse cuenta de que no podía salvar a ambos.




….

Nota de Autora.

Este es uno de mis capítulos Eva a pesar de ser un manojos de nervios no se queda como una damisela en apuros, por lo menos sabe disparar, aunque hubiera preferido que le diera un tiro más… bueno ustedes sabe, más mortal. Pero ¿se imaginan el trauma que tendría si lo hubiera matado? Ella es muy inocente y su mente y alma no están para eso.

Espero que me dejen muchos comentarios en este capítulo y los próximos ya estamos a pocos para terminar la historia.

Un saludo a mis queridas lectoras de México y Cuba. Se les quiere.

Dorian Donde viven las historias. Descúbrelo ahora