Salí corriendo de la librería al instante en el que mi padre me llamó, sus palabras se repetían en mi mente una y otros vez "Tu madre está en el hospital, muy grave, deberías de venir lo más rápido posible" eso me sonaba a que si no corría con todas mis fuerzas mi madre moriría sin darme un último beso y la idea de perder a alguien más sin la oportunidad de despedirme me aterraba.
En cuanto llegué la vi ahí, sobre una camilla, conectada a un montón de aparatos, su cara estaba inchada y con muchos moretones y golpes fuertes, las lágrimas comenzaron a salir y un dolor punzante se clavo en mi pecho, la rabia se me alojó en el estómago, era esa sensación extraña que te hacía enloquecer y borcarlo todo a tu alrededor.
—¿Por qué mi madre está así? —me volví hacia mi padre, necesitaba respuestas -
—¡Dime de una vez!—La golpearon, unos tipos, la policía ha dicho que fue claramente un intento de asesinato
—¡¡¡Joder!!! —mi grito fue ensordecedor, yo no podía procesar todo aquello ¿asesinar? ¿A la persona más buena que había conocido en toda mi vida? ¿Quién? ¿Por qué? Por mucho que le diera vueltas no encontraba respuestas, y ella estaba en coma, no podía dármelas, no aún...
******
Ese día pasó lento y desgarrador, me mantuve vigilandola toda la madrugada y nada, no despertaba, mis ojos azules se habían vuelto rojos de tanto llorar, de tanta rabia consumida, me juré que cuando descubriera quien le había hecho eso no pararía hasta que las pagara.
A eso de las cuatro de la tarde sentí mi teléfono sonar, era Zoe, me había llamado unas treinta y seis veces y yo ni siquiera me percaté porque no tenía cabeza para nada, pero de veraz necesitaba escuchar esa voz dulce que sabía yo que lograría sacarme un rato del caos.
—¿Zoe? -contesté
—Sí, soy yo, solo..., solo quería saber si todo iba bien -y ahí estaba ella, hablándome nerviosa, con miedo a sobrar siempre en la vida de otros, a molestar
—Necesitaba hablar con alguie, no, con alguien no, contigo, te extrañaba, no contesté las otras llamadas porque estaba muy ocupado cuidando de mi madre, sosteniendo su mano... —no mentí, quería escucharla a ELLA y que supiera que para mí ella era mi hogar y no la visita entrometida
—¿Cómo está? ¿Es muy grave? —al escucharle hablar con tanta compasión no pude aguantar más y le conté todo dejando que las palabras me arañasen la garganta
No pude evitar sonreír cuando me dijo que vendría a verme, que prepararía algo de comer solo para mí, mi hermano... mi hermano me decía que ella tenía muy buena mano para cocinar. Con ese pensamiento en la cabeza fui a la habitación de mi madre, todavía sonriendo...
—Noa... —sentí su voz que me hablaba con la misma ternura que lo hacía cuando estaba pequeño y me estremecí
—Mamá, mamá despertaste —y lloré, lloré de alivio aferrado su mano, pero que triste creer que ya terminó la tormenta cuando estás en el ojo del huracán
Traté de llamar a los doctores pero ella me detuvo:
—No le digas a nadie que desperté, no lo hables Noa, toma de mi bolso la usb que hay ahí, no le cuentes a nadie, ni a él, huye de él y mantente a salvo
—¿Quién es él mamá? ¿Quién es? —pero mi madre se había vuelto a quedar dormida, esta vez para siempre... y lloré, lloré de dolor, de un amargo dolor que me atravesaba los ojos en forma de gruesas lágrimas porque volvía a quedarme huérfano por segunda vez.
Logré reaccionar y busqué en el bolso de mi madre lo que ella me había dicho, lo encontré y salí del cuarto para ver el contenido en secreto, lo conecté a mi celular, dentro solo había un archivo, un video, una verdad, una muerte que mi madre descubrió, un asesino que estaba más cerca de lo que jamás pensé.
N/A:
¿Qué les parece hasta ahora la historia?¿Quién será el asesino? Pronto... en el próximo capítulo sabremos la verdad, pero aún quedan cosas por descubrirse.
ESTÁS LEYENDO
Las heridas de Zoe
RomansElla era una chica llena de heridas, llena de sonrisas rotas corriendo tras sus deseos para encontrar las ganas de vivir. Él era el antídoto, la cura para los rasguños que se habían marcado en la piel de Zoe.