5. celebración

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Juanjo se acomodó el pelo y echó una mirada al espejo. Se veía bien. Llevaba unos pantalones negros cargo muy anchos junto con un body, también negro, con una especie de roturas que le daban un rollo moderno. Como iba un poco justo de tiempo, decidió no afeitarse. Se oscureció un poco la línea del ojo con un tono oscuro y se dispuso a salir de su habitación del hotel al encuentro de sus amigas, quienes lo esperaban abajo.

— MY GOD! ¡Estás guapísimo! —exclamó Kiki al verle bajar.— La discoteca va a caer rendida a tus pies.

— ¿Cómo se supone que voy a hacer para que Alex se fije en mi teniéndote a ti al lado? Solo me queda la esperanza de que sea hetero...

— Pero si vas preciosísima, Denna. Verás que no te quita los ojos de encima. Además, ya os dije que no quiero nada con nadie.

— Eso ya lo veremos, maño, la noche es joven. Vamos, que el taxi nos está esperando.

El local donde se iba a celebrar la fiesta estaba situado en uno de los numerosos callejones oscuros de la ciudad, pero aún así era bastante frecuentado. Los amigos de Kiki les invitaron a su reservado, ya que preferían estar más tranquilos y no mezclarse con el resto de gente. Debido a la proximidad de su siguiente prueba, muchos bailarines decidieron no beber mucho aquella noche, pero Juanjo sintió que era necesario olvidarse un poco de todas las preocupaciones que no paraban de rondar en su cabeza. Estaría bien desconectar un poco.

Al llegar, saludaron al grupo de gente, el cual estaba compuesto por una mezcla de integrantes de diferentes equipos de la competición, aunque la gran mayoría eran de Urban Beat. Se presentaron a los que todavía no habían tenido la oportunidad de conocer y comenzaron a pedir sus copas.

Bajaron a la pista y estuvieron un buen rato bailando despreocupadamente al ritmo del reggaeton que retumbaba en las paredes, restregándose entre ellos. Juanjo no se separó de Denna y Naiara, quienes le vitoreaban mientras él se mecía al ritmo de la música, dándolo todo, sin ninguna vergüenza gracias a los efectos del alcohol. Un par de veces sintió miradas sobre él, pero decidió ignorarlo. Era día de disfrutar.

Cuando ya se notaron demasiado cansados y sudorosos como para continuar, decidieron unirse al resto del grupo del reservado y sentarse a recobrar fuerzas. El alcohol siguió rondando entre bromas y conversaciones animadas.

— Vamos a jugar a algo, ¿no? —propuso Naiara, siempre tratando de avivar el ambiente—, un "yo nunca", para conocernos mejor. Ya sabéis, alguien dice una cosa y si la habéis hecho bebéis.

— Dale, loki. —contestó Lucas sonriendo, el uruguayo.— Siéntense todos acá en un círculo.

— Vale, empiezo. —se adelantó Denna.— Mmm... Yo nunca he ido a una competición con resaca de la noche anterior.

Todos rieron y varios integrantes de Urban Beat, incluidos Ruslana y Martin, dieron un trago a su bebida. Juanjo se preguntó cómo podían ser tan irresponsables y estar compitiendo a un nivel tan alto. Ese tipo de cosas le parecían insólitas.

— Yo nunca he discutido con algún compañero de mi grupo. —preguntó esta vez Alex.

Denna y Juanjo se miraron y rieron, para después llevarse sus copas a la boca recordando las numerosas ocasiones en las que habían estado días sin hablarse por cualquier malentendido. Lo bueno era que siempre lo acababan solucionando.

— Yo nunca he admirado a otro bailarín de este círculo. —intervino de repente Martin, esbozando una sonrisa de suficiencia. Aunque muchos participantes más bebieron, él mantuvo su mirada fija en Juanjo, quien, cabreado, bebió un sorbo rápido. Para su sorpresa, observó como el vasco le imitaba sin apartar los ojos de él.

