XV. Solo por él

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Ya había sufrido suficiente, dolía como la primera vez, mentira, no dolía como la primera vez, está vez estaba mezclado con rabia, con ese sentimiento de frustración y decepción, estaba tan cansado de sentirse así, de llorar en silencio y que nada tuviera solución que solo dejo que los días pasarán.

Despues de un tiempo decidió que era momento de empezar de nuevo, de dejar el lugar donde por fin pudo estar junto a su ángel y dónde termino perdiendolo. Ese lugar era un recordatorio de lo que pudo tener y jamás llegaría a ser.

Empaco todo lo que había, no tenía muchas posesiones en ese lugar, eran cosas de las que podía prescindir, pero eran cosas que llenarían el enorme espacio vacío de su cabaña, la cabaña que compró para Aziraphale y para él y que ahora solo albergaría a un huésped, un triste y desdichado huésped.

Fue una tarea tediosa, meter los objetos en el Bentley, conducir fuera de los límites de la barrera y mandarlos con un milagro hasta la cabaña. Lo peor fue desenterrar todas las plantas del jardín y esperar que soportaran el viaje hasta su nuevo hogar.

Sintió un poco de melancolía al dejar el lugar que había compartido con el ángel, pero ya no quedaba nada más que dolor ahí, cerró la puerta y se marchó.

Le preocupaba que al hacer tantos milagros Shax lo volviera a contactar, con todo lo que había pasado ese era el menor de sus problemas, así que hizo lo que tenía que hacer y esperaría las consecuencias.

Llevaba varios días trabajando en el nuevo jardín, una tarea más complicada de lo que esperaba, cuidando que cada planta se adaptara al cambio. Estaba en la cocina tomando un espresso antes de empezar a trabajar, mientras lo degustaba sintió que algo cambió, algo en el aire se sentía diferente, incluso maligno, algo andaba terriblemente mal.

Corrió al Bentley y con un milagro se transportó lo más cerca que pudo de la librería, llegó a un callejón lejos de ojos curiosos, solo tuvo que manejar por dos calles, saltó fuera del auto apenas se estacionó frente a la librería y entro haciendo un gran ruido, provocando que todos los presentes voltearan a la vista hacia él.

—¡Aziraphale! -llamó asustado.

El ex Arcángel estaba contra una de las columnas de la librería, golpeado, sangrando del abdomen y siendo sujetado en el cuello por el antebrazo de nada menos que Metatrón. Cuando éste vio al demonio correr hacia ellos hizo un ademán de alejarlo, lo que hizo que Crowley saliera volando y chocando contra una de las paredes, cuando Metatrón movió el brazo perdió la daga que tenía en la mano y con la que había estado atacado a su víctima.

Michael y Uriel, estaban observando toda la escena, Crowley las miro con rabia, otra vez esos malditos angeles conspirando contra Aziraphale, entonces notó su mirada de pánico y se dió cuenta que ellas no podrían moverse.

-¡Crowley! -chillo el ángel, con un tono de esperanza y dolor, trató de zafarse del agarre que lo tenía prácticamente inmovilizado.

—¡¡No!! -gritó con furia Metatrón y lo golpeó el estómago, provocando que nuevas lágrimas rodarán por sus mejillas.

Crowley trato de levantarse, no pudo mover un músculo, estaba paralizado, comenzó a sentir pánico, necesitaba ayudar a su ángel y no podía siquiera hacer un milagro, solo pudo observar.

-Ya no se puede revertir -fue lo único que Aziraphale puedo decir cuando recupero un poco el aliento.

-Si no lo haces, ese demonio será borrado del libro de la vida -señalo a Crowley- tuve que hacerlo pasar por muerto para que no pudieran detener el poder del infierno y aún así te las arreglaste para salirte con la tuya, ¿acaso tengo que matarlo?

-No lo mataste porque te delatarias, Ella te perdono cuando lo convertiste en demonio porque le dijiste mentiras, jamás te perdonará si lo matas, sabes que era uno de sus favoritos.

Crowley no podía creer lo que escuchaba, aún así, era más grande su pánico que su asombro, no podía hacer nada para ayudar a su ángel.

-¿Dónde está? -volvio a preguntar Metatrón.

-Nadie lo sabe, tendrás que esperar 33 años, fue idea de Ella, este es su plan.

-¡¡¡NO!!! -Metatrón estaba tan furioso que dejó salir sus alas, todos se sorprendieron, eran unas enormes y aterradoras alas escarlata, daba la sensación de que en cualquier momento comenzarían a sangrar.

Ninguno de los presentes había visto unas alas de ese color, no podía ser nada bueno, estaban inmóviles y muy asustados.

Una ola de cólera se desató en Metatrón cuanto se vio expuesto, atrajo la daga de nuevo a su mano y se la clavo varias veces a Aziraphale, hasta que Crowley hizo lo único que se prometió no volver a hacer cuando fue expulsado del cielo.

La única cosa que se prometió no hacer la hizo por él, solo por él: le rezó a Ella.

Cuando te marchasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora