Una noticia como esa no iba a tardar en llegar a los reporteros, y así fue..., en todos lados se oían los nombres de mi familia, el de mi hermano...
Yo estaba ciego, no sabía que hacer, ella, Zoe no podía enterarse de esta manera, ella no debía sufrir más ¡No fue eso lo que me pidió Nathan! Tenía que encontrarla y sabía perfectamente dónde buscar, en ese lugar de ellos.
Corrí, con su risa en la mente, con su voz resonando como un eco en mis oídos, corrí como aquella noche en la que me dijeron que mi hermano estaba en el hospital y por mucho que traté no llegué a tiempo para despedirlo. Y justo ahí estaba la chica de la que no debía enamorarme y ahora amo con todo lo que se puede amar a una persona.
Recostada a ese muro que la sostenía, llena de lágrimas y jadeante, gritándole a alguien que nunca más podría escucharla y tal vez fue solo mi imaginación pero sentí que algo dentro mío se rompía, algo se terminaba de quebrar. Quise acercarme a ella, explicarle, abrazarla, pero no podía dar un paso ni decir nada.
—Nathan, te pido perdón príncipe mío —la voz se le cortaba y yo solo podía escucharla —no fui mi culpa, no...
En ese momento se derrumbó, tirada ahí, sin parar de llorar, y sin permiso mis pies caminaron hacia a ella, la alcanzaron y la sostuve entre mis brazos.
—Noa... –susurró pero la expresión de odio en sus ojos no pude pasarla por alto
—Zoe yo, te juro que...
—¿Qué haces aquí? —fría, distante
—He venido a buscarte
—No tienes nada que buscar. Lárgate.
—Acabo de meter a mi padre bajo rejas, el hombre que me crió ¿Sabes como me siento? —rompí otra vez y lloré, me importaba una porquería eso de que los hombres no lloran
—¡¿Me dejaste enamorarme del hermano del hombre al que amaba?! ¡¿Y ahora tengo que consolarte y abrazarte?! ¡¿Sabes lo duro que es para mí?!
—¡Era mi hermano! ¿Acaso has pensado en que yo no quería que esto pasara? Yo solo... él me pidió que te cuidará, que te buscará si algún día... no estaba en mis planes amarte y mucho menos de esta manera tan fuerte en que lo hago, porque te quiero besar y no puedo, porque tomo tu mano y pienso en las veces en que caminaron agarrados el uno del otro, porque me duele que mi risa favorita haya sido la de él también, porque te amo tanto como él te amo y me siento un egoísta por ello... yo no quería que pasara Zoe —la miré a los ojos, sus lágrimas como las mías no paraban de salir, mi pecho subía y bajaba, mi respiración estaba entrecortada y por mucho que ella dijera cuando la miraba me daba cuenta de lo mucho que me enamoraré
—Entonces vete ¡Lárgate de mi vida! Porque no voy a poder amarte sin sentir culpa —llena de dolor, Zoe estaba rota y llena de dolor
No dije nada más, me tragué mis palabras y me marché hasta algún lugar donde ella no pudiera observarme solo para vigilar que no tratara de quitarse la vida por sexta vez.
A veces nos enamoramos de quien juramos que nunca íbamos a hacerlo, por lo que implicaba enamorarnos de ellos, lo que podíamos perder, o simplemente por no ser "nuestro tipo", yo no quería enamorarme de Zoe por ninguna de estas dos cosas, y me di cuenta que el tipo de una persona no es algo en lo que podamos confiar y que todas esas cosas que pudimos perder por amar se nos olvidaban cuando mirábamos a los ojos a alguien especial, y con Zoe se me olvidó todo, todo... hasta que solo pude recordarla a ella sabiendo que en algún momento llegaría a ser solo eso, un recuerdo.
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Las heridas de Zoe
RomanceElla era una chica llena de heridas, llena de sonrisas rotas corriendo tras sus deseos para encontrar las ganas de vivir. Él era el antídoto, la cura para los rasguños que se habían marcado en la piel de Zoe.