Capítulo 18 La Boda
―Aún no me creo que te vayas a casar. ―Andrei miró a su alrededor, contemplando la pequeña sala que el encargado de la Catedral había dispuesto para la preparación del novio―. Sigo esperando que aparezca un rayo o algo así.
Dorian soltó un bufido. La habilidad de su primo por lo dramático no había disminuido a pesar de la reciente tragedia familiar.
―¿Es que crees que Dios me va a aniquilar por tener la osadía de
casarme en una iglesia?
―¿Cuántos años has pasado asesinando a gente a cambio de dinero? ―preguntó Andrei con sequedad―. Sólo te digo que tal vez deberías tener cuidado. Eso es todo.
―Ahora estoy retirado ―Dorian estaba como loco de contento de decir eso―, así que a lo mejor Dios y yo hemos llegado a una tregua.―Sabes que el hecho de que seas mi padrino no me impide estamparte el puño en la cara, ¿verdad? ―Dorian miró a su primo Andrei con la ceja levantada.
―Que burro eres arruinaría las fotos de la novia. ―La sonrisa de satisfacción de Andrei insinuaba que esa era la menor de sus preocupaciones―. Y ¿tu suegro a accedido a no matarte por haber desvirgado a su hija?
―¿Cómo sabes tú que yo haya desvirgado a nadie? ―Dorian pensó en la noche de bodas que estaba por llegar. Ya quería que llegara ese momento.
―¿Puedes borrar esa mirada de deseo de la cara? ―Andrei le sacudió unas pelisas imaginarias a su traje―. El novio no debería ir al altar todo cachondo.
Alguien se aclaró la garganta. Dorian y Andrei se giraron y vieron a Alejandro Gil en la puerta. Dorian alzo una plegaria mental para que el hombre no hubiera escuchado toda la conversación. No habían dicho nada demasiado ofensivo, pero se encontraba en una situación delicada con su futuro suegro.
Alejandro miró a Andrei con desdén.
―¿Podría hablar a solas con Dorian?
―Claro. ―Andrei asintió educadamente y salió de la habitación.
Caray, Dorian tuvo que contener las ganas de decirle a su primo que volviera.
Habían pasado apenas tres semanas desde que el incidente en la mansión Romanov se saldara con la muerte de Domenic Romanov y destruyera el clan familiar. Se había hecho obvio de inmediato que Luninch había usurpado el puesto de Domenic. Sus propiedades y sus negocios estaban bajo el control de Lunich, lo que le decía a Dorian que llevaba tiempo planeando ese golpe maestro. Pensar en ello no le resultaba precisamente reconfortante.
―No puedo decir que apruebe la forma en que tú y mi hija comenzaros su relación ―hablo el hombre con formalidad―. Sin embargo, te estoy eternamente agradecido por haberle salvado la vida.
―Eva es una mujer increíble ―dijo Dorian con sinceridad―. Desde el segundo uno que la vi, supe que nunca podría hacerle daño.
―Se parece mucho a su madre. ―La expresión de su futuro suegro se tornó casi melancólica― Creo que tal vez me volví demasiado protector con ella después de la muerte de su madre. No quería perder el último vínculo que me quedaba con mi esposa. Mi hija tiene la misma luz interior y el mismo modo de ver el mundo que su madre y he visto estas últimas semanas que comprendes el valor de un don así.
―Así es―Dorian no sabia a donde mierdas iba a llegar el con todo eso que le estaba dociendo. Alejando soltó aire lentamente; parecía casi incómodo.
―Sé que tu familia está hecha pedazos. Confío en que puedas proteger a
Eva de la rata de Luninch.
―Lo haré. ―Dorian casi deseaba que ese miserable hiciera algún movimiento, aunque no quería poner en riesgo la seguridad de Eva.
―Pero a veces la protección de una familia como la mía puede ser la diferencia entre estar seguro o expuesto. ―Las solemnes palabras de Alejandro no se correspondían con su sonrisa―. No espero que desempeñes el mismo papel que en la organización de tu padre, pero me gustaría ofrecerte un lugar en la mía.
―¿Qué lugar?
―Me gustaría contratarte para ser el guardaespaldas permanente de mi
hija. ―El tono de Alejandro era travieso―. Victor dice que se niega a seguir
encargándose de ella.
―No logro imaginar por qué ―dijo Dorian con diversión― lo dejo vuelto mierda.
―Y a ti te hará lo mismo. ―Alejandro le dio una palmada en el hombro―. Ahora tienes que darte prisa. El cura ya está mascullando sobre la hora y el sacrilegio.
―Sin duda ha estado hablando con el idiota de mi primo.
Los dos hombres rieron juntos mientras salían de la diminuta antesala hacia el vestíbulo de la iglesia. Andrei se reunió con ellos justo antes de que entraran a la catedral en sí. La belleza del lugar era realmente impresionante.
Dorian entendía perfectamente por qué Eva lo había escogido para su boda.
Había muy pocos invitados a la boda. Dorian tomó su lugar con su primo, Andrei y miró hacia el largo pasillo. Dorian y Eva habían decidido que la boda fuera una ceremonia tranquila para evitar cualquier drama relacionado con el deseo de Luninch de exhibir su poder.
El plan era casarse y partir rápidamente a una larga luna de miel. Dorian no se había mostrado precisamente contrario a la idea. Pasar noche tras noche con su mujer en lugares remotos iba a ser muy interesante. Además, ella tendría la oportunidad de ver y dibujar todo lo que había anhelado experimentar la mayor parte de su vida.
La marcha nupcial sono y Dorian vio a Emma, la prima de Eva atravesar el pasillo. Esa había sido la única petición que Eva le había hecho a su padre. Quería compartir su día especial con la única amiga de verdad que tenía.
A su lado, Dorian oyó que su primo resoplaba. Emma no había tardado mucho en cautivar a Andrei.
―Esa descarada no lleva medias debajo del vestido ―gruñó Andrei―. ¿Quién hace eso en una boda?
―¿Alguien que intenta enfadarte? ―sugirió Dorian. Empujó a su primo con la punta del zapato de vestir―. Una palabra y recupero la idea de estamparte el puño en la cara.
―No me importaría ¿Qué sentido tiene? Esa mujer es una pervertida sin remedio.
―Y tú también.
El pequeño cura con su sotana blanca les lanzó una mirada asesina, así que Dorian cerró la boca. La música del órgano se hizo más intensa mientras Alejandro acompañaba a Eva por el pasillo hacia él. Verla con el vestido de bodas, largo y sin mangas, era fascinante.
Verla en ese vestido la hacia imaginar cosa lujuriosas, desde lo que había pasado en la mansión de los Romanov, Alejandro había mantenido a Eva resguardada y las visitas eran vigiladas, asi que su luna de miel la disfrutarían al máximo.
…