Invisibles
- ¡Kenia! ¡Ya vámonos! - Me gritó mi hermano desde la sala.
- ¡Ya voy! - Le grito de vuelta a mi hermano.
Me pongo perfume y bajo rápidamente.
- Hasta que. - Dice Pocho con tono de molestia.
Después de unos minutos llegamos al evento del equipo donde jugaba mi hermano. Al llegar los saludo a todos.
- Hola. - Le digo a Alan extendiendo mi mano para saludarlo.
- Hola. - El toma mi mano y le da un apretón junto con una mirada de complicidad.
Pues verán, hace un tiempo que Alan y yo nos encontramos a escondidas, eran encuentros frecuentes, pero claro, solo nos vemos donde no nos ven.
Somos invisibles.
Y todo esto es a escondidas porque ninguno de los dos quiere problemas con Pocho, y es que él es un hermano muy sobreproctector, no deja que ningún chico se me acerque.
Además de que él es ajeno...
Así que era bastante normal que Alan y yo nos diéramos miradas con cierta picardía, una que otra caricia con esa malicia que solo él y yo entendemos.
Lo que no era normal, era que en ese evento mientras cenábamos, el colaría su mano por mí falda.
Y es que había comenzado con ligeras caricias en mi muslo, las cuales no eran de mi desagrado. Sin embargo, comenzó a subir sus caricias a una zona un poco más privada. Cuando noté sus intenciones le di un manotazo, pero a él no le importó, siguió con sus caricias por las que no podía mantener una postura normal.- ¿Y cómo te va en tu nuevo trabajo? - Me pregunta Pollo Briseño.
- ¿Mhm? ¿Me hablas a mi?
- Sí Kenia, ¿a quien más?
- Ohh... Me ha ido bastante bien. - Digo bastante nerviosa tratando de ocultar lo que está pasando debajo de la mesa. - Mi nuevo jefe es muy amable y guapo... - Digo soltando una risa nerviosa.
- ¿Estás bien, Kenia? - Me pregunta Pocho con el ceño fruncido.
- Eh... Si... - Digo disimulando.
- Parece que te está dando un calambre. - Dice él con cierta burla.
- Sí Kenia, ¿qué tienes? - Dice Alan poniendo su otra mano en mi frente como checando mi temperatura.
Le lanzo una mirada fulminante y tomo un pequeño respiro.
- Nada, solo un malestar en el estómago. - Digo haciendo una mueca.
- ¿Otra vez tienes gastritis? - Me pregunta mi hermano.
- Sí es eso... - Digo aún con una mueca.
- ¿Gastritis?, a mi también me pasa seguido, yo tengo unas pastillas buenísimas, pero están en mi carro, vamos por ellas. - Dice Alan levantándose de golpe, me toma de la mano y me saca del evento.
Una vez afuera me recarga en su auto y me intenta besar, yo lo empujo y volteo mi cara enojada.
- ¿Por qué rayos hiciste eso? - Le pregunto.
- ¿Hacer qué? - Dice con una sonrisa inocente.
- Alan Mozo Rodríguez, no te hagas pendejo, ¿que crees que los eventos del equipo son motel o qué?
Él rodó los ojos y se acercó a mi.
- Perdón, pero en cuanto te vi con esa falda no me pude aguantar.