XIV. ¿Qué quieres?

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Crowley se permitió no contar los días en que despertó con el ángel, su ángel, en sus brazos, por qué por una vez creyó que esto duraría y cuando se despertó sin él, sabía que esos maravillosos días habían llegado a su fin.

La cabeza le daba vueltas, peor que la peor borrachera, pero que la resaca mas fuerte que haya experimentado, se levantó con la sensación de vacío y fue por whiskey, entonces lo vio, seguía ahí, en su sillón, sentado con la cabeza entre las manos.

—Te dije que te fueras, Aziraphale.

—No quiero irme.

—No quieres estar conmigo, no quieres marcharte ¿que demonios quieres? —le dijo con amargura.

—A ti.

—A mí —comento con ironía— ¿y para qué exactamente, para rescatarte, reconfortarte, animarte?

Aziraphale había tomado toda la noche en un intento por evadir sus sentimientos, sus pensamientos y su cordura. Quería ir directo a la habitación que tantas noches había compartido con Crowley, aquella donde se sentía a salvo, dónde no había pesadillas y el dolor no se atrevía a entrar. Quería envolverse en sus brazos, probar sus labios, pero aún en la profundidad de su embriaguez se sentía cobarde.

Se levantó del sillon, camino hacia donde Crowley estaba parado, sabía que apestaba a alcohol, que estaba desalineado y que su mente no procesaba ni sus propios pensamientos.

Cuando estuvo frente a él se lanzó para darle un beso, apenas sus labios tocaron al demonio, él lo separó.

—No puedes volver a hacer eso. Vete Ángel, suficiente daño nos hemos hecho, te he querido desde hace mucho tiempo y te seguiré queriendo después de esto, pero ya no puedo soportar tenerte cerca. Vete, por favor.

—Entonces, ¿no quieres estar cerca de mí porque no siento lo mismo que tú?

—No quiero estar cerca de ti porque sé que sí sientes algo por mí, y tienes tanto miedo que prefieres herirme antes que admitir tus sentimientos.

No espero una contestación, no deseaba escuchar nada más, salió para cuidar de su jardín, no supo cuanto tiempo paso, solo supo que el sol estaba en lo alto del cielo cuando sintió el milagro que anunciaba la partida del ángel. Sintió el milagro que anunciaba que estaba solo, de nuevo.

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Me cuesta mucho escribir al final de un capítulo, nunca sé que poner, pero está semana fue el día contra la prevención del suic idio y está historia toca ese tema, así como la depresión, entonces creí que podía atreverme a escribir algunas líneas.

Lectores, primero, gracias por sus estrellas y sus vistas, en verdad lo agradezco. Segundo, sé lo difícil que a veces es abrirnos a lo que sentimos, a todas esas cosas que nos aterran o que nos susurran al oído que todo está mal, por favor, no las escuchen, ustedes son valiosos, esta vida, a veces es difícil pero también es maravillosa. Espero que si están atravesando por un proceso difícil encuentren a una persona con la que puedan abrir su corazón y pueda apoyarlos, pedir ayuda nunca es un signo de debilidad. Les comparto el número de ayuda para la prevención del suic idio para México y también les dejo está bella imagen de Michael.

 Les comparto el número de ayuda para la prevención del suic idio para México y también les dejo está bella imagen de Michael

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Creo que el mensaje fue más largo que el capítulo, me disculpo y les mando mucho amor. Felices fiestas patrias 😁

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