Los siguientes días, a pesar de que Aziraphale seguir inconsciente, fueron muy estresante. Muriel aplicaba el bálsamo y gracias a eso empezó a despertar, aunque sea solo unos minutos, Crowley no se separo de él, le hablaba, tocaba su rostro, el ángel apenas y era consiente de lo que pasaba a su alrededor.Una semana después estuvo consiente al menos veinte minutos.
-¿Ángel? ¿Cómo te sientes?
-¿Dónde estoy?
-En tu habitación, ¿te duele algo?
-Todo, me duele mucho la cabeza - volteo a ver a Crowley, y con un aire de esperanza le dijo- estás aquí.
"¿Dónde estás, Crowley?", "No te vayas", "Te necesito", "No me dejes", "¡Crowley!", eran cosas que a veces se escuchaban de los labios de Aziraphale mientras dormía, eso perturbaba al demonio, deseaba cambiar lugar con el ángel y no verlo sufrir, deseaba poder ayudarlo.
Poco a poco tenía más momentos de conciencia, se veía agotado, confundido, desorientado y muy triste. Cuando finalmente logro estar más de medio día despierto Crowley se comenzó a sentir más aliviado, sus amigas los visitaban y eso le daba espacio a Crowley para no tener que hablar sobre sus sentimientos y sus miedos.
Unos días después se despertó con los primeros rayos del sol, Crowley estaba acostado junto a él, se había quedado dormido, después de más de un mes se rindió ante el cansancio. Aziraphale no quiso despertarlo y solo se quedó contemplandolo hasta que, sin poder contenerse, comenzó a llorar, primero fueron solo lágrimas que se escapaban de sus ojos y después empezó a sollozar, lo que inevitablemente desperto al pelirrojo, entonces lo abrazó y dejo que se desahogara, le dijo palabras tranquilizadoras, pero nada parecía calmarlo, cuando los sollozos se calmaron tomó su barbilla para verlo a los ojos, los tenía rojos igual que su rostro.
-¿Qué te parece si te bañas, te pones algo cómodo y vamos por crepas? ¿O sushi? Tú decides.
El ángel solo asintió, se había quedado sin voz.
La comida apenas tenía sabor, se sentía tan vulnerable y se asustaba con cualquier ruido fuerte, le llevo varios días estar un poco más tranquilo, decidió que necesitaba volver a su vieja rutina en la librería, aunque solo estaba por ratos, seguía durmiendo al lado de Crowley, aunque no hablaban mucho.
Unas semanas después, Crowley estaba parado cerca de la puerta, sintió que ya estaba un poco mas recuperado y decidió externar su deseo de marcharse.
-¿Aziraphale? -levanto la mirada del libro que leía- voy a irme, veo que ya estás mejor y necesito un pausa, un descanso.
-¿De mí? ¿Necesitas un descanso de mí?
-No, de todo, le doy vueltas a todo lo que ha pasado y siento que debo alejarme un poco. Quizás me vaya por dos semanas y si necesitas algo vendré enseguida.
Aziraphale sentía que lo estaba perdiendo de nuevo.
-¿Cuándo planeas irte?
-Mañana en la mañana, voy a estar en la otra habitación, por si necesitas algo.
-¿No dormirás conmigo? -dijo con dolor.
-Me gustaría buscar algo que dejé la última vez. Buenas noches -dio la vuelta para salir de la habitación
-Cuando hablé con ella, le reclamé por lo que pasó contigo, por volverte un demonio y que no podamos estar juntos.
Crowley se quedó callado por un momento y no se dió la vuelta para verlo.
-No debiste hacer eso, creí que habías aprendido la lección con lo que me pasó a mí.
-¿No quieres saber lo que me dijo?
-No, lo que es, es; no quiero saber nada más de ese asunto y tú deberías hacer lo mismo.
-¿Y qué hay de nosotros?
-Somos amigos, siempre lo seremos.
Salió de la habitación sin mirar atrás, quería solo esconderse, ya no quería tener abiertas esas heridas. Se marchó de la librería antes del amanecer, sin notas ni despedidas.
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Cuando te marchaste
FanficCrowley lleva algunos meses ausente de la librería, no es una cuestión extraña, él a veces hacia eso, hasta que una par carta lo cambia todo. ¿Cómo se afronta la ausencia de aquel que tanto se quiere? ¿Cómo se sobrevive a un corazón roto?