Habían pasado más de dos años desde que Aziraphale se había marchado, para Crowley fue muy difícil aceptar que su amigo ya no estaba, a veces se perdía por días durmiendo o alcoholizándose, eventualmente regresaba a la librería, cuidaba de Muriel, a diferencia de los otros Ángeles, ella le caía bien, alguien a quien le gustaba ayudar.
A veces desaparecía, sin avisar, solo se iba y volvía sin más, sin explicaciones ni comentarios por su ausencia.
Un día llego un sobre a la librería y de inmediato Muriel fue a hablar con Maggie, se trataba de un paquete de Crowley -que se había marchado hace cuatro meses- entro otras cosas contenía una carta suya, ambas leyeron la carta que iba dirigida a Muriel y no pudieron evitar derramar varias lágrimas.
—Es momento de llamar a Aziraphale, Muriel.
—¿Crees que sea buena idea?
—No nos va a perdonar si lo ocultamos.
Muriel entró a la librería y tomó el teléfono anticuado, el Arcángel supremo había hecho un milagro para poder comunicarse con el cielo. Muriel no acostumbraba usarlo a menos que fuera algo importante, Aziraphale por su parte se comunicaba con regularidad, tratando de disimular su preocupación por la librería cuando en realidad quería saber cualquier cosa del demonio, Crowley le enseñó a mentir y ella siempre le decía que él estaba bien.
Aziraphale no contestó al momento, pero una hora después le devolvió la llamada.
—Muriel querida, ¿qué pasa?
—Arcángel supremo, necesitamos hablar, debe venir a la Tierra.
—¿Por qué? ¿qué pasó? ¿es Crowley?
—No se lo puedo decir, por favor baje.
A las 9 de la mañana del día siguiente Aziraphale entró a la librería, Muriel, Maggie y Nina ya estaban ahí tomando un café
El Arcángel llevaba un traje blanco, el cabello ligeramente más largo, una gabardina azul claro y se notaba su rostro cansado, se sentó en su sillón cerca de ellas, Nina le acercó un vaso de chocolate, intercambiaron algunas palabras sobre las novedades en sus vidas, había muchas cosas por contar solo que ahora eso parecía irrelevante.
—¿Van a decirme qué sucede? ¿dónde está Crowley? Dijiste que vivía aquí.
—Es complicado —dijo Maggie y le entregó una carta— esto llegó ayer.
El arcángel la tomó y comenzó a leer.
"Querida Muriel, este tiempo que pasé a tu lado fueron muy reconfortantes, el dolor que sentía era inmenso, pero tú lograste mantenerme en pie con tu entusiasmo y tus preguntas interminables, me hubiera gustado pasar más tiempo conociéndote, si tuviera que confiar mi vida a alguien sería a ti. Gracias por todo abeja, no tienes idea la luz que irradias, espero que compartas esta carta a Maggie y Nina porque ustedes tres fueron mis únicas amigas, siempre preocupadas por mí siempre con una sonrisa, al menos la mayoría de ustedes, ayudaron a que el dolor no fuera tan intenso.
Maggie, no sé cómo conservas esa sonrisa en tu rostro cada día, incluso cuando todo te va mal, espero que sigas así y que seas tan luchadora como hasta ahora y que seas muy feliz junto a Nina.
Nina, eres fuerte y tenaz, es momento de que confíes más de las personas que te quieren, que hayas aceptado tu amor por Maggie ya es una ventaja, espero que se amen siempre, ustedes me emboscaron para declarar mi amor y no salió bien, así que me lo deben, no se atreva ni por un momento a pensar en separarse.
Queridas amigas, discúlpenme por dejarlas, lo intenté, se los prometo, el dolor fue más grande que yo.
Les deseo la felicidad y el amor que yo no soy capaz de tener, les dejo a cada una algunas acciones que compré, con eso, en algún tiempo, espero, puedan comprar muchos libros, comprar una casa, poner un negocio nuevo, eso es para Maggie, obviamente.
Gracias mis queridas amigas, no me busquen no voy a volver jamás.
Pd. Les dejo los documentos de las acciones y una carta para Aziraphale, por favor hágansela llegar".
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Cuando te marchaste
FanfictionCrowley lleva algunos meses ausente de la librería, no es una cuestión extraña, él a veces hacia eso, hasta que una par carta lo cambia todo. ¿Cómo se afronta la ausencia de aquel que tanto se quiere? ¿Cómo se sobrevive a un corazón roto?