— Yo nunca me he sentido atraído por alguien de aquí. —preguntó Chiara, mirando a Denna, su objetivo siendo averiguar si a Alex le gustaba la rubia. Efectivamente, ambos bebieron mirándose de reojo, lo que provocó un ligero sonrojo en la chica. Naiara la dedicó una sonrisa orgullosa, mientras también bebía un sorbo de la suya.

Juanjo volvió a sentir la mirada de Martin sobre él, pero esta vez era tan intensa que casi parecía que quemaba. Ruslana se giró sorprendida cuando su amigo bebió un largo trago de su mezcla, todavía con la atención puesta en la reacción del maño.

— ¡Te gusta alguien y no me dices nada! —exclamó la pelirroja fingiendo exasperación. El vasco se rio, tratando de quitarle importancia al asunto, pero Juanjo no pudo evitar tensarse. Cada vez entendía menos a Martin. Todavía trataba de asimilarlo cuando el mencionado volvió a hablar, esta vez en un tono más bajo pero que se escuchó perfectamente.

— Yo nunca he tratado de ocultar mi verdadera opinión sobre alguien de aquí haciendo parecer que le odio cuando en realidad lo que tengo es envidia.

"Gilipollas". Juanjo dejó su copa sobre la mesa con un sonoro golpe, harto de la situación, y se levantó rápidamente, excusándose, para dirigirse al exterior del local.

No podía creer lo descarado que era el pequeño, no entendía por qué no le dejaba en paz.

Pues claro que le tenía envidia, Martin era la definición de todo a lo que aspiraba Juanjo en el mundo del baile. Siempre le había admirado, desde que le vio por primera vez en aquel vídeo de presentación. Había llegado incluso a idealizarle, deseando poder conocerle y ser su amigo algún día.

Pero todo esto se había desmoronado nada más oírle hablar por primera vez. Cada palabra que salía por su boca estaba cargada de arrogancia y superioridad. No comprendía por qué todo su entorno le adoraba, si su única preocupación era recalcar que era mejor que el resto.

¿Y a qué cojones había venido la otra pregunta? ¿Por qué había bebido Martin, mirándolo fijamente, revelando que se sentía atraído por él? Estaba convencido de que lo había hecho para confundirle más, para sacarle de quicio y volverle loco.

— Amor, ¿te encuentras bien? —escuchó la voz de Denna a sus espaldas, para después notar como su mano se posaba sobre su hombro.

— No entiendo qué cojones le pasa conmigo. Primero dice que me admira, luego insinúa que se siente atraído por mí y luego me llama envidioso. Sin ningún tipo de disimulo. Te lo juro que no lo entiendo, tía.

— Todos nos hemos quedado en shock, la verdad. En cuanto te has ido, ha cogido a Ruslana de la mano y se han bajado a la pista de baile. El ambiente se ha quedado bastante tenso. Kiki ha ido a buscarles para preguntarle qué le pasaba, y entonces he salido yo a ver si estabas bien.

— No sé, Denna. Estoy harto de todo esto, de él. Y llevamos apenas una semana de competición. ¿Cómo se supone que voy a aguantarle dos meses enteros? Me voy a volver loco.

— Yo sigo de acuerdo con la opinión de Kiki. Martin es super agradable y amoroso con todo el mundo, pero parece tener una extraña fijación en ti desde que te vio por primera vez. Creo que si os dieseis la oportunidad de conoceros, podríais encajar muy bien. Y no lo digo por la tontería del shippeo, aunque no niego que es algo que me haría bastante ilusión. Solo quiero que estés feliz.

— Es que estoy harto de que las personas me decepcionen siempre. Tal vez soy yo el tonto, creándome expectativas que no son reales...

— No puedes saber el motivo detrás de todo ello, Juanjo. Solo lo descubrirás si te permites intentarlo.

rhythm revolution | juanjo y martin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora