ᴇʟ ꜱᴀʙɪᴏ ᴄᴏɴᴛʀᴀ ᴇʟ ʀᴇʏ

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Kellen

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Kellen

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Pase mi mano por mi cabello revolviéndolo un poco, en mi mente solo estaba Adara, no me importaba mucho estar frente al consejo quienes seguían quejándose por la guerra. Algo que no beneficiaba a nuestra nación, mi padre seguía peleando y hasta ahora nadie podía sujetarle la mirada.

Bufo, para esto fui llamado a la capital... solo una pérdida de tiempo para mí, en este momento podría ser testigo de mi omega al despertarse con su cabello enredado y sus gestos por no quererse poner de pie.

Tomándola en ese momento, volviéndola a hacer mía.

Recorro con mis grises la habitación completa y me pongo de pie recibiendo la atención de todos, excepto la de mi padre, yo tampoco entiendo por qué él se empeña tanto en una guerra. Parece un pequeño cachorro con un berrinche. Aunque yo ya llevo unos años siendo rey, él no permite que esa guerra termine, su orgullo salvaje se lo impide.

Debe de demostrar que es más fuerte que el exrey de Stanyms, Abdul Zuhair II.

Ambos son obstinados.

— ¿Rey, algo que quiera decir respecto a esto? —. Pregunta el más viejo de los sabios, una persona que ha estado por años al lado de mi padre.

Mi padre guarda silencio y me mira esperando que apoye su idea de hacer un golpe de estado para eliminar la sangre de los Zuhair, lo haría, no me importaría antes, pero ahora tantas cosas tengo en mente. Más la sugerencia de Larissa sobre que mi Adara podría ser la respuesta a esa pelea.

Sus rasgos, sus cualidades y el interesante parecido a la antigua reina de esa nación me dejo algo confundido.

No puedo mancharme de sangre cuando tengo a mi omega a mi lado, no puedo dejar ver ese lado tan salvaje, no quiero que ella se asuste de mí y me abandone. No lo aceptaría, no podría aceptar que mi omega me tenga miedo.

— No importa que sugiera, nunca se toma en cuenta. La guerra no tiene un punto coherente, los soldados están cansados de luchar por una causa que no tendrá fin. ¿Cuántos años más?, o ¿cuántas muertes más?... Entre el rey actual de Stanyms hemos acordado en parar hace ya 50 primaveras, pero quienes no lo quieren aceptar son dos necios ex reyes. ¿No les interesa sus súbditos? —.

— ¡Hijo! —bramo—. No es cuestión de muertes, ese hombre... ¡Ese hombre! Es un ruin e hipócrita, él fue el primero en atacar cuando más vulnerables estábamos a causa de la sequía de omegas. Le extendí mi ayuda por lo que él había sufrido en ese momento... y que hizo. ¡Me apuñalo por la espalda! —. Exclamo con enojo dando un golpe en la mesa.

El ruido se extendió a otros que eran parte del consejo que gritaban el odio a ese rey, uno que trajo muerte a nuestra nación. Una que paro cuando yo estuve liderando la guerra en mis comienzos, él se detuvo por 30 primaveras y cuando observo que no atacaríamos, él prosiguió con su guerra.

Mon OmégaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora