Capítulo 5

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No me importaba que el cielo se viese muy azul, yo seguía sintiendolo gris, no podía parar de pensar en el suceso de anoche y aunque era algo imposible...

Era ella, estaba segura

No Zoe no fue real

¿Cómo que no? Ella estaba a mi lado

Entiendelo de una vez, Sara está muerta, solo fue producto del sueño y el cansancio

Mi mente seguía atormentandome, intentaba convencerme de que fue mi imaginacion pero su voz sonó tan cerca...

Desde que Sara murió, mi vida dio un huelco; ella era todo para mí, la extrañaba tanto.

No podía hebitar que mis ojos se inundacen de lagrimas cuando aparecían los recuerdos, esos ataques de risa, los libros que leíamos juntas cada noche, su abrazo cuando todo iba mal, su compañía cuando papá y mamá no cenaban junto a nosotros.

Sara todavía te necesito, todavía me hace falta el besos de buenas noches de mi hermana mayor

Caminé sin mirar mis pasos, permitiendome recordar los diesisiete años que pude vivir junto a ella, eran tantos momentos, tantas historias que habían veces que solo quería borrarlas, solo quería que esos recuerdos no me hicieran daño.

Pensarte dolía Sara

La gente me miraba de forma extraña, seguro mis gordas lágrimas se notaban demasiado, pero me permití llorar y desaohgarme, no me importaba que las personas me miracen con rareza porque cuando lloramos sacamos un peso de nuestra alma, podemos respirar profundo despues de dejar salir los sollozos que siempre tratamos de reprimir.

No faltaba mucho para llegar a la librería, para escapar del mundo a travez de las páginas de un libro y olvidar mi realidad.

Para no sentir que me faltas Sara, aunque las historias sonaban mejor cuando me las leías tú

*********

Al cabo de unos minutos pude avizorar la librería; a esas horas de las mañanas nadie llegaba por ahí, era un alivio, necesitaba estar a solas y no pensar más en mi pasado.

Entré en ella y coloqué el carter de 'Abierto' encendí un incienso aromático que olía a silvestre; te daba la sensacion de que te encontrabas al aire libre, me dispuse a poner algo de música, esa vez, de Lewis Capaldi; para leer prefiería las canciones en ingles y era justo lo que iba a hacer, me dirigí a mi mesa y tomé libro que estaba terminando para deborar los últimos capítulos y que mi mente volara en el misterio escrito en él.

Últimamente las personas estaban encaprichadas en que todos teníamos un lugar seguro, si yo tuviera que elegir uno diría que eran esos mundos que se escondían atravez de las letras, desde un pueblo pequeño en una zona apartada hasta el castillo de un rey, desde las calles de París hasta los jardines en los que vivían hadas y duendes.

-¿Leyendo sin mí? -preguntó una voz conocida y yo aparté mi vista del libro

Justo enfrente se encontraba elchico de ojoz azules perfectos y de pelo muy blanco, una parte de mí (para ser sinceros todo mi ser) deseaba matarlo por haber interrumpido mi lectura con la misma pregunta que me hacia Sara cuando entraba a mi cuarto y me encontraba leyendo algún libro.

-Leyendo sin mí- me preguntó mi hermana

-Es que no podía esperar a que llegaras, el capítulo
por el que lo dejamos estaba muy interesante y necesité leer más -me escusé emocionada y añadí - pero si quieres... puedo releerlo contigo, no me molestaría volver a leer la parte en que...

-¡Pioja, no me reveles nada! Sabes que eso hace que pierda el interés -me pidió Sara avalanzandose sobre mí para tapar mi boca con sus manos con el objetivo de que no pudiese contarle

-En realidad el hijo legitimo del rey era... -inistí en decirle solo para molestarla pero ella comenzó hacerme cosquillas para que me callase

-Está bien, está bien, me rindo -dije aún riendo y nos pusimos a leer juntas arropadas bajo la corcha.

Esa fue la última noche que leí con Sara, y aquel libro nunca he sido capaz de terminarlo, no sin ella y con ella ya jamás podría ser.

-Ey, Zoe.¿te has drogado otra vez? -las palabras de Noa me sacaron de mis pensamientos

Me apresuré a limpiar una lágrima que se había escapado de mis ojos y corría por mis mejillas.

-¿Como tengo que explicarte que no soy una drogadicta? -le pregunté intentando desparecerlo con la mirada

-Bueno, tal vez si me lees algo podría saber -propuso él, sin preguntar nada del estado lelo en el que me quedé hace unos minutos

La comisura de mis labios se levantaron sin yo poder hebitarlo he inquirí:

-¿Me estas diciendo que aceptaste mi propuesta? Pensé que te habías hechado atrás cuando no apareciste ayer

-No son las seis de la tarde pero puede ser que esas hayan sido mis intenciones al venir aquí

-Te aseguro chico con aspecto de ángel, que en el
momento que comiences a leer no vas a poder parar, vas a embiciarte -le advertí -y te diré que tienes razón, si me drogo, y la lectura es la única droga que consumo.

-Comprobemoslo -pidió Noadejandome ver emoción en sus claros ojos y me dirigí a las estanterías para buscar el libro adecuado para comenzar -y por cierto drogadicta -indicó él deteniendo mis pasos y haciendome girar para verle -puede ser que mis intenciones al venir aquí tambien hayan sido volver a verte, igual que fueron esas intenciones con las que me subí en aquel bus -añadió dejándome petrificada por varios segundos que se me hicieron una eternidad

¿Qué quería decir con eso? ¿Nos habíamos visto antes? ¿Me conocía de algún otro lado?

Me pregunté sin decir ni una sola palabra, estaba en el mismo lugar con millones de incógnitas en mi cabeza mientras él me miraba con una sonrisa genuina y dulce sobre sus labios.

-Te espero en el sofa en lo que tu buscas el libro -dijo como si hace un rato no hubiera sembrado la duda de si la primera vez que le vi realmente fuece la primera

Solo asentí continué mi camino a las estanterías con una preguntas en la cabeza que me acompañarían durante un tiempo.

¿Quién eres Noa? ¿Cuál es la verdadera causa por la que estás aquí?

Las heridas de Zoe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora