SCENERY - KIM TAEHYUNG [MONOCHROME FOUR]

012

Taehyung adoraba estar en set, la realidad era que, actuar le interesaba mucho, así que todo le sorprendía.

Le habían permitido sentarse cerca del director, para así poder observar, callado y tranquilo, como él hacía su trabajo.

Pudo ver como Eunjoo, bailaba un solo, sufriendo su transformación al cisne negro, él no esperaba ver una de las escenas más impactantes de la película tan pronto.

Su expresión se lleno de sorpresa.

—¡Corte! Revisemos la toma.

Eunjoo se levantó del suelo caminando hasta las cámaras viendo la escena junto al director.

Ambos la aprobaron, sólo necesitaron una toma, lo que terminaba con su día de trabajo, un par de horas antes de lo planeado.

—Taehyung-ah —se acercó a su silla —Puedes moverte —rio —Se que te dijimos que tenías que estar tranquilo, pero te puedes mover, ven para que veas.

El chico sonrió, levantándose para así acercarse, apoyando su barbilla en el hombro de la chica, sintiéndose tímido.

—Taehyung también quiere ser actor —ella le explicó al director en perfecto inglés.

—Es muy guapo, ¿Le gustaría salir de extra mañana?

—Le preguntaré, ahora iremos a descansar al hotel.

—Okey, okey, tengan buena tarde.

La chica asintió, tomando del brazo a su novio.

—¿Por qué le dijiste eso? —rio.

—Sé que te gusta, creo que deberías intentarlo más, te veías emocionado.

—Me sentía como un niño en una tienda de dulces.

—¿Qué te gusto más?

—Tu baile es una maravilla —suspiró —Eres muy buena, y tus expresiones, guau.

Ella rio.

—¿Qué hay de las demás cosas?

—Podría hablar de los detalles por horas, todo está tan... planificado.

—Si, llevaron bastante tiempo en preproducción.

—Me alegra mucho que hayas conseguido el papel, Bong Bong, estoy orgulloso de ti.

Eunjoo abrió bien los ojos.

—Nadie nunca me había dicho algo así.

—¿Cómo qué?

—¿Orgulloso de mi? Es la primera vez que escucho eso en mi vida —lo abrazó —Gracias.

—Te presumiría en todos lados si pudiera.

—Sería nuestro fin —bromeó.

—Ash, si —ladeó una sonrisa —Algún día.

—Algún día.

Se dirigieron al hotel, junto al oso de felpa gigante y ramo de flores.

—Voy a tomar una ducha —anunció la chica.

—¿Puedo? —cuestionó, sentado a la orilla de la cama, actuando tímido.

—Si.

Él se levantó de un salto, tomando su muñeca, adelantandose al cuarto de baño, donde la acorraló contra la puerta, pasando sus labios por su cuello, rozandola con tanta delicadeza qué los escalofríos se apoderaban de su cuerpo.