Aquella Luna

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Colin

Viajando, ya sin preocuparme por escribir a nadie, tenía más libertad, de ir y venir a cualquier ciudad o país, conocí a más personas, hizo amigos, sentí que me acercaba a ser el hombre que la sociedad en Londres esperaba, pero aún así no había encontrado un propósito en mi vida, por lo que comencé a escribir sobre mis viajes, si bien ya lo hacía, está vez intenté hacerlo con más profundidad y haciendo que mis aventuras fueran tan entretenidas como vivirlas.

Debido a que ni mi familia se interesaba en leer mis cartas, era más un relato para mí, iba y venía a cualquier ciudad, lo raro era que aún conociendo tantos lugares, no me sentía parte de ninguno.

Un día en París viendo la luna mientras intentaba dormir, su tono era entre naranja y rojo, fue muy raro ver esos colores en la Luna, normalmente caracterizaban al día, fue hermoso, esa noche mientras dormía, soñé con Pen, estábamos frente aquella hermosa luna, en aquel instante yo le estaba platicando sobre mis viajes, ella escuchaba atenta, me sonreía y tenía un brillo en los ojos que nunca había visto, de pronto le pregunté porqué no había contestado mis cartas, justo iba a contestar cuando alguien tocó a la puerta y me despertó.

Después de aquel sueño sabía que extrañaba a mi amiga, que no era yo, el hombre desinteresado y estoico en el que intentaba convertirme, supongo que soñé con ella porque la extrañaba y también extrañaba el sentirme comprendido y escuchado, pero cuando me desperté completamente, me había venido a buscar un amigo que había hecho en el viaje en barco, de alguna manera actuando de aquella manera había conseguido más amigos, recuerdo que en Londres normalmente no tenía tantos amigos, o se portaban tan fastidiosos como Lord Fife, tenía que encontrarme antes de que se llegará el inicio de la temporada en Londres.

En este viaje por todas estás ciudades, analicé el actuar de los caballeros, tomé en cuenta incluso las actitudes y actividades de alguno que otro Lord en Londres, entre ellos mis hermanos, entonces me dí cuenta que solo era cuestión de saber que tanto podía sentir, expresar o incluso hablar.

Seguía en mi viaje y puse en práctica mis aprendizajes, poco a poco las señoritas se interesaban más en mí, por mí personalidad misteriosa, me puse en forma, también cambie mi guardarropa por la moda en París, que siempre era la ciudad ícono de la moda, con todos estos cambios, capte la atención de una condesa, con quién pase grandes veladas, en ese momento supuse que ya me había amoldado lo suficiente a la sociedad, pues si una mujer de ese estatus se pudo interesar en mí, en Londres con una familia tan influyente sería aún más fácil.

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Se había sentido bien encajando con todos y de alguna forma siendo más descarado que antes, pero aún estaba en busca de algo, no se sentía completo y quizá ahora ni siquiera se podía sentir él mismo, estaba experimentando algo nuevo, le estaba funcionando, hasta ahora se sentía bien por la aceptación de los demás.

Pareciera que él ahora era quien todos esperaban que el fuera, sí era muy diferente al Colin ingenuo que estuvo a punto de casarse con Marina, pero seguía igual de lejos de saber cuál sería su propósito en la vida, tenía claro que quería dejar una huella en el mundo, que lo recordaran como a sus hermanos. Anthony sería recordado por ser el primogénito Bridgerton y heredar el título de Vizconde, Benedict quizá aún no tenía un reconocimiento oficial, pero estaba esforzándose por obtenerlo y ya había iniciado el camino en el arte, pero Colin se sentía perdido, sin rumbo y además viajando, menos lo recordaban, pues no sé acentaba en ningún lugar, y quizá lo conocían más personas pero solo era de vista y las pocas que sí convivían con él, no lograban conocerlo, más allá de sus aventuras.

Lo Inesperado (Polin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora