ᴘᴇʀᴍɪᴛᴇᴍᴇ ᴀʏᴜᴅᴀʀᴛᴇ

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Advertencia capítulo +18

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Advertencia capítulo +18

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La mañana después, Adara lucia calmada, aun así, no quería decir que su celo había finalizado. Apenas comenzaba. Solo que parecía que Kellen sabía qué hacer para mantenerla sin dolor alguno.

La había probado de distintas formas. Estaba extasiado, fascinado y no veía fin a esa nueva obsesión. Sus pensamientos más primitivos se habían destapado. No había rincón dentro de él que no pensara en esa sensualidad nueva que aviva en la oméga, su oméga.

Con mejillas sonrosadas, Adara recargo su cabeza por el hombro de Kellen, él la cargaba llevándola hacia la cama después de un nuevo baño. Su dolor había desaparecido por un momento. Se encontraba de cierta forma satisfecha, aunque aun su naturaleza pidiera más de su alfa.

Kellen miro de reojo a Adara, a su oméga, con una diminuta sonrisa. Se sentía como un niño pequeño que acababa de probar su primer dulce. Y aún podía saborear en sus labios el sabor de Adara.

Dentro de él había miles de demonios que querían salir, pero se mantenía al margen. Solo tenía que esperar, disfrutaría el siguiente celo, lo haría sin dudarlo. Quería explotar por dentro, su miembro estaba duro, no importaba cuanto recurriera a mojarse en agua helada.

Con solo verla, con solo estar frente a ella, su mente lo perpetuaba con esa imagen de ella, autocomplaciéndose, gimiendo su nombre, rogando por su nudo. No había entendido antes a su amigo más cercano, que hablaba y hablaba sobre la exquisita dulzura y sensualidad de las lobas.

Se burlaba, él solo pensaba en ser bueno en el campo de batalla y liderar con creces su nación.

Pero ahora estaba perdido.

— Permíteme un momento, mon chéri —. ⁽ᵐⁱ ᶜⁱᵉˡᵒ⁾

Depósito a Adara en la cama y corrió de nuevo al baño. Adara escondió una sonrisa mientras miraba la alcoba de Kellen, inhalo las motas del aroma de su alfa y sonrió aún más. Se sonrojó al solo cerrar los ojos, las imágenes de lo sucedido seguían en su mente.

Antes sentía miedo por esa presión en su vientre, si tan solo hubiera sabido que eso se sentiría tan bien, nunca hubiera detenido a Kellen aquella vez. Apretó sus piernas un poco ansiosa, su interior se humedecía a cada segundo, sentía como entre sus piernas escurría un líquido y se puso de pie.

Eso no fue buena idea, de inmediato cayó sobre la cama sintiendo ese dolor pulsante. Se acomodó entre las colchas inquieta, movió de un lado a otro todo lo que estaba en la cama queriendo sentirse cómoda. Mientras armaba un nido sin mucho conocimiento.

De nuevo esa naturaleza dentro de ella se alzaba exigiendo ese nudo de Alfa, su interior se preparaba para dicho nudo. Esperando a Kellen jadeante, cerró sus ojos por un momento.

Mon OmégaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